No obstante, estos plazos de pago siguen siendo extensos a nivel internacional. Si bien es cierto que, las empresas turcas están cambiando gradualmente las condiciones de pago para sus clientes. En Turquía, sólo el 40% de las empresas exige a sus clientes los pagos en un plazo de 60 días, un indicador débil que es aún más bajo en el mercado doméstico: 33%.
La falta de liquidez de los clientes nacionales y la competencia en los mercados de exportación aparecen como los factores clave que empujan a las empresas a vender a plazos. El crédito sigue siendo un problema para el sector corporativo turco, a pesar de las recientes mejoras.
En lo que respecta a la perspectiva de pago en el futuro, las empresas parecen tener un punto de vista más prudente. El 46% de las empresas encuestadas prevé una extensión de los plazos de pago en el mercado doméstico para 2020, mientras que 45% de las empresas esperan una ampliación de los plazos en el mercado de la exportación. Estos ratios son muy similares para aquellos que anticipan que los plazos de pago permanecerán sin cambios tanto en el mercado doméstico (45%) como en de exportación (44%).
Las empresas continúan prudentes respecto a las perspectivas económicas, especialmente en el sector del papel, el sector farmacéutico, la metalurgia y la construcción.
En los últimos dos años, los retrasos en los pagos han disminuido para las empresas turcas. Se mantienen en un plazo medio de 41 días para el mercado doméstico y 58 días para la exportación.
En aquellos casos en los que los créditos no se pueden cobrar en el mercado doméstico, el 40% de los encuestados cubre las pérdidas con sus propios recursos mientras que el 28% recurre a los préstamos bancarios. Más de un tercio de las empresas (37%) requiere a sus clientes un adelanto. Para las empresas turcas, recurrir al seguro de crédito no es un proceso automático, si bien su utilidad es bien conocida por la mayoría (62%). Sólo el 26% lo utiliza para protegerse contra los potenciales impagos de sus clientes.
A pesar de la reciente recuperación de la actividad económica turca, numerosas empresas (44%) prevén que las condiciones económicas volverán a deteriorarse en Turquía en 2020. Entre los sectores más pesimistas se encuentran el papel, los productos farmacéuticos, la metalurgia y la construcción. El difícil acceso a la financiación y la contracción de la demanda interna se encuentran entre los factores que afectan negativamente a la capacidad de pago de las empresas. A pesar de estos desafíos, la voluntad de hacer nuevas inversiones en 2020 permanece elevada para ciertos sectores como las industrias farmacéutica y agroalimentaria. En el ámbito de las exportaciones, las empresas del sector automotriz parecen más prudentes en comparación: casi 20% manifiesta una caída de los ingresos de exportación previstos para 2020, mientras que la media de la encuesta es de 9%.