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Hungría se sitúa a la cabeza de la gastronomía europea al ganar el Bocuse d´Or

Budapest se convierte en centro de la gastronomía y evoluciona con nuevas propuestas

Enrique Sancho | Lunes 16 de mayo de 2016
El equipo español, con Juan Manuel Salgado a la cabeza no logró calificarse para la final de 2017.

¡Lo consiguió! Tamás Széll, de 33 años, el chef del restaurante Onyx de Budapest, uno de los primeros que consiguió una estrella Michelin y es considerado uno de los mejores cocineros de Hungría ha sido el ganador del Bocuse d´Or Europeo y competirá, junto a otros 23 chefs de todo el mundo por hacerse con título mundial en 2017 en Lyon. Veinte chefs de todas partes de Europa han mostrado sus habilidades gastronómicas el 10 y 11 de mayo en Budapest, en la final europea del Bocuse d'Or, el concurso más importante del mundo, considerado como el “Oscar” de la gastronomía, cuya final mundial tendrá lugar el próximo año en Lyon. De este modo, y aunque solo sea por unos días, la capital húngara se ha convertido en el centro gastronómico del mundo y ahora puede presumir de tener una de las mejores cocinas europeas. El concurso se ha llevado a cabo en el marco de la exposición de la industria alimentaria internacional Sirha, que reúne a cerca de 350 expositores procedentes de Hungría y en todo el mundo, además de los aproximadamente 20.000 visitantes profesionales.

El país anfitrión, Hungría, ganó el concurso europeo del Bocuse d'Or 2016, y Suecia y Noruega completaron el podio, informa EFE, mientras que España no logró quedar entre los primeros once, por lo que no competirán en la fase mundial de la competición gastronómica más prestigiosa. De los 20 participantes de las dos jornadas y fuera de los primeros tres pasan a la fase mundial Francia, Islandia, Finlandia, Holanda, Suiza, Bélgica, Dinamarca y Estonia. España estuvo presente con el equipo del extremeño Juan Manuel Salgado, su ayudante, Adriá Viladomat, el entrenador José Manuel Miguel y el presidente del equipo, Adolfo Muñoz.

El jurado internacional, dirigido por el francés Serge Vieira, ganador del Bocuse 2005, premió también a Islandia por el mejor plato de pescado y a Francia por el de carne. Conforme a las reglas del concurso, la organización Bocuse, que lleva el nombre de sus fundador, el chef francés Paul Bocuse determinó los dos ingredientes básicos, que siempre son típicos del país anfitrión. De esta manera este año los platos presentados por los 20 equipos fueron preparados utilizando ciervo rojo y esturión con su caviar. Los cocineros contaron con cinco horas y 35 minutos para presentar los 14 platos de cada uno de los ingredientes principales.

En el centro de eventos Hungexpo de Budapest centenares de aficionados animaban a sus equipos con banderas nacionales, cánticos y tambores, en un ambiente semejante al de un evento deportivo. Salgado presentó sus platos en la primera jornada, el martes, junto a los representantes de Islandia, Austria, Noruega, Bulgaria, Finlandia, Alemania, Estonia, Reino Unido y Turquía. Los competidores de hoy fueron Holanda, Italia, Rusia, Suiza, Croacia, Francia, Bélgica, Hungría, Dinamarca y Suecia, todos contaron con cinco horas y 35 minutos para presentar 14 creaciones de pescado y otras 14 de carne. Los clasificados pasarán a la última fase mundial del más prestigioso concurso de cocina que se celebrará en Lyon (Francia) en enero de 2017, con la participación de 24 equipos de todo el mundo.

Los precursores húngaros fueron Tamás Széll que quedó en décimo lugar en 2013, el mejor resultado para un país que participaba por primera vez, y Gábor de Molnár que quedó en el puesto 13 en la última edición. España, en cambio no ha tenido mucha suerte en este concurso, pese a ser uno de los países con mejor gastronomía (con el mejor restaurante del mundo en el Celler de Can Roca) y 211 estrellas Michelin repartidas por todo el territorio nacional. En la última edición, el representante español quedó en el puesto 23 sobre 24, solo por encima del de Guatemala.

Bocuse d'Or, que se celebra cada dos años es el mayor desafío que existe para los cocineros de todo el mundo, un evento que ha superado con creces su importancia original cuando comenzó en 1987. También hay una gran competencia entre los proveedores, y las ciudades constantemente compiten por el derecho a celebrar las finales locales. Es por esto que es un logro extraordinario que Budapest haya conseguido el derecho a organizar la final europea. Los propios organizadores franceses han reconocido que las tradiciones gastronómicas de Hungría y el entusiasmo que encontraron dentro de la capital húngara contribuyeron mucho a su elección de Budapest para acoger la fase final continental. Esta es una oportunidad única para los cocineros húngaros, expertos y proveedores, un evento exitoso que puede reforzar a Budapest y convertirla en un bastión de la gastronomía.

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