El presente es líquido y puede que el futuro sea gaseoso. Es líquido como sinónimo de flexible, adaptable e incluso fugaz.
“Vivimos en una sociedad que no solo cambia, sino que lo hace a gran velocidad. Y ahí está el reto… en la adaptación, en ser capaces de fluir y transformarnos en el proceso. Solo las empresas que así lo hagan serán las que sobrevivan y tengan éxito. Son las llamadas `empresas líquidas´”, afirma Ana Sarmiento, experta liderazgo, millennials y mindset para la diversidad.
A lo largo de su trayectoria internacional y trabajando para grandes compañías como BMW, MINI, Mercedes Benz o BNP Paribas, Ana Sarmiento ha conseguido poner el foco sobre la importancia de integrar en las empresas la diversidad del capital humano sin sufrimiento, de manera armónica y sin perder de vista que nos movemos en un entorno líquido que cuenta con sus peculiaridades.
¿Qué define a una empresa líquida?
Una empresa líquida es aquella que sabe dar respuesta y adaptarse al actual modelo de sociedad en la que, según Zygmunt Bauman, las condiciones de actuación cambian antes de que las formas de actuar se consoliden en hábitos y rutinas determinadas.
¿Por qué surge una empresa líquida?
Para Sarmiento, la vida en la sociedad moderna líquida es imposible de detener. Día a día nos exigen modernizarnos y desprendernos de los modelos que han rebasado su fecha de caducidad viéndonos abocados a dejar atrás la identidad con la que nos hemos definido hasta el momento.
Este duro proceso de “destrucción creativa” conlleva a un impacto en el modelo anterior y con ello indirectamente en los seres humanos que las practican. Las empresas líquidas surgen para minimizar este impacto tanto en el corto, como en el largo plazo.
En la práctica, ¿qué medidas caracterizan a estas empresas?
“En una palabra, la diversidad es la esencia del mundo actual tanto si hablamos de los consumidores de los diferentes mercados, como de los proveedores o colaboradores. Las empresas líquidas son una representación de los clientes a los que sirven y de los abastecedores de quienes se nutren”, reafirma la experta liderazgo, millennials y mindset para la diversidad.
Cómo convertirse en una empresa líquida
Sarmiento considera que funciona muy bien conectar con “el elemento agua” como puente para crear una cultura corporativa que pueda navegar diversidad de aguas. A veces éstas serán mansas pero otras tantas con raudales, corrientes y caídas de agua.
De acuerdo con la experta, para convertirse en empresa líquida hay entender los diferentes estados del ciclo del agua. Si bien ésta nace como un manantial, también riega campos, se congela, llega al mar, se evapora, se hace nube y lluvia que absorbe la tierra de la que vuelve a brotar.
“Si nos fijamos bien, el nivel de agua del planeta no cambia sino que oscila entre lo sólido, lo líquido y lo gaseoso según las condiciones que deba enfrentar. Las empresas líquidas, son consientes de la realidad que atraviesan a cada momento y de la transitoriedad de cada etapa. No permanecen en un solo estado y saben aprovechar sus recursos para timonear las diversas etapas del negocio”, sostiene.
Ejemplos de empresas líquidas y qué acciones claves llevar a cabo para poder serlo.
“Son aquellas que prevén y gestionan otras realidades como las nuevas formas de empleo, o retos demográficos como el envejecimiento de la población, la gestión de la diversidad... Según el informe de la ONU sobre Revisión de las perspectivas de la Población Mundial, para el 2050 por primera vez, en las empresas convivirán hasta cuatro generaciones diferentes. Esto representa “todo un reto”, apunta Sarmiento.
Antes de dar el salto, es importante llevar a cabo unas acciones claves que permitan a las empresas preparar su mindset para la liquidez y desprenderse de la forma en que abordan aspectos como:
“Para poder controlar el futuro en una sociedad líquida, hay que comenzar por controlar el presente” , concluye Sarmiento.