Economía

El capital social se ha destruido en España a tasas superiores al 20% anual en los años de crisis

Jueves 12 de noviembre de 2015
España es el país de la OCDE donde la caída del capital social ha sido más intensa entre 2007 y 2011, y se ha situado en el 22,7%. Los países donde más se ha reducido el capital social son aquellos en los que la crisis ha sido más intensa (España, Irlanda, Grecia, entre otros). La destrucción del capital social ha sido generalizada en todas las comunidades autónomas y provincias, y particularmente intensa en Canarias, Murcia, Castilla-La Mancha,La Rioja y la Comunitat Valenciana, donde se redujo a un ritmo superior al25%. La crisis ha afectado de forma desigual a todas las dimensiones del capital social: la confianza en la gente en general o en las fuerzas de orden (policía) ha aumentado, mientras que la confianza en las instituciones políticas (partidos políticos y parlamento) y judiciales ha disminuido más de un 25%. También han aumentado durante la crisis la participación cívica y en asociaciones voluntarias. Por ejemplo, la firma de peticiones ha crecido un 24% y el trabajo en asociaciones voluntarias un 26%. La recuperación de una trayectoria sostenida de crecimiento en España podría versedificultada mientras se encuentre atrapada en el círculo vicioso que representan la desconfianza y la falta de disposición a cooperar.

Uno de los efectos más dañinos derivados de la crisis económica en España es que, al quebrar las expectativas de muchos agentes de prosperar, se ha reducido su disposición a cooperar y destruido buena parte del capital de confianza que ello representa.Este capital social, de acuerdo con el indicador sintético elaborado por el Instituto Valenciano de Investigaciones Económicas (Ivie), se ha destruido a tasas superiores al 20% anual en los años de crisis en España, el país de la OCDE donde más intensamente se ha reducido. Por tanto, elefecto dinamizador de las relaciones sociales y económicas es ahora sustancialmente más escasoque en los años de bonanza.

En consecuencia, el logro de resultados positivos en ámbitos económicos, políticos e institucionales es más complicado, pues los individuos son ahora más reticentes a la colaboración, priorizando los resultados particulares o egoístas que los colectivos, según recoge el informe Crisis económica, confianza y capital social,de la Fundación BBVA y el Ivie. Dirigidopor Francisco Pérez, director de investigación del Ivie y Catedrático de la Universitat de València,en colaboración con Lorenzo Serrano y Juan Fernández de Guevara, profesores de la Universitat de València einvestigadores del Ivie,el estudio analiza en profundidad las consecuencias que las dificultades de estos años están teniendo sobre las distintas dimensiones del capital social. Utiliza datos elaborados por la Fundación BBVA-Ivie y otros provenientes dela European Social Survey.

Tras cuantificar la trayectoria del capital social con la metodología elaborada por los autores, la obra considera también la evolución de la participación cívica, la confianza en personas e instituciones y la densidad de las redes sociales. Las principales conclusiones del trabajoconfirman que los resultados económicos influyen en las dimensiones de capital social más relacionadas con el nivel de actividad -como el empleo o el crédito-, pero también en la reputación de las instituciones públicas, que se ha resentido en estos años en los que la disposición a cooperar se reducía. En cambio, la confianza interpersonal, la participación cívica o la densidad de las redes sociales de los individuos no han reaccionado de igual manera y han resistido mejor el impacto de la crisis.

El capital social es un activo intangible que facilita los logros de resultados personales y de grupo, tanto económicos como sociales, gracias a que genera externalidades positivas y beneficios potenciales para los miembros de un grupo si estos cooperan entre sí. Estos beneficios se derivan de la confianza yel respeto a las normas y valores compartidos, que tienen efectos favorables sobre las expectativas y los comportamientos de los miembros del grupo, haciendo más fácil su interacción en las densas y complejas redes sociales que conforman las sociedades actuales.

El indicador sintético de capital social estimado en la monografía se basa en el cálculo de costes y beneficios esperados -sobre todo económicos- que los individuos realizan para decidirse a cooperar. Entre las seis variables consideradas se encuentran la tasa de paro -indicador de la probabilidad de ser excluido de las relaciones económicas-, la desigualdad social -indicador del grado de participación de los individuos en las ganancias colectivas-, el acceso al crédito, el nivel de estudios, la dimensión en la red social (población), y el horizonte en el que los individuos esperan participar en la sociedad -la esperanza de vida-. La monografía compara este indicador sintético con otros indicadores de capital social que no ponen el acento en lo económico, pues el capital social es multidimensional, pudiendo desarrollarse en ámbitos como la confianza en las personas -más o menos cercanas- o en las instituciones sociales, políticas, benéficas o religiosas, en la participación cívica, etc. En todos estos ámbitos el capital social se refleja en la disposición a cooperar, pero puede hacerlo de manera diversa y seguir trayectorias diferentes. De hecho, esto es lo que se observa durante la crisis.

Crisis económica y capital social

La crisis económica ha supuesto un punto de inflexión en las trayectorias de mejora de muchos individuos, en especial en los países que han sufrido en estos años importantes pérdidas económicas.En todos los países de la OCDE incluidos en el estudio el capital social se redujo en los años de crisis salvo en Alemania, Turquía, Corea del Sur, Austria y Polonia (gráfico 1). España es el país en el que este capital más se deterioró, cayendo a una tasa media anual superior al 20%, junto a países como Irlanda o Grecia.

Gráfico 1: Tasa de variación anual del capital social en los países de la OCDE, 2007-2011 (porcentaje)


Fuente: FBBVA-Ivie.

La relación existente entre los resultados económicos y la evolución de laconfianza es clara y los países que sufrieron más la dureza de los primeros años de crisis han visto cómo se reducía en mayor medida el capital social.Las dificultades económicas a las que se han enfrentado los individuos, el crecimiento del desempleo, la reducción del crédito y el aumento en la desigualdad han reducido la propensión a cooperar y a confiar en la sociedad.

Reducción generalizada en toda España

En España, la reducción del capital social ha sido significativa en todas las comunidades autónomas (gráfico 2). La menor contracción se observa en Ceuta y Melilla, el País Vasco y el Principado de Asturias, pero incluso en esos territorios las caídas han sido del 11,6%, 15,2% y 15,6% anual, respectivamente. En el extremo opuesto están Canarias, Región de Murcia, Castilla-La Mancha, Rioja y Comunidad Valenciana, con caídas superiores al 25% anual.

Por provincias, las mayores reducciones del capital social se registran en Castellón, las Palmas de Gran Canaria, Guadalajara, Lleida, Ávila y Albacete, con tasas superiores al 28%. En Valladolid, Asturias, Bizkaia, Salamanca y Ceuta y Melilla la reducción fue menor, situándose en valores entre el -11 y el -16% (cuadro 1). El efecto acumulado de tasas de caída del capital social tan elevadas es que sus niveles actuales son mucho más bajos.

Gráfico 2. Tasa de variación anual del capital social en las comunidades autónomas españolas, 2007-2012 (porcentaje)


Fuente: FBBVA-Ivie.

Los datos provinciales (cuadro 1) confirman que la pérdida del capital social en España tiene una estrecha relación con los aspectos económicos, según señala el estudio. Aquellas provincias donde más se contrajo la economía, mayor reducción del PIB y mayor aumento del desempleo,han acusado más la destrucción del capital social.

Estas diferencias entre países, o entre territorios dentro de España, están ligadas a la diversidad de patrones de crecimiento y competitividad pero también a la calidad de los distintos modelos de gobernanza de las instituciones, señalan los autores. “Se trata de una cuestión de indudable relevancia porque la pérdida de capital social supone un lastre adicional para retornar a la senda de crecimiento. Por tanto, la capacidad para recuperar el capital social perdido es clave para la velocidad de salida de la crisis y la fuerza de la recuperación”, destacan.

Cuadro 1. Tasa de variación anual del capital social, de PIB real y de la tasa de paro en las provincias españolas, 2007-2012 (porcentaje)


Fuente: INE y FBBVA-Ivie.

Dimensiones del capital social más castigadas: pérdida de confianza en instituciones sociales básicas

La mala situación económica ha sido fundamental para la erosión del capital social, aunque su evolución no ha sido la misma en todas sus dimensiones. Los niveles de confianza y de participación cívicaen España eran antes de la crisisrelativamente similares a los de la media de los 24 países europeos considerados (gráfico 3). Sin embargo, en el último año disponible de la European Social Survey se percibe claramente que las dimensiones del capital social más afectadas en España han sido la confianza en los representantes políticos, con una reducción del 44%, en el parlamento (-30%) y en el sistema legal (-16%). Mientras tanto, la confianza en la gente en general o en las instituciones de ordenpúblico (la policía) se ha mantenido. Asimismo, se ha incrementado el trabajo voluntario en organizaciones (26%),y la participación cívica -como la firma de peticiones (24%)-.

Este contraste entre distintas facetas del capital social respalda la hipótesis de que la crisis no ha puesto en cuestión la disposición de los individuos a cooperar en todas las direcciones, sino solo en algunas. “Lo que se ha puesto en duda es la solidez de determinados mecanismos socioeconómicos en los que se apoya la cooperación en las sociedades avanzadas actuales. Las expectativas favorables sobre las oportunidades que la sociedad ofrece -que sostuvieron la cooperación en el pasado- se han truncado y la confianza en las instituciones se ha reducido, especialmente en aspectos ligados a las transacciones económicas y la confianza en los políticos, el parlamento o el sistema legal”, señalan los autores.

La pérdida de confianza en las instituciones políticas se deriva, a su juicio, de la constatación de que los gobiernos no estaban en condiciones de cumplirpromesas y compromisos –tácitos o explícitos- adquiridos con los ciudadanos. “Al defraudar las expectativas de buena parte de la población, la reputación de las instituciones se ha resentido yen algunos casos se ha desplomado. Esto último se ha acentuado cuando, en circunstancias adversas, se han confirmado casos de mala gestión o corrupción”. En estas circunstancias la disposición a cooperar, colaborary participar de los individuos-especialmente en ámbitos económicos o políticos- se ha desvanecido y prima más la persecución de los objetivos particulares.

Gráfico 3. Indicadores de confianza, redes sociales y participación cívica. España vs. países europeos. 2002 y 2012

a) Confianza



b) Redes sociales y participación cívica


Fuente: European Social Survey.

El Eurobarómetro (una serie de encuestas periódicas llevadas a cabo por la Comisión Europea) ofrece información más reciente, pero solo hace referenciaa algunas dimensiones de la confianza(gráfico 4). La evolución de la confianza en las instituciones de justicia, la policía, el parlamento nacional y los partidos políticos confirma para los últimos años la imagen más estructural de la European Social Survey,advirtiéndoseincluso quese acentúa aún más la caída.

Los datos más recientes del Eurobarómetro muestranuna reducción sustancial de la confianza en instituciones políticas y judiciales, y el mantenimiento de otras dimensiones, como las instituciones de orden público. Según los autores res, “esa información indica que el importante deterioro de la confianza parece haber tocado suelo, percibiéndose en 2014 que, en alguna institución, ha comenzado a recuperarse”.

Gráfico 4. Evolución de la confianza en distintas instituciones. Eurobarómetro2003-2014(porcentaje de población que confía en la institución)


Fuente: Eurobarómetro (Comisión Europea)

Capital social y recuperación económica

“En España, la población pone en cuestión actualmente si puede confiar en participar en las oportunidades de la sociedad. La tasa de paro es muy elevada y la mitad de los jóvenes resultan excluidos de una actividad laboral que les aporte ingresos, al no encontrar empleo”, señalan los autores.El acceso al crédito para muchas familias también se ha complicado.Asimismo, a su juicio, se plantean dudas en relación con la confianza en las instituciones públicas y enquienes las gobiernan o aspiran a hacerlo derivadas de la dureza de la crisis económica. “La confianza es quebradiza y los ciudadanos son ahora más sensibles a los compromisos de los políticos en cuanto se refiere al estado de bienestar esperado y a su sostenibilidad en el tiempo”, subrayan.

La recuperación de una trayectoria de progreso se verá dificultada mientras el país siga atrapado en el círculo vicioso de la desconfianza. Sin confiar en las oportunidades derivadas del buen funcionamiento de la economía, o en las instituciones, es más difícil esperar disposición a cooperar de los individuos. Sin esta disposición es más complicado alcanzar consensos sobre las soluciones a adoptar en asuntos tan importantes como el desempleo o la sostenibilidad del estado de bienestar. “Es difícil porque las soluciones exigen con frecuencia asumir costes a corto plazo para abordar reformas que pueden ayudar a lograr beneficios futuros. Pero dado que estos beneficios no son seguros, para asumir los costes se requiere confiar en terceros acerca de que los cambios pueden tener éxito,algo más difícil de aceptar cuando el capital social escasea”, señalan los autores.