Motor

Peugeot 508 SW BlueHDI 180 GT EAT8

Siguiendo los pasos de la berlina, la versión break del modelo alto de Peugeot, marca un estilo único, personal y verdaderamente atractivo

Mariano García Viana | Jueves 02 de abril de 2020
La marca del león siempre ha tenido en su gama modelos familiares derivados de las berlinas, que han gozado una excelente acogida entre el público por su fiabilidad y amplitud. id:57054

Efectivamente, desde el 203 Break de principios de los 50, que fue el primero realmente con ese tipo de carrocería, aunque una década antes ya había hecho una “aproximación” con los 202 y 402 Canadienne con la parte posterior de la carrocería de madera, pasando por los 403, 404 y sobre todo por el irrompible 504, Peugeot puede presumir de tener la mayor experiencia en este tipo de carrocerías familiares. Y quizás sea por esa experiencia adquirida a través de años de historia, la marca ha decidido romper moldes y diseñar un break con una carrocería distinta, sin renunciar a su fiabilidad y su amplitud característica, pero distinta y para ello nada mejor que basarse en la berlina que a su vez ha roto con las líneas habituales de las berlinas del segmento medio alto, el nuevo 508, consiguiendo unas formas a medio camino entre un break y un shooting brake.

El SW ha crecido 3 centímetros con respecto a la versión de cinco puertas, es decir, ahora mide 4,48 m., una longitud que no es exagerada y le permite seguir siendo un coche ágil como es la berlina que probamos hace unos meses. Como es lógico, la mitad delantera del break es similar a la berlina, heredando su estilizado y personal morro. La calandra, más bien estrecha por que el capó motor baja sobre ella, esta formada por pequeños rectángulos horizontales cromados, sobre las lamas negras, formando como un original ajedrez. A cada lado de ella se sitúan los siempre rasgados faros de Peugeot, pero en esta ocasión equipados con tecnología Full Led, que proporcionan una más que excelente iluminación. La denominada “firma luminosa” que marca la luz de día, es vertical y une los faros con la parte baja del paragolpes, a cada lado de la gran entrada de aire interior, en cuyo centro se sitúa el radar de proximidad. Este bajo frontal y las mencionadas luces de día laterales le dan un ancho aspecto felino.

Como en la berlina, a partir de la segunda puerta el techo baja decididamente hacia la luneta o mejor dicho, en este caso hacia el alerón que la cubre, mostrando esa línea aproximada a un sooting brake o coupé con carrocería familiar. Siguiendo esta idea y como para corroborarlo las amplias puertas no tienen marco. Sinuosas formas remarcan el paso de ruedas que junto a las grandes y bonitas llantas de aleación de 19”, robustecen esta visión lateral, en la que la tercera ventanilla se estrecha en su parte interior para dar mayor altura interior al maletero y estilizar más el conjunto. Las barras negras sobre el techo apenas sobresalen y son más que nada un elemento decorativo. La trasera, al igual que el cinco puertas, es de lo más logrado del coche y en ella se refleja la poca altura del modelo y la anchura del mismo, a la vez que una innegable modernidad. La luneta no es muy alta, pues esta protegida por el generoso alerón que baja bastante sobre ella y además como ocupa toda la extensión de la carrocería a lo ancho parece más estrecha todavía. Una banda horizontal de color negro brillante, atraviesa todo el panel trasero bajo la luneta, en cuyos extremos y casi semiocultos por ese color oscuro se sitúan los grupos ópticos tridimensionales con tecnología Full led que están permanentemente encendidos. Es de destacar en estos pilotos traseros, que están directamente heredados del Concept-Car Quartz y que varían de intensidad según el entorno, siendo su diseño una evolución de las “garras” características de la marca. Sobre el negro difusor de aire, se encuentran los catadiópticos y la luz de marcha atrás y más abajo la doble salida del escape cromada. El techo es panorámico de gran tamaño, cuya mitad resulta abrible.

Nada más abrir las puertas se nos muestra un interior acogedor y con un aire de cierto lujo y sobre todo de tecnología moderna. Los asientos de piel invitan a sentarse en ellos prometiendo una excelente comodidad que se confirma al utilizarlos, con la ventaja además de ofrecer una no menos excelente sujeción lateral y una facilidad de adaptarse a cualquier anatomía gracias a sus múltiples reglajes eléctricos, incluido el masaje. Lo que si requiere cierta adaptación es la propia postura ante el volante o mejor dicho ante el concentrado cuadro de instrumentos. Ello es debido a que, al contrario que en la mayoría de los coches que dejan ver los relojes a través del volante, en los últimos Peugeot y en el 508 SW por supuesto también, la visión se realiza por encima del volante, de ahí el pequeño tamaño de este y el que esté achatado por su parte superior además de la inferior. Una vez adaptado al denominado por Peugeot i-Cockpit, de tercera generación (Volante compacto, cuadro de instrumentos y pantalla táctil), el conductor podrá disfrutar de los detalles abundantes que ofrece este habitáculo.

La mencionada instrumentación es en realidad una lámina digital de alta resolución de 12,3”, que es personalizable de seis modos distintos, todos ellos con el objetivo de ofrecer la mayor información posible útil para el conductor, incluido la visión nocturna de la carretera y el aviso de cruce de peatones u obstáculos con poca visibilidad. En la parte baja del salpicadero, de formas muy horizontales, adornada por unas costuras que lo recorren y bajo las salidas de aire centrales, se sitúa la pantalla central táctil de 10 pulgadas, en la cual, además de todos los sistemas imaginables de infoentretenimiento e información, integra un buen número de “interruptores” de las funciones auxiliares, con lo cual estos apenas se encuentran de forma física, concentrándose bajo la pantalla en unas “teclas de piano” llamativas y muy cómodas de utilizar.

La consola central, ancha y bastante alta para facilitar su uso, contiene el botón de arranque la pequeña palanca selectora del cambio automático y el interruptor del “Drive mode”, que luego veremos. Esta parte de la consola es “flotante” pues bajo ella se encuentra un alojamiento para la carga inalámbrica de móvil y los enchufes USB, a nuestro modo de ver un tanto escondidos y que obliga a inclinarse hacia delante para utilizalo. Un hueco con tapa la recorre a lo largo hasta el reposabrazos central que también esconde un generoso espacio. Los asientos delanteros, además de los ya citados numerosos reglajes, disponen de calefacción, masajes y ventilación, no así los de las plazas traseras, que solo disponen de salidas del climatizador pero sin posibilidad de regularlo. El espacio para los ocupantes es generoso y hasta tres personas pueden viajar cómodamente, aunque el situado en la parte central, como es habitual, lo iría menos por el propio diseño del asiento. El maletero ofrece una capacidad de 530 litros que se pueden aumentar hasta los 1.780 litros abatiendo el asiento trasero, que lo puede hacer en una proporción de 60/40. No es el más espacioso de su categoría, pero más que suficiente para una utilización habitual. El portón es de accionamiento eléctrico con función manos libres, pasando el pie por debajo del paragolpes trasero. En general, la terminación es excelente y los materiales empleados de igualmente buena calidad, no apreciándose vibraciones, aunque se circule por zonas bacheadas.

El motor que monta esta versión es el diésel BlueHDI de dos litros, que ofrece una potencia de 177 CV a 3.750 r.p.m. y un par de 400 Nm a 2.000 r.p.m. Un motor que, sin ser especialmente brillante, en cuanto a consumo y suavidad de funcionamiento, resulta más que suficiente para dar al 508 SW un alto grado de satisfacción al conducir con cierta decisión y aprovechar a máximo las cualidades de un extraordinario chasis y unas eficaces suspensiones. No obstante, las prestaciones que se pueden alcanzar son significativas y así, la velocidad máxima se cifra en los 220 km/h y la aceleración de 0 a 100 km/h, se sitúa en los 8,4 segundos. El citado consumo, en utilización mixta casi llega a los 6 litros, mientras que, si queremos conducir deprisa por carreteras despejadas, la cifra se queda en los 5,5 litros. Ahora bien, por zonas viradas en las que el coche se encuentra más que a gusto, el consumo sube casi a los 9 litros. Esa cierta falta de suavidad se centra sobre todo en velocidades cortas y en las aceleraciones fuertes, en cuyas situaciones se deja oir en demasía, por que por el contrario el sistema Star&Stop, con el que cuenta, apenas deja sentir las paradas y los arranques.

La caja de cambios es automática de 8 velocidades, de convertidor de par, se adapta muy bien a las características del motor y permite que se pueda conducir el coche con esa prestancia que la potencia del motor requiere. Las relaciones se insertan sucesivamente sin que se aprecie ningún tipo de titubeo y por ello permite una conducción tirando casi a deportiva, aunque eso sí, las retenciones no son tan rápidas como cuando las velocidades suben y si se quiere reducir con eficacia, habrá que recurrir al manejo de cambio manualmente desde las levas situadas tras el volante. Ya hemos dicho, que en zonas viradas el coche se encuentra en su elemento y esa circunstancia no es nueva en Peugeot, ya que prácticamente todos sus modelos han podido presumir de unas suspensiones sumamente eficaces y seguras. La combinación de McPherson delante y paralelogramo deformable detrás, con sus correspondientes barras estabilizadores, se muestran sumamente eficaces y sujetan al coche con una precisión envidiable. Cierto es que, como también es típico de la marca, los tarados de la suspensión resultan algo duros, pero en casi ningún momento perjudican el confort de los ocupantes. Además, hay que tener en cuenta que se dispone de una amortiguación variable y pilotada, la Active Suspensión Control, con tres niveles de dureza, Comfort, Normal y Sport, que se activan con la tecla de los modos de conducción. Por su parte, los frenos tienen una potencia extraordinaria y detiene el coche en pocos metros por muy deprisa que se circule y sin apenas hace esfuerzos sobre el pedal, además no muestra signos de fatiga aunque su utilización sea intensiva.

El 508SW GT, esta dotado de un buen número de sistemas de ayuda a la conducción, siendo el sistema Night Vison, el más novedoso, que se trata de un sistema de visión nocturna que recurre a una cámara de infrarrojos que permite la detección de seres vivos ante el vehículo y a una distancia de hasta 200/250 m., más allá del alcance de las luces de carretera y cuya imagen se refleja en el cuadro de instrumentos. Aunque la lista sería muy larga, destaquemos, el control de crucero adaptativo, el Lane Position Assist, que mantiene la posición del vehículo en el carril, freno automático de emergencia de última generación (que detecta peatones y ciclistas, tanto de día como de noche, a velocidades de hasta 140 Km/h) y alerta de riesgo de colisión, sistema activo de vigilancia de ángulo muerto,……….A todo ello hay que sumar un completo equipo de infoentretenimiento, contando con función Mirror Screen compatible con los protocolos MirrorLink, Android Auto y Apple Carplay, que permiten funcionar con reconocimiento de voz incluso desde fuera del vehículo, a través del Smartphone. La navegación incluye la visión 3D conectada a TomTom Traffic y extiende el alcance de las nuevas tecnologías en tres campos: la navegación, la seguridad (Peugeot Connect SOS & Assistance) y el mantenimiento (servicios telemáticos de los Peugeot Connect Packs). Sin olvidar un excelente y completo equipo de sonido FOCUS.


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