Reportajes

Mujeres frente a la guerra

Julia y su hijo David, Mercería Arranz, Vallecas, Madrid.

Va por todas las mujeres del mundo

María Moreira | Sábado 21 de marzo de 2020
Estamos atravesando una de las mayores crisis en todo el mundo. Una crisis sanitaria que muchas generaciones no habíamos conocido o vivido. id:56596

Esta crisis nos lleva de cabeza a otra también complicada crisis económica, cuando podamos controlar el Covid-19.

Todos estamos asustados, cansados y preguntándonos por qué pasa esto. Por qué tenemos que aguantar esta situación por culpa de tres potencias mundiales que por su egoísmo, sus ansias de poder económico y su “vamos a ver quién la tiene más larga”, tenemos que a partir de ahora malvivir, sufrir y reorganizar toda nuestra estructura familiar y económica.

Pero como en todas las guerras hay héroes. La sanidad, las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado, agricultores, transportistas, farmacias, investigadores, voluntarios y un largo etcétera están jugándose la vida.

Tampoco podemos olvidar a las mujeres

Las mujeres de todo el mundo, de todas las naciones, de todas las profesiones y religiones que organizan su casa, con niños a los que ya no saben cómo retener para que no vayan a jugar a la calle o dar un simple paseo. Mujeres que cuidan de los mayores y tratan de que no sufran la dichosa enfermedad. Monjas que cambian sus oraciones por confeccionar mascarillas, enfermeras y doctoras exhaustas que aún tienen fuerzas para aplaudir, cajeras, reponedoras, limpiadoras, amas de casa, emprendedoras etc., ellas que cocinan, aman, tranquilizan, cuidan.

Mujeres que se están volcando en ayudar a conseguir material sanitario con simples sabanas, esas mujeres de Vallecas que tienen nombre propio y que a través de WhatsApp y en contacto con una mercería (Mercería Arranz)[1] han hecho una cadena entre su barrio para ponerse a fabricar lo que tanto necesitan ahora mismo los que nos protegen.

Estas mujeres que son uno de los pilares de esta sociedad, son la generación que escucharon como sus madres o abuelas les contaban sobre la Guerra Civil española, la 2ª Guerra Mundial y la postguerra y jamás imaginaron que irían vivir la situación que están viviendo. Pero no desfallecen, al contrario ellas se levantan y hacen frente a la adversidad por sus hijos, por su casa porque ellas no saben lo que es la cobardía.

Solo llevamos una semana encerrados y algunas están tristes y preocupadas, lejos de llorar ellas se animan entre videos, chistes y canciones. Se dedican palabras de apoyo, intentan que ninguna decaiga porque saben que si alguna cae la tristeza las hundirá y no se pueden permitir ese lujo. Necesitan fuerzas para que todo funcione, su papel es tan importante o más dentro de nuestra sociedad. Ellas siguen educando a sus hijos, dándoles de comer, animando a sus maridos que acaban de perder su trabajo (ellas mismas seguro perderán sus propios negocios familiares). ELLAS siguen al pié del cañón, luchando como lo hicieron sus madres y sus abuelas.

Por eso no subestimen el poder de las mujeres. Los países después de grandes conflictos no se reconstruyeron solo por hombres, tuvieron la ayuda enorme de sus madres, abuelas, novias y esposas para que nuestra sociedad existiera.

Hoy este homenaje, este aliento de fuerza va para ellas. Que sepan que les reconocemos los esfuerzos que están haciendo, no desfallezcáis, sois nuestro soporte para seguir adelante, tenéis que levantar la cabeza muy alta porque si os rendís, este mundo se hundirá con vosotras.

[1] Mercería Arranz. Una pequeña mercería donde Julia, su propietaria, junto a su hijo David Arranz (con estudios superiores de confección a medida y espectáculo) además de vender sus productos puso en marcha hace ya algún tiempo talleres de costura para que desde niñas, madres o abuelas pudieran aprender y ayudar a transformar sus prendas. Esther, la profe de los talleres, Olga y su madre que se llama como ella una señora mayor que con sentido del humor no piensa renunciar a ayudar. Azahara y Alberto, su hijo de 6 años, Emma, Julián, Alexandra, Merche y María José, Encarna y muchas más.

Gracias a todas por ayudar en este reportaje.

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