Motor

Ford Mondeo Sportbreak CDTI 180 CV 4x4 automático Titanium

Un familiar de altos vuelos

Mariano García Viana | Domingo 08 de mayo de 2016

Desde luego el título de familiar se queda corto en la actualidad para este tipo de vehículos con una carrocería algo más alargada que la de una berlina y con un amplio maletero y gran portón trasero. Realmente son coches prácticos, muy utilizables para el ocio, por ese dimensionado maletero, confortables y que además pueden tener un diseño tan o más atractivo que el de un sedán, incluso hasta pueden tener un toque deportivo, como es el caso que nos ocupa.



Las sucesivas generaciones del Ford Mondeo han ido mejorando el diseño de las versiones denominada últimamente como Sportbreak y por ello no es de extrañar que ahora la cuarta, vuelva a superar a sus antecesores. Pero además, esta nueva versión da un salto de calidad tan significativo que acerca al Mondeo en general y a esta terminación Titanium (Por no decir la exclusiva Vignale) a los modelos denominados “Premium”, superándoles incluso en alguno de sus aspectos. De entrada el Sporbreak, como es resto de la gama, ofrece un frontal más agresivo y sólido, gracias a su nueva parrilla y a la verticalidad de la misma. Siguiendo con el frontal, digamos que además de la impresionante calandra, los estrechos y aerodinámicos faros, incorporan la tecnología de leds, lo que hace que proporcionen una excelente potencia lumínica. Es de destacar que son orientativos en función de la posición del volante y además también incorporan la luz de día. Por su parte, los faros antiniebla están situados a cada lado de la entrada de aire inferior y son de forma redonda enmarcados con un bonito cromado. Desde la parte superior de la mencionada parrilla, el capó presenta dos pares de nervaduras que le recorren hasta el inicio del inclinado y grande parabrisas, dotando de más personalidad a esta parte que en generaciones anteriores.

Lateralmente, hasta la mitad del coche el Sportbreak es igual a la berlina, pero ya la puerta trasera, en su parte superior es más horizontal, pues el techo al prolongarse, tiene menos inclinación y no es hasta la tercera ventanilla cuando baja sensiblemente hasta la parte superior del portón. Este contiene una luneta de gran tamaño, tanto que se “desborda” por los laterales y lo mismo ocurre con los no menos generosos grupos ópticos, que parte de ellos se sitúan en el propio portón y parte en la carrocería prolongándose por los laterales, compartiendo la tecnología leds con la convencional. La boca de carga además de ancha, baja casi hasta el borde inferior de la carrocería lo que facilita notablemente el acceso y la carga de bultos en el amplio maletero que, sin abatir los asientos traseros ofrece un regular espacio de 525 litros y abatiéndolos se logra una plataforma de nada menos que 1.630 litros. Dos aplastadas e irregulares aperturas en los extremos de la parte más inferior del paragolpes ocultan las salidas del escape. Con el agresivo frontal, la reducida altura en general de la carrocería, las grandes y deportivas llantas de aleación, la tercera ventanilla que acaba en una “fuga” afilada hacia atrás, más la visera sobre la luneta, hacen que el Sportbreak tenga un aspecto realmente deportivo.

Si como ya hemos comentado este Sportbreak, como el resto de la gama Mondeo tiende a subir de categoría e incluso rondar a los denominados premiun en su aspecto exterior, no es menos cierto que el interior está a la altura y sigue su mismo camino. Nada más abrir las puertas, se aprecia el esfuerzo de la marca por mejorar, tanto el diseño como la calidad de los materiales empleados. Dentro de un diseño más bien sencillo, resulta agradable a la vista y bastante ergonómico. Lo más llamativo quizás sea el cuadro de instrumentos, en el que mezcla acertadamente los datos analógicos de los dos indicadores principales, con los digitales que se ofrecen entre ambos, en una pantalla que refleja distintos datos proporcionados por el ordenador además de la velocidad a la que se circula. La consola central, de líneas sencillas como el resto del salpicadero, contiene una gran pantalla multifunción de 8 pulgadas, que en su interior agrupa la mayoría de las funciones auxiliares del coche, incluidas las del climatizador, pues bajo ella apenas si se distribuyen un par de interruptores. El agradable volante de piel es también multifunción y desde él se controlan también un buen número de funciones, como lógicamente el control de crucero.

Los asientos en general resultan muy cómodos, especialmente los delanteros que con su diseño deportivo sujetan muy bien el cuerpo, contando además con regulación eléctrica y calefacción de serie en esta versión Titanium. Las plazas traseras gozan de un espacio más que suficiente, gracias al aumento de la batalla, estando diseñados mejor para dos plazas que para tres, aunque en anchura hay sitio de sobra para la tercera plaza. El maletero es amplio y muy aprovechable en sus formas, siendo su capacidad de 525 litros, que se pueden ampliar hasta los 1.630 litros si se abate el respaldo trasero en su totalidad, aunque siempre se puede elegir entre una proporción de un 60 y un 40. El equipamiento en esta versión es muy completo e incluye elementos tan novedosos como los cinturones traseros con airbag de tórax incorporado. Así mismo, en esta unidad probada se pudo disfrutar de cámara trasera, suspensión adaptativa, sistema de aparcamiento asistido, asistente de detección de peatones, BLIS de ángulo muerto en los retrovisores, etc.

El motor que equipa al Mondeo probado es el diesel TDCi de 1.997 c.c. que dispone de un rendimiento de 179 CV a 3.500 r.p.m. y un par de 400 Nm entre 2.000 y 2.500 r.p.m., lo que promete un funcionamiento dinámico y muy aprovechable como así es. Llama la atención en esta motorización que si bien al ralentí el nivel sonoro es algo elevado, una vez que se ha puesto en marcha y se han engranado velocidades más largas, apenas si se deja oír y parece un gasolina. Las prestaciones son más que dignas, consiguiéndose una velocidad máxima de 220 km/h y una aceleración de 0 a 100 km/h de 8,7 segundos. Con estas cifras y aunque sea un diesel, se anima uno a sacarle el partido a ese rendimiento pues además, aunque se le pise con decisión el consumo medio apenas llega a los 5 litros, gracias a que se cuenta también con la función “Star&Stop” y a las últimas tecnologías aplicables a este tipo de motores, 4 válvulas por cilindro, 2 árboles en culata, inyección directa, common rail, turbo de geometría variable, etc. La caja de cambios automática de doble embrague PoweShift es de 6 velocidades y su funcionamiento y relaciones están muy bien estudiados para sacar lo mejor del eficiente motor sin que se produzca la más mínima sacudida al cambiarse de una velocidad a otra.

En línea con la eficiencia descrita, nos encontramos con un comportamiento ejemplar. Las suspensiones, con sistema McPherson y barra estabilizadora, en el tren delantero y paralelogramo deformable con barra estabilizadora en el trasero, sujetan eficazmente al coche en todo tipo de circunstancia, sobre todo si se activa la función Sport en el sistema de suspensión adaptativa, aunque eso sí, los baches se notan claramente. De todas formas, en las posiciones Confort y Normal, el comportamiento sigue siendo magnífico, con la ventaja de que la comodidad no se ve resentida. Para aumentar aun más la seguridad y la eficacia del modelo se cuenta también con tracción a las cuatro ruedas, sistema Intelligent All Wheel Drive, capaz de hacer una transición de la tracción delantera, en circunstancias normales de adherencia, a la tracción total si las necesidades de agarre lo requiere.

En definitiva, un estupendo coche, muy fácil de conducir, con un consumo reducido, unas prestaciones casi pertenecientes a un deportivo y una presencia y calidad dignas de los denominados “Premium”, sin olvidar su faceta “familiar” por su capacidad y practicidad.


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