El argumento central de aquel artículo era que a la larga la bolsa siempre sube y reinvirtiendo los dividendos obtenidos en nuevas acciones llegaremos a tener un capital importante.
Y hoy seguimos creyendo firmemente en ese argumento, a pesar de la crisis bursátil desatada en todo el mundo por el coronavirus. La bolsa se ha recuperado siempre y esta vez también lo hará. No olvidemos que para cerrar una operación en bolsa es necesario un vendedor y un comprador, es decir, que en estos momentos hay quien está comprando a estos precios bajos. Simplemente hay más oferta que demanda, los precios bajan y hay quien aprovecha para comprar barato. Como en cualquier otro mercado, por ejemplo el inmobiliario en España donde los fondos de inversión acumularon propiedades durante la crisis y ahora los alquilan o los venden, cuando los precios ya se han recuperado.
Si habíamos decidido invertir parte de nuestro capital según la estrategia de invertir en acciones para cobrar dividendos, ahora no podemos dejarnos llevar por el pánico. El coronavirus se acabará antes que después y todo volverá a la normalidad. Es más, esta crisis sanitaria puede significar una revolución tecnológica y económica de la que saldrán reforzadas las compañías, de todos los sectores, que se tomen en serio su digitalización y su transformación digital, que no son lo mismo pero este no es el lugar para explicarlo.
Salvo caso de extrema necesidad no hay que vender las acciones y sí hay que esperar a que las empresas cotizadas vuelvan a repartir dividendos. Entrar en pánico, venderlo todo a precios ridículos para tener dinero en efectivo que, por otra parte, no nos podemos gastar ya que tenemos que estar encerrados en casa, no es la opción.
Si durante años hemos mantenido una forma de vida que nos ha proporcionado cierta prosperidad, hay que mantener la calma. Por muy mal que lo haya hecho el gobierno y su equipo de expertos, el último encabezado por Fernando Simón, director del Centro de Coordinación de Alertas y Emergencias Sanitarias. Parece que este individuo ya no se coordina ni a sí mismo y ayer se le “olvidó” ponerse una corbata para asistir a una reunión que presidía el Rey.
Si no nos vuelven a decir medias verdades, el pico de la infección llegará en abril -por supuesto no aclaran si a principios o a finales de mes- y hasta entonces no hay más remedio que aguantar. Aunque ya podemos ver que las medidas concertadas por los principales bancos centrales van encaminadas a sostener la economía mundial con grandes inyecciones de capital.
No ha llegado el fin del mundo.