En la actualidad, la facturación global de la moda nupcial en España supone el 12,9% del conjunto del sector textil con una facturación de 1.300 millones de euros. Estas cifras sitúan la producción española en la segunda posición a nivel internacional. Por lo que este sector, sin duda, contribuye enormemente a consolidar la Marca España en el ámbito de la moda.
Estas cifras son también síntoma del incremento de ceremonias que hemos vivido en los últimos años. Tras los duros años de la crisis en los que el número de bodas descendió de manera considerable, el sector ha vuelto a remontar y son cada vez más las parejas que deciden dar el paso y casarse.
Sin embargo, aunque el número de bodas ha aumentado de manera considerable, son también muchos los novios que cuidan y limitan todo lo posible el desembolso que realizan en el día de su boda. La situación ha mejorado pero todavía hay parejas que buscan ajustar al máximo su presupuesto, lo que también influye en la elección del vestido de novia. Mi larga trayectoria en el sector nupcial me ha permitido conocer a multitud de novias y ver cómo evolucionan los gustos y tendencias, tanto en el diseño como en la gestión del presupuesto. Es por ello que en estos últimos años ha aflorado de manera significativa la moda de los vestidos lowcost, ofrecidos por tiendas de bajo coste que se lanzan a la producción de vestidos “de novia”. Sin embargo, aunque se venden como vestidos de novia, cabe destacar que los patrones y tejidos que se emplean para la confección de estos vestidos no tienen la calidad que tienen los vestidos de las firmas que hemos contribuido a posicionar la moda nupcial a nivel internacional.
La boda de una pareja es un evento lo suficientemente importante como para que los novios puedan permitirse, una vez en la vida, llevar unos trajes a la altura de las circunstancias. Por supuesto que es un placer llevar una prenda de lujo. Un vestido de novia, que no sea un vestido normal en color blanco, sino un verdadero vestido de novia, nos cambia, entalla de otra manera, se acopla a la perfección a nuestra silueta, destaca lo que debe y disimula lo que menos nos gusta, nos hace ver y sentir radiantes. Si hay un rasgo que ha definido siempre a los vestidos de novia, es que están concebidos para lucirlos una única vez en la vida. Aunque te cases más de una vez, no lucirás el mismo vestido que en tu primera boda. Por ello, los diseñadores nupciales cuando creamos un vestido de novia lo hacemos con la intención de diseñar un modelo único, en el que se cuida hasta el mínimo detalle. Patrones, confección, remates, bordados, etc., convierten estos vestidos en piezas de alta costura. Esto explica que tengan precios más elevados que los que puede tener cualquier otro vestido de una tienda de moda al uso. Un buen vestido cuesta lo que vale, y uno más barato, no puede tener nunca la calidad de uno más caro.
La moda nupcial española se ha convertido en referente a nivel internacional. Es fundamental para el sector que todos los eslabones que, de alguna manera formamos parte de la industria de la moda, trabajemos para mantener esta privilegiada posición a nivel internacional y que la moda nupcial continúe estando estrechamente ligada con la confección de prendas de alta costura, el empleo de materiales y tejidos de la más alta calidad, así como el cuidado más exquisito en su confección. En España nos falta un poco de orgullo y espíritu de país. Como el segundo productor de vestidos de novia del mundo, y el primero en cuanto a diseño, deberíamos defender nuestro producto a capa y espada. Que no sólo el sector, sino todas y cada una de las novias, sean, seamos, un referente de estilo en moda nupcial a nivel mundial.