Tras más de 20 años investigando cómo enseñar y aplicar el pensamiento cuántico para que cualquier persona u organismo pueda manifestar mejoras inmediatas en su vida o trayectoria, Arana lo define como el paradigma que permite entender que en la empresa todo está conectado. “Los trabajadores que no deben ser tratados como unidades de producción, sino como unidades generadoras y conductoras de energía”, valora.
Según Arana, cuando hablamos de pensamiento cuántico hablamos de energía, de percepción y de conexión entre elementos. Un conjunto de ideas introducidas a lo largo del primer tercio del siglo XX. Hoy la cuántica es uno de los pilares de la física actual que poco a poco va despertando el interés por parte de empresas y directivos.
“Cualquier organización, sus trabajadores, sus productos y sus servicios tienen un campo energético al que hay que cuidar y que hasta hoy se ignoraba”, explica Arana. Además, la física cuántica replantea viejos paradigmas como creer que la primera meta de una empresa es hacer dinero o que la competencia es peligrosa. “La mayoría de personas vive y toma decisiones según las experiencias y programas que nos instalaron entre los 2 y los 7 años y que dominan del 95 al 97% de nuestras vidas”, puntualiza.
“Los pensamientos del vendedor son detectados por el inconsciente del potencial comprador”, explica Veturián Arana.
El paradigma de la física cuántica enseña que hay que conectar con el campo de infinitas posibilidades y que en ‘la colaboración’ está el secreto del buen rendimiento y bienestar empresarial. Otro aspecto que define como clave es cómo la experiencia del pasado puede determinar y limitar el futuro: “Cuando aplicamos los principios de la Física Cuántica descubrimos que nuestra forma de pensar está moldeando en cada instante la próxima realidad que vamos a vivir”.
Veturián Arana ha recurrido al pensamiento descubierto, entre otros, por Max Planck o Heisenberg. “A través de las premisas de la física cuántica descubrimos que no es lo mismo llegar al éxito por amor a los resultados de nuestro trabajo que llegar al éxito por miedo al fracaso”, explica Arana.
Aplicar el pensamiento cuántico en la empresa genera una serie de beneficios. Para ello el negocio debe entenderse como un todo donde los diferentes elementos que la rodean e integran están conectados y donde todo puede influir. “Cuando los trabajadores de una empresa entienden que es un organismo vivo dotado de canales de información que la sustentan, se involucran en el bienestar de la empresa y de sus clientes con resultados positivos para todos”, valora.
A nivel tangible, el pensamiento cuántico aplicado en ventas puede, por ejemplo, llevar a un equipo comercial a entender que los pensamientos del vendedor son detectados por el inconsciente del potencial comprador. Tomar conciencia de esta conexión deriva en un cambio inmediato en la fuerza de ventas, más empoderada y focalizada en resultados.