Economía

Hernández de Cos: “Es necesaria una respuesta fiscal más ambiciosa y coordinada a escala europea”

Declaraciones del gobernador del Banco de España, Pablo Hernández de Cos sobre la situación creada por el COVID-19

Viernes 20 de marzo de 2020
Nos enfrentamos a una perturbación sin precedentes, de una intensidad incierta, aunque en todo caso muy notable. Las necesarias medidas de contención en España y en otros muchos países europeos han llevado a una disrupción muy severa de la actividad económica. id:56559

No existen todavía indicadores que permitan evaluar con una mínima precisión la intensidad de esta perturbación. En todo caso, el deterioro de la actividad económica al que nos enfrentamos puede ser muy acusado en el corto plazo.

La pandemia será un episodio transitorio. Sin embargo, la duración de sus efectos depende crucialmente del éxito de las medidas para reducir los nuevos contagios y, también, de las políticas aplicadas para atenuar el impacto derivado del cese de la actividad de muchas empresas y de las consiguientes pérdidas de empleo. Las políticas públicas son cruciales para evitar que lo que es una caída transitoria de actividad y rentas de familias y empresas acabe transformándose en una más persistente.

En cuanto a la evolución reciente de los mercados de capitales, ya en las semanas previas al Consejo de Gobierno del BCE de 12 de marzo se venía observando un importante empeoramiento en los mercados financieros globales. Tras las decisiones adoptadas el 12 de marzo, que incluían, entre otras medidas, la compra adicional de activos en una cuantía de 120 mm de euros durante 2020, el deterioro de las condiciones financieras del área se moderó temporalmente pero posteriormente siguió profundizándose, al mismo tiempo que se hacía cada vez más patente el alcance de la crisis y sus potenciales efectos económicos.

En este contexto, el pasado miércoles aprobamos un nuevo paquete de medidas en el Consejo de Gobierno del BCE con el fin de contrarrestar los graves riesgos para el mecanismo de transmisión de la política monetaria y para las perspectivas de la zona del euro, derivados de la creciente propagación del COVID-19.

Se aprobaron, entre otras medidas, compras adicionales de activos por valor de 750 mm de euros hasta fin de año, que pueden prolongarse más allá de esa fecha si fuera necesario.

Las compras serán de valores tanto de deuda pública como privada y se llevarán a cabo de manera completamente flexible, tanto en lo que se refiere a su distribución temporal como a los activos que se adquirirán bajo el programa. Esta flexibilidad es esencial para evitar eventuales deterioros adicionales de las condiciones financieras del conjunto del área y de los distintos países, y preservar así la correcta transmisión de nuestra política monetaria.

Con este ambicioso paquete de medidas, el BCE muestra su compromiso de velar por que todos los sectores de la economía puedan beneficiarse de unas condiciones de financiación favorables que les permitan absorber de la mejor manera posible esta perturbación. Esto se aplica por igual a las familias, a las empresas, a las entidades financieras y a los gobiernos.

El Consejo de Gobierno está dispuesto a hacer todo lo que sea necesario para cumplir ese objetivo y defender así los intereses la ciudadanía europea. Esto implica que podría aumentar el tamaño o la duración del programa así como su composición si fuera necesario. En ese sentido, es importante subrayar que los límites autoimpuestos en los programas de compras podrán relajarse si se considera necesario para el cumplimiento de nuestro mandato. No toleraremos la fragmentación de nuestro mecanismo de transmisión en ninguna jurisdicción del área del euro.

Además de estas medidas de política monetaria, y las aprobadas la semana pasada, el Mecanismo Único de Supervisión también aprobó el pasado 12 de marzo medidas en el ámbito de la supervisión bancaria. Estas decisiones suponen un valioso complemento a las medidas de política monetaria adoptadas y servirán para asegurar que las entidades de crédito bajo su supervisión directa puedan seguir proporcionando financiación a la economía real. Entre otras medidas, las entidades de crédito podrán utilizar íntegramente los colchones de capital y de liquidez y se beneficiarán de la relajación de otros requerimientos de capital.

Por su parte, la mayoría de los gobiernos de la UEM han adoptado importantes medidas presupuestarias de apoyo a familias, autónomos y empresas que deberían amortiguar de manera sustancial el impacto de esta crisis. Al mismo tiempo, se han movilizado volúmenes muy cuantiosos de recursos a través de avales y garantías públicas para ayudar a que el crédito siga fluyendo a nuestras familias y empresas. Estas políticas constituyen de manera natural la primera línea de acción para afrontar los efectos de la crisis. Son medidas necesarias y adecuadas para este momento de máxima urgencia.

No obstante, la dimensión de la perturbación hace necesaria una mayor ambición de las políticas fiscales europeas comunes, a través de las herramientas existentes para tal fin (MEDE, BEI, presupuestos de la UE…) u otras nuevas que pudieran complementar a estas (por ejemplo, a través de un refuerzo de las herramientas comunes de compartición del riesgo presupuestario de los países individuales). Una mayor ambición y coordinación de la respuesta a escala europea no es una opción; es una necesidad.

Fuente: Banco de España

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