El presidente de CEPES, Juan Antonio Pedreño, resalta que este estudio responde a tres preguntas, ¿muestran las empresas de economía social un comportamiento diferente al de las empresas mercantiles?, si es así, ¿cómo afectan esas diferencias a la sociedad?, y por último, ¿cómo medir esos efectos en unidades monetarias? Pedreño también destacó que el estudio, pionero internacionalmente, presenta una hipótesis de qué pasaría si las empresas de Economía Social pierden sus valores y principios, y pasan a comportarse como las empresas mercantiles, principalmente en tres aspectos: la contratación de ciertos colectivos con dificultades de acceso al empleo, las condiciones de trabajo de sus plantillas y la localización geográfica.
Este minucioso informe, cofinanciado por CEPES, el Ministerio de Trabajo, Migraciones y Seguridad Social, por CAJAMAR, MONDRAGÓN y la FUNDACIÓN ESPRIU, muestra que la Economía Social aporta a la sociedad unos beneficios netos totales (directos e indirectos) cifrados en 6.229 millones de euros anuales, de los cuales, el 71,7% está vinculado a la ocupación de colectivos con dificultades de acceso al empleo y el 16,9% a la mayor estabilidad del empleo.
Por agentes, los principales beneficiarios son los colectivos con mayores dificultades de acceso al empleo, que reciben 3.930 millones de euros anuales en rentas salariales. En segundo lugar, están las Administraciones Públicas, con 1.770 millones de euros anuales de beneficios directos e indirectos (gastos no realizados) y, por último, las propias empresas, que obtienen un beneficio neto de unos 528 millones de euros anuales.
LA ECONOMÍA SOCIAL EN EL TEJIDO PRODUCTIVO ESPAÑOL
El Estudio recoge en su capítulo II un desarrollo del tejido productivo español, donde se revela que 6 de cada 100 empresas y entidades del sector privado de la Economía Española pertenecen a la Economía Social.
En relación con el desarrollo de la Economía Social por Comunidades Autónomas, se destaca el alto desarrollo que tiene en la Comunidad Valenciana, la Región de Murcia, Andalucía o País Vasco. En cambio, todavía tiene niveles de empleo inferiores a los esperados, teniendo en cuenta su tamaño y el dinamismo económico, en la Comunidad de Madrid, Cataluña y Canarias.
En cuanto a la presencia de la Economía Social en los sectores económicos, el estudio precisa que este modelo empresarial tiene un peso relevante en el sector de servicios sociales (41.2%), de actividades artísticas y recreativas (31.7%), de educación (24.3%), de agricultura (13%) y sector energético (10,1%).
La Economía Social contribuye a un crecimiento inclusivo y la reducción de las desigualdades
“El comportamiento de las empresas y entidades de la Economía Social es diferente a las empresas mercantiles, y se traduce en un crecimiento económico más inclusivo y en la reducción de las desigualdades. Además, son empresas con un fuerte compromiso con el territorio, lo cual provoca una importante contribución a la cohesión social y a la cohesión territorial”, ha precisado Pedreño.
Los efectos sobre la cohesión social se centran en cuatro áreas: ocupación de colectivos con dificultades de acceso al empleo, estabilidad en el empleo, igualdad de oportunidades, y oferta de servicios sociales y servicios de educación.
Los resultados obtenidos confirman la existencia de un comportamiento diferencial generador de valor social a través de:
LA ECONOMÍA SOCIAL TIENE UN PESO DECISIVO EN LA ESPAÑA RURAL
El análisis confirma la mayor presencia relativa de la Economía Social en las ciudades intermedias y zonas rurales, y su significativa contribución a la creación de tejido empresarial y empleo, a la competitividad de las economías locales y a la fijación de población en este ámbito:
a.- Creación de actividad y empleo: el 7% de las empresas y entidades rurales y el 5,2% del empleo rural pertenecen a la Economía Social.
b.- La contribución de la Economía Social a las ciudades intermedias y zonas rurales se canaliza también a través del emprendimiento. Si se consideran solo las empresas más jóvenes, el 47,4% de las empresas de Economía Social se ubica en las ciudades intermedias y zonas rurales y el 52,6% en grandes ciudades. En el caso de la economía mercantil, estos porcentajes son del 35,8% y del 64,2% respectivamente.
c.- La distribución sectorial de las empresas de economía social muestra también una mayor dispersión, favoreciendo así la diversificación de la economía rural.
d.- Mejora la competitividad de las economías rurales a través del desarrollo de determinadas ramas que permiten un mejor aprovechamiento de las potencialidades o acercan una oferta de servicios sociales y educativos que es vital para frenar la pérdida de población. Destaca el peso de la Economía Social en las ramas agroalimentarias (53,2% en la fabricación de aceites y grasa vegetales y animales, 28,9% en la fabricación de productos para la alimentación animal; 21,9% en la fabricación de bebidas y 13,6% en el procesado y conservación de frutas y hortalizas). También, en educación y en servicios a la dependencia.
e.- Combate la despoblación. La aportación a las zonas rurales se ve apoyada por otros aspectos que inciden de forma positiva en la decisión de mantener la residencia en estas zonas, como es el caso de la estabilidad del empleo, que también es mayor en las empresas de economía social.
IMPACTO SOBRE EL EMPLEO
Con objeto de aproximar los principios y valores de la Economía Social el estudio contempla una hipótesis en la que las empresas de Economía Social pierden sus “principios” y pasan a comportarse como empresas mercantiles en temas como la contratación, la especialización o la localización geográfica.
El impacto de los principios de la Economía Social, lo que sucedería si ésta se comportase como la Economía Mercantil, sobre el empleo, se concreta en los siguientes puntos:
En el ámbito territorial, se perderían cerca de 55.000 en las zonas rurales y unas 141.000 personas podrían desplazarse a zonas urbanas.
PRESENTACIÓN DEL INFORME
En la presentación del informe estuvieron presentes la directora general del Trabajo Autónomo, de la Economía Social y de la RSE del Ministerio de Trabajo, Migraciones y Seguridad Social, María Antonia Pérez León; el presidente de CEPES, Juan Antonio Pedreño, y el equipo investigador de Abay Analistas, Maribel Martínez y Belén Castro.
Pérez León destacó “la importancia y la novedad de este informe que vuelve a situar a la Economía Social como referente mundial”. Además, añadió que “este análisis nos permite conocer datos estadísticos que ponen de manifiesto el importante impacto de este modelo empresarial, no solamente en el escenario socioeconómico español, sino también en la implantación de la Agenda 2030”.
Pedreño mostró “su satisfacción por los resultados de este estudio, que es una actualización del realizado en el 2011, y que supone una herramienta científica que avala las reivindicaciones institucionales de nuevas políticas públicas a favor de la Economía Social, basadas en la constatación empírica de sus aportaciones sociales y territoriales”.
METODOLOGÍA
El estudio realizado por Abay Analistas, emplea una metodología aplicada a la revisión y medición de los diferentes efectos que enmarca este estudio en el grupo de análisis de impacto con microdatos, contrafactuales y técnicas cuantitativas, unos de los más completos para la evaluación del impacto. Así, el método de medición de efectos y su cuantificación se apoya en amplias muestras tanto para la Economía Ssocial como para los distintos grupos de control que se establecen. En unas muestras iniciales de 694.014 trabajadores ocupados y 235.845 empresas empleadoras se han identificado 9.125 entidades de Economía Social (4.452 de economía social de mercado) y 28.042 trabajadores ocupados (13.688 en la economía social de mercado). A partir de estas submuestras se han elaborados grupos de control (con empresas y trabajadores de la economía mercantil) de tamaño similar. Los tamaños de estas submuestras aseguran la representatividad de las mismas y la solidez del análisis.
Los tipos de entidades que forman parte de la economía social son: cooperativas, mutualidades, fundaciones y las asociaciones que lleven a cabo actividad económica, sociedades laborales, empresas de inserción, centros especiales de empleo, cofradías de pescadores, sociedades agrarias de transformación y las entidades singulares creadas por normas específicas que se rijan por los principios establecidos en la Ley 5/2011 de Economía Social.