Tecnología

La libertad individual y la pornografía

Martín Marco | Lunes 29 de julio de 2019
España es un buen ejemplo de que cuarenta años de dictadura no se borran con otros cuarenta años de democracia. id:48265

Los efectos de la educación represora impartida durante el franquismo han durado, creo yo que duran aún, mucho más que el propio régimen.

Eso lo podemos notar en todo aquello relacionado con la sexualidad, el erotismo o la pornografía. Conceptos estos últimos, generalmente, usados con demasiada alegría como si fueran sinónimos.

Los que vivimos los años finales de la dictadura sabemos lo triste y casposo que era ese país llamado España pocos años antes de la muerte del dictador y lo que nos costó entender qué era en realidad la libertad. Me refiero a la libertad en el ámbito privado, es decir, a la capacidad de pensar libremente sin creer que todo es pecado.

Pero la capacidad de adaptación de los españoles a los nuevos tiempos fue muy buena. Al igual que años después adoptaríamos al euro como moneda sin mayores problemas y en un tiempo record que dejo asombrado a nuestros nuevos socios europeos, en temas más íntimos, como la libertad sexual, por ejemplo, los progresos fueron inmensos. Eso se notaba en todos los ambientes. Desde la universidad, donde las mujeres empezaban a reclamar su sitio en la sociedad, hasta en los kioscos de prensa, repletos de revistas de destape y desnudos. Ya no había que salir de España para comprar un “Playboy”.

Y llegó Internet

Muchos años después llegó Internet, que propició la transformación digital de casi todos los ámbitos de la sociedad, la aparición de nuevos negocios y las nuevas tecnologías comenzaron a cambiar nuestra vida. Es el caso del consumo de videos porno gratis o de peliculas xxx que pueden ser visionadas desde la comodidad del salón de casa sin que nadie nos moleste. Por supuesto, esto ha supuesto la desaparición de las revistas impresas que mencionaba antes, pero es el precio del progreso. Han desaparecido estas y otras muchas revistas de muy diversos contenidos simplemente por los adelantos tecnológicos.

Pero sigue habiendo gente que quiere controlarlo todo. La forma de divertirse o de pasar el rato de cada persona ha de ser una elección personal, siempre y cuando se respete la libertad de los demás. Son cada vez mayores los intentos de limitar la libertad de publicar, compartir o enlazar contenidos en Internet. Lo malo es que ahora estos intentos -que espero que no tengan ningún éxito- no están dirigidos por un dictador que se cree nombrado por díos, sino por costosísimas comisiones nacionales o internacionales que creen saber lo que conviene que pensemos y, por lo tanto, hagamos.

Los cambios en los modos de vida de las personas son evidentes, las formas de convivencia -cada vez hay más personas que elijen voluntariamente vivir solas- y de relacionarse con los demás han cambiado mucho, por más que algunos se empeñen en no verlo. Ahí tenemos el auge de los chat sexo en donde además de crecer el número de usuarios, también crece el número de mujeres y hombres que ofrecen sus servicios por este medio y redondean sus ingresos.

Si empecé hablando de la confusión entre los términos de sexualidad, el erotismo o la pornografía es porque ciertos poderes los quieren meter en el mismo saco para seguir menoscabando nuestra libertad.

Pero es una guerra que tienen perdida, mientras las nuevas tecnologías se usen correctamente, la libertad de las personas para invertir su tiempo y su dinero como quieran está garantizada.

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