El informe “TECNOLOGÍA CON PROPÓSITO” expone los motivos por los que plantear el impacto social como una de las prioridades de negocio. La investigación realizada apunta a que se dan los condicionantes básicos para que la tecnología sea una herramienta de reducción de la desigualdad y de la exclusión social.
Las conclusiones de esta investigación convergen en una línea común, la transformación tecnológica inclusiva y con propósito, un cambio que busque un auténtico desarrollo económico y social sostenible. En definitiva, un cambio al que se pueda sumar la mayor cantidad de actores de los distintos ecosistemas.
“La implicación de las empresas es básica. Una apuesta decidida por proyectos de impacto social en los que, de una manera u otra, la tecnología sirva para mejorar la calidad de vida de las personas, puede ser clave en la dirección final que tome la Cuarta Revolución Industrial, tanto en los países desarrollados como en aquellos en vías de desarrollo”, afirma Mónica Gil-Casares, coautora del informe y directora de Investigación, Innovación Social y Consultoría en Fundación CODESPA.
Las 9 principales conclusiones de este informe son:
El legado del modelo convencional de empresa únicamente centrada en el reparto de dividendos frena la puesta en marcha de iniciativas de impacto social y la propia actividad empresarial. Las empresas
que apuestan por fomentar un impacto social positivo del negocio consiguen asegurar la fidelización de clientes, mejorar el compromiso de los empleados, retener el talento, etc. Estos y otras muchas razones motivan a las empresas a apostar por un crecimiento más inclusivo.
La innovación tecnológica no debe verse únicamente como la solución definitiva frente a una situación de desigualdad o pobreza. El rol de la tecnología no es neutral. La tecnología debe ser un componente y un complemento más de cualquier proyecto social.
El informe revela que la telefonía móvil desempeña un papel fundamental en la lucha contra la pobreza, desmontando la creencia común de que con tecnologías más disruptivas, el impacto real es mayor. Esta situación responde a que en contextos de pobreza y exclusión, las personas se adaptan mejor a las herramientas tecnológicas más sencillas y accesibles.
Esta conclusión subraya la relevancia de que las soluciones tecnológicas con propósito deben cumplir las cuatro “aes” siendo adecuadas, accesibles, asequibles y estar adaptadas al colectivo al que se dirigen. En este sentido, distribuir tecnología si no se acompaña de un programa de formación específico para garantizar el uso adecuado entre la población beneficiaria no ofrece resultados. Por esta razón, deben elaborarse programas formativos adaptados que realmente ayuden a implantar la tecnología propuesta.
Las empresas cuyo propósito empresarial esté encaminado a contribuir al desarrollo de la sociedad se encontrarán con un retorno social y económico enfocado hacia el éxito. En el siglo XXI aquellas compañías que apuesten por aportar transparencia tendrán como garantía mejorar el posicionamiento de la marca.
Las organizaciones que integran la transformación digital dentro de su política empresarial facilitan luchar contra las desigualdades. El desafío se centra en ser parte activa de un cambio. Para que todo esto funcione, es necesario favorecer una cultura del dato, es decir, saber qué y cómo medir, además de interpretarlo.
Las soluciones tecnológicas disruptivas sin ninguna relación con la problemática local no lograrán ningún impacto. De modo que, para lograr una tecnología con propósito que se sostenga en el tiempo, se debe promover la interacción del sector privado con otras organizaciones especializadas e instituciones de diferentes ámbitos: sector público, mundo académico y ONG.
Una solución tecnológica básica puede repercutir mucho más en las condiciones de vida de las personas que los propios desarrollos innovadores, pero al mismo tiempo hay que tener en cuenta las leyes locales, regionales o nacionales. Por esa razón, antes de diseñar intervenciones con impacto social donde las herramientas tecnológicas sean protagonistas hay que estudiar en profundidad las necesidades y el contexto de los potenciales usuarios.
En una situación crítica como un desastre natural, ¿debe prevalecer la protección de los datos personales si de ello depende evitar un mal mayor para la población vulnerable? Este ha sido uno de los dilemas manifestados a lo largo de la presente investigación. La mayoría se decantan por realizar una intervención de emergencia humanitaria efectiva y precisa, el bienestar de las personas debe anteponerse a la privacidad de sus datos, pero a su vez los usuarios deben conocer bien qué se va a hacer con esa información, por cuánto tiempo y si se cederáa gobiernos, a otras empresas…