El bueno y el malo
A primera vista, las noticias recientes brindan al menos alguna razón para ser un poco más optimistas sobre las conversaciones comerciales entre Estados Unidos y China, que se reanudarán este jueves. El presidente Trump dice que un acuerdo comercial podría lograrse 'antes de lo que piensas' y que la noticia de que las compañías chinas aumentaron sus compras de productos agrícolas estadounidenses la semana pasada, utilizando una exención de los aranceles de importación en represalia, es una señal de buena voluntad. La noticia de hoy de que China podría estar preparada para comprar frijoles de soya adicionales se suma al optimismo de que se podría llegar a un acuerdo.
Al mismo tiempo, EE. UU. Planea limitar la financiación de las empresas chinas a través de los mercados de capitales estadounidenses y ha anunciado una lista negra de empresas chinas, junto con sanciones contra los funcionarios chinos involucrados en la represión de los uigures en el oeste de China. Esto muestra que las tensiones entre las dos superpotencias siguen siendo altas.
Trump se ha encerrado en un rincón difícil
Con respecto a los temas comerciales específicamente, se justifica la precaución. Las cosas se han complicado para el presidente Trump. Las encuestas muestran que los votantes estadounidenses están cada vez más preocupados por los efectos de sus políticas económicas (léase: comercio), y con poco más de un año antes de las próximas elecciones presidenciales, le convendría llegar a un "mini" acuerdo rápido. Esto disminuiría sustancialmente la incertidumbre económica que ha provocado que el sentimiento comercial de los EE. UU. Se desplome y ponga muchas inversiones en espera.
Trump aún no está listo
Pero las posibilidades de que tal acuerdo suceda rápidamente parecen bajas, ya que Trump necesitaría eliminar al menos algunas de sus demandas, que son líneas rojas claras para China.
El presidente ha dicho que no quiere un mini acuerdo, lo que indica que no está listo para diluir sus demandas. Al menos no todavía. Creemos que es posible que un mayor deterioro de la economía de los EE. UU. Pueda llevar a Trump a retroceder unos pasos, pero tiene que caminar por una línea muy fina. Trump no querrá ceder tanto que sea visto como un perdedor en la guerra comercial. Recientemente dijo que todavía quería un acuerdo amplio en lugar de algo más limitado. Trump siente la presión de los demócratas y los intransigentes dentro de su propio partido para seguir siendo duros con China y presionar por algo más que un acuerdo sobre los flujos comerciales.
Pero esto le da poco margen de maniobra, ya que China se mantiene firme en que no cederá su soberanía para establecer objetivos de política industrial o su autonomía para otorgar subsidios estatales directos o indirectos a las empresas chinas. Para China, también es inaceptable que solo Estados Unidos pueda decidir si el cumplimiento de un acuerdo es suficiente para deshacer los aumentos de tarifas.
Por ahora, los negociadores estadounidenses y chinos serán reacios a aceptar. Esto significa que el mejor resultado posible para la próxima ronda de conversaciones sería que los Estados Unidos suspendieran los aranceles más altos el 15 de octubre y el 15 de diciembre a cambio del compromiso chino de intensificar la compra de productos agrícolas y energéticos estadounidenses, o algo así. muy similar a esto.
Autor
Raoul Leering, Jefe de Análisis de Comercio Internacional ING.