¿Por qué en Twitter se dan este tipo de conversaciones tóxicas?
A diferencia de muchas de sus competidoras como Instagram, el «ambiente y el desarrollo de roles es bastante diferente». «En general, las plataformas audiovisuales tienen un carácter más amable que las textuales, y aunque Twitter ha integrado los contenidos audiovisuales a marchas forzadas durante estos últimos años, nació como una red social eminentemente textual y eso es algo que imprime cierto carácter», afirma Ferran Lalueza, profesor de los Estudios de Ciencias de la Información y de la Comunicación de la UOC. Los expertos Ferran Lalueza y Sílvia Martínez, ambos profesores de la UOC, ofrecen a continuación algunas razones para explicar la toxicidad de esta red.
Las mujeres y las minorías, dianas de la toxicidad de Twitter
Esta toxicidad se ceba sobre todo con las mujeres y las minorías. El estudio Troll Patrol de Amnistía Internacional afirmó que se enviaba un tuit abusivo a una mujer aproximadamente cada 30 segundos, y de los 14,5 millones de tuits que mencionaban a las mujeres, 1,1 millones eran abusivos o problemáticos. «En general, en redes sociales las mujeres son acosadas en un porcentaje significativamente mayor al de los hombres», afirma Lalueza. El informe, publicado en 2018, analizó a 778 mujeres periodistas y políticas en los Estados Unidos y el Reino Unido, y descubrió que el 7,1 % de los tuits que se les enviaron fueron abusivos o problemáticos. Periodistas y políticas recibieron abusos en niveles similares. Las mujeres de color en el estudio tenían un 34 % más de probabilidades de ser objeto de acoso que las mujeres blancas. «La cuestión de género se presenta como un tema sensible y objeto de ataque para el llamado discurso del odio, sobre todo porque Twitter ha servido como canal de reivindicación y de visibilización y ha sido empleada también por iniciativas de activismo social entre las que se encuentra el feminismo», explica Martínez.
Esconder respuestas no rebaja el nivel de toxicidad
Ante este escenario, la compañía ha intentado implementar algunas medidas de control para reducir la toxicidad como la opción de esconder respuestas de sus tuits. «Esconder las respuestas» es una aproximación de la plataforma a conversaciones más sanas. «Esta medida puede minimizar el ruido que se genera en una conversación o el hecho de que se secunden ciertos comportamientos, si bien tiene un alcance restringido en tanto que puede seguir accesible», afirma Martínez. Según la propia plataforma, en Canadá, donde inicialmente se probó la función, el 27 % de las personas dijo que «reconsideraría cómo interactuaría con otros en el futuro» después de recibir un aviso de que sus respuestas habían sido ocultadas por el tuitero original.
Para Lalueza, la medida tiene doble cara y poco recorrido; considera que no llegará a tener un impacto significativo en la reducción de la toxicidad de ciertos contenidos. «Es simplemente una opción intermedia entre bloquear a un usuario o denunciar un contenido, en un extremo, y aceptar cualquier comentario por más que nos desagrade, en el otro», y además añade que «el autor del tuit con esta medida muestra cierta vulnerabilidad porque deberá explicitar qué le desagrada, y después cualquiera podrá rastrear esos mensajes ocultados para extraer patrones de actuación y sacar conclusiones».
Más salud, más educación mediática
Hace unos meses Twitter afirmó que está valorando la funcionalidad Dinámicas de conversación, con la que el usuario podrá decidir quién puede responder a un determinado tuit, «una medida similar a lo que ya ofrecen otras plataformas pero que podría contribuir a limitar la participación en la conversación cuando así se decida, algo especialmente útil ante determinados temas», afirma Martínez.
La plataforma se ha planteado también otras ideas que pueden aparecer en el futuro: una opción para deshabilitar retuits, eliminar una etiqueta o no permitir que las personas sean mencionadas sin permiso. «Además de los mecanismos técnicos de control, de un marco legal y del desarrollo de políticas internas, una solución para atajar este comportamiento pasa por fomentar una comunicación inclusiva, respetuosa, con contenidos positivos y plurales, y por ello es importante trabajar desde una educación mediática que se desarrolle no solo en ámbitos formales, sino que también pueda llegar a todo tipo de usuarios», afirma Martínez.
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