En términos interanuales, el número de afiliados retrocedió un 3,4% (frente al avance de un 2,3% en febrero), revirtiendo así la tendencia alcista que mostraba ininterrumpidamente desde enero de 2014.
Por su parte, la futura evolución del desempleo agravará uno de los principales problemas económicos de nuestro país. En marzo, el fuerte repunte del paro ha invertido su tendencia a la baja, que ya mostraba síntomas de desaceleración en 2019. En concreto:
La declaración del estado de alarma y la paralización de la actividad han disparado los niveles de paro registrado, que no contabilizan a los trabajadores afectados por ERTEs (más de 600.000 personas en marzo). En este contexto, junto a las consecuencias sociales, se prevé un significativo deterioro de la situación presupuestaria, ante el aumento del gasto público y una menor recaudación fiscal.
La fuerte destrucción de empleo repercutirá directamente sobre la recaudación por IRPF, que durante los meses de marzo y abril de 2019 concentró el 15% del total anual. Adicionalmente, el freno de la actividad y el deterioro de la confianza de los hogares están contrayendo el consumo privado, en un contexto en el que los ingresos por IVA representan en torno a un 6,5% del PIB. En concreto, las entidades financieras han registrado una reducción de los pagos realizados con tarjetas en la tercera semana de marzo de un 55% interanual. Por su parte, las matriculaciones de turismos cayeron un 69,3% (frente a una caída del 6% el mes anterior).
Todo ello, en un escenario en el que nuestro déficit público registró en 2019 su primer repunte desde 2012, hasta un 2,7% del PIB (33.223 millones de €), frente al 2,5% de 2018.
Esta desviación presupuestaria se ampliará significativamente ante las consecuencias socioeconómicas de la crisis del Covid-19. Las previsiones apuntan a que el déficit púbico podría elevarse hasta el 6% del PIB si el brote de coronavirus logra frenarse durante el mes de abril y se retoma progresivamente la actividad económica.
Programa SURE de la Comisión Europea
Ante el fuerte deterioro del mercado laboral en los Estados miembros de la UE, la Comisión Europea ha anunciado el programa SURE por una cuantía de 100.000 millones de €, para frenar la destrucción de puestos de trabajo, especialmente en Italia y en España.
El papel del fondo soberano noruego ante la crisis del Covid-19
Los países nórdicos, aunque sólo representan un 0,4% de la población mundial y un 1,8% del PIB global, constituyen una de las regiones más prosperas del mundo en términos socioeconómicos. En concreto, su renta per cápita promedio fue de aproximadamente 61.000 $ anuales en 2019, frente a la media de las economías avanzadas de 48.300 $. Todo ello en un contexto marcado por la estabilidad presupuestaria y reducidos niveles de deuda pública (promedio de 43,3% del PIB en 2019).
Estas cinco economías cuentan con Estados de Bienestar ampliamente desarrollados y reducidas tasas de desempleo, y se sitúan en el top 10 de los principales indicadores internacionales que miden elementos clave como la competitividad, la innovación, la diversidad o la calidad institucional, entre otros. Sin embargo, a pesar de ello, afrontan un reto sin precedentes en su historia reciente ante la crisis del Covid-19.
Las medidas de confinamiento de la población a nivel global, con el consiguiente impacto negativo sobre las cadenas de valor, el comercio mundial, el sector turístico, el ocio o el comercio minorista, han generado en marzo una pérdida de 735.000 puestos de trabajo en esta región (2,7% del total de su población conjunta). Según los datos proporcionados por los Gobiernos nórdicos, 630.000 trabajadores se han visto afectados por ERTEs y 105.000 por la recisión definitiva de su relación laboral, siendo los países más afectados Islandia, Finlandia y Noruega, cuya tasa de desempleo ha aumentado de un 2,3% a un 10,4% de su población activa.
En el caso de Noruega, según las previsiones de su Banco Central, la contracción de su PIB podría alcanzar hasta un 4% anual en 2020, y en el peor escenario un 8%, no sólo por el freno de la actividad económica ante la crisis sanitaria del Covid-19, sino también por los reducidos precios del petróleo y del gas. El país nórdico es el 7º exportador de crudo a nivel global, representando sus exportaciones de petróleo y gas un 62% del total y un 18% de su PIB.
Ante este escenario, para apuntalar su tejido empresarial y su mercado laboral, el Gobierno noruego ha anunciado, entre otras medidas económicas, que su Instituto de Crédito Oficial ha creado un fondo junto al Folketrygdfondet (fondo soberano de Noruega). Éste último realizará una aportación inicial de 4.500 millones de euros, con el objetivo de garantizar la liquidez y evitar la quiebra de sus empresas.
El mandato del fondo será la adquisición directa de deuda corporativa, tanto en el mercado primario como secundario, bajo los siguientes criterios:
Actualmente, el fondo soberano de Noruega constituye el mayor fondo a nivel mundial, con unos recursos de en torno a 1 billón de $ (aproximadamente un 1,1% del PIB global). Sin embargo, desde comienzo de año ha perdido un 14,6% de su riqueza, principalmente por el impacto del Covid-19 (-21,1% YTD en renta variable, mientras que la renta fija se ha revalorizado un 1,1% YTD).
Indicadores adelantados de las economías asiáticas
En marzo, el PMI Caixin manufacturero de China repuntó hasta 50,1 puntos desde su mínimo histórico registrado el mes anterior (40,3 puntos), principalmente debido a la progresiva reapertura de negocios y fábricas ante la relajación de las medidas de confinamiento para contener el brote de Covid-19. Sin embargo, entre sus componentes, el indicador adelantado de apertura de nuevos negocios retrocedió por segundo mes consecutivo, mientras que el de expectativas de creación de empleo continuó descendiendo, aunque a un ritmo más moderado que en febrero.
Las mejores perspectivas del sector manufacturero chino contrastan con las del sector servicios, cuyo PMI Caixin avanzó en menor medida hasta 43 puntos (frente a 26,5 febrero), manteniéndose en fase de contracción. Esta menor actividad del sector servicios afecta especialmente a ramas como la hostelería, el comercio minorista o el ocio, en algunos casos todavía sujetas a medidas de contención, y cuyos ingresos se han visto lastrados no sólo por el cierre de sus negocios, sino también por la pérdida de confianza de los consumidores. De ahí, el riesgo creciente de cierre de las pequeñas empresas, a pesar de las medidas de estímulo fiscal adoptadas por el Gobierno de China. Según la encuesta realizada por China Merchants Bank Co a 20.000 pequeñas y medianas empresas, sólo 2/3 dispondrían de liquidez para los tres próximos meses.
La evolución del PMI manufacturero de China contrasta con la del resto de principales países asiáticos. Este indicador adelantado en Japón, Corea del Sur, Indonesia, Vietnam y Filipinas ha registrado nuevamente retrocesos, continuando con la tendencia a la baja del mes anterior. Así, todos ellos se mantienen en fase de contracción, destacando Filipinas (39,7 puntos, su menor nivel desde 2016) y Vietnam (41,9 puntos). Dentro de este grupo de países analizados, únicamente Taiwan ha registrado un ligero avance respecto a febrero, situando su índice en 50,4 puntos (0,5 puntos superior al mes anterior).
Estos registros reflejan un empeoramiento del sector manufacturero no sólo ante la disrupción que ha provocado la crisis del Covid-19 sobre las cadenas de valor asiáticas, donde China representa el 40% de sus suministros, sino también ante la paralización progresiva de la actividad económica a nivel global debido a las medidas de confinamiento.
Impacto de los factores de oferta y demanda en la caída del precio del petróleo
En las últimas semanas, los efectos negativos del Covid-19 y el exceso de oferta han presionado a la baja los precios del petróleo, que ha registrado sus niveles más bajos desde 2002. En concreto, en los tres primeros meses del año el Brent ha acumulado una caída del 65%, situándose por debajo de 23 $ por barril a cierre de 1T.
Este entorno de elevada volatilidad está marcado por un doble shock de oferta y demanda a nivel global. Por un lado, las medidas adoptadas de confinamiento y restricción de desplazamientos de personas (que afectan ya a casi el 50% de la población mundial), el cierre de negocios y la consecuente paralización de la actividad socioeconómica en las principales economías están reduciendo fuertemente la demanda de petróleo, frenando la inversión en el sector y lastrando la producción industrial. Por otro lado, el exceso de oferta ante las tensiones entre Rusia y la OPEP, que han desembocado en un aumento de la producción de crudo, presionan a la baja su precio.
La Reserva Federal de Nueva York descompone la variación del precio del petróleo Brent en factores de oferta y de demanda para determinar en qué medida influye cada lado del mercado en sus fluctuaciones. Desde 2010, en una visión de largo plazo, la variación diaria acumulada del precio del Brent ha estado significativamente dominada por los movimientos de la oferta, especialmente desde mediados de 2014.
Esta tendencia se ha acentuado a corto plazo. Entre el 4 de octubre y el 27 de marzo (últimos datos disponibles), los factores de oferta han aumentado progresivamente su incidencia en la variación del precio del Brent, en un contexto de elevadas tensiones entre Rusia y la OPEP principalmente por razones geopolíticas, entre otros factores. Así, según la Fed de Nueva York, en la última semana los movimientos de oferta han explicado un 42% de la caída acumulada del precio del Brent, mientras que el peso la contracción de la demanda sólo ha representado un 20%.
Reino Unido: subastas de deuda pública ante la crisis del Covid-19
El Tesoro de Reino Unido realizará el próximo 6 de abril una subasta adicional de deuda pública con el objetivo de captar 45.000 millones de £ para paliar las consecuencias económicas de la crisis del Covid-19. Esta cuantía supera a las obtenidas durante la crisis financiera de 2008-2009, especialmente la de julio de 2009 por un total de 28.000 millones de £.
Con anterioridad a la disrupción de la pandemia global del coronavirus, el Gobierno británico, como consecuencia de la salida oficial del país de la UE, había anunciado el desarrollo de un plan de inversiones en infraestructuras civiles y sanitarias que requeriría una financiación promedio anual de 150.000 millones de £ hasta 2023 (5,3% de su PIB en 2023, según Office for Budget Responsibility).
El significativo deterioro de la coyuntura económica, marcada por la contracción de la actividad y de la recaudación fiscal, y el fuerte repunte del desempleo, unido a los planes de estímulos diseñados por el Ejecutivo británico, provocarán previsiblemente un aumento adicional de la emisión de deuda pública de hasta 130.000 millones de £ en los próximos 12 meses.
Por tanto, el volumen total podría ascender a 190.000 millones de £ (hasta el 13% de su PIB, según Office for Budget Responsibility), frente a lo proyectado a comienzos del mes de marzo de 55.000 millones de £.
Estas emisiones se realizarán en un contexto en el que el Banco de Inglaterra ha anunciado la ampliación de su programa de compras (QE) hasta 200.000 millones de £.
Mercados financieros
Desde el 27 de marzo al 2 de abril, los principales mercados financieros globales han sufrido una corrección ante el repunte de los casos de Covid-19, especialmente con su crecimiento exponencial en EEUU y la situación en Europa. Todo ello en una semana marcada por los negativos datos macro de las economías avanzadas, que confirman una mayor contracción de su crecimiento económico. En concreto, el fuerte incremento de sus tasas de desempleo y el retroceso de sus PMIs manufactureros, situándose todos en fase de contracción, tanto en EEUU como en la Eurozona.
En esta semana, las principales caídas se han registrado en las bolsas de Reino Unido, (-5,8%), la Eurozona (-5,6%) y en el Nikkei japonés (-4,5%), superando la del MSCI World (-3,9%). En el caso de la Eurozona, los mayores retrocesos se han producido en el CAC francés (-7,1%) y el IBEX 35 (-6,5%). Por su parte, el S&P 500 ha mostrado una caída menor (-3,9%, en línea con el MSCI World). Las menores pérdidas se han registrado en el MSCI Emerging Markets (-1,5%).
A su vez, los spreads de crédito se han ampliado, especialmente el del iTraxx Crossover, que avanza 112 pb respecto a la semana anterior, hasta 626,21 pb.
En la renta fija, ante la incertidumbre por las consecuencias de la crisis sanitaria, los inversores han optado nuevamente por refugiarse en los bonos soberanos de mayor calidad crediticia. Así, la TIR del bono a 10 estadounidense cae nuevamente por debajo del 0,6%, acumulando un retroceso de 132 pb desde comienzos de año. Por su parte, la rentabilidad del bono a 10 años alemán disminuye en 7 pb hasta -0,433%. En contraste, la TIR del bono a 10 años español aumenta en 14 pb, situándose en 0,708%.
En materias primas, el precio del petróleo Brent revierte su tendencia a la baja, situándose en torno a 30 $ por barril. En concreto, ha aumentado un 4,5% respecto a la semana pasada ante las perspectivas de una posible reunión de la OPEP+, para abordar un recorte de su producción. Por otro lado, el precio de la onza de oro se reduce hasta 1.614 $ (-1,1% respecto a la semana previa), fundamentalmente tras el anuncio de Rusia de que paraliza sus compras de oro para sus reservas desde el 1 de abril.
Finalmente, el euro registra una nueva depreciación de un 1,6% frente al dólar hasta 1,0858 dólares por euro. Por otro lado, la divisa europea pierde un 3,1% frente a la libra esterlina.