La necesidad de reducir la emisión de gases de efecto invernadero a la atmósfera está llevando a los diferentes países del mundo a buscar fuentes de energía limpia que vayan sustituyendo, poco a poco, la generada por los combustibles fósiles. Por el momento, solo hay dos tipos fuentes de energía capaces de generar electricidad sin contribuir al cambio climático: la renovable y la nuclear.
De hecho, en el caso español, la producción nuclear supuso el 34,9% de la electricidad libre de emisiones CO2 generada en 2018, siendo la fuente que más emisiones evitó. Las centrales nucleares, al no quemar combustibles fósiles, no emiten CO2 durante su operación, permitiendo ahorrar cada año un 8% de las emisiones de CO2 a nivel mundial (2.500 millones de toneladas de CO2) y entre 35 y 45 millones de toneladas de dióxido de carbono en España. En esto juegan un papel fundamental las nuevas técnicas de construcción de centrales nucleares, que le permiten ser más eficientes y seguras, siendo incluso, en algunas ocasiones, la opción más eficiente.
Y es que, el impacto ambiental puede darse en multitud de factores, por ejemplo, en el terreno que ocupa la central energética construida. El suelo es un bien cada vez más escaso y caro, un aspecto que debe ser también tenido en cuenta, de hecho, la energía nuclear es la que menos impacto genera con una ocupación del suelo de entre 1 y 4 km2. Le siguen muy de lejos las plantas de energía solar, con entre 20 y 50 km2; las plantas eólicas, con entre 50 y 150 km2; y las plantas de biomasa con entre 4.000 y 6.000 km2.
Dimitri Laurent, Project Sales Manager para Southern Europe, Latam & Africa de Sarens ha señalado: “Las nuevas técnicas de construcción permiten prefabricar elementos críticos para las centralesen entornos controlados, optimizando al máximo la seguridad. Esto ha sido posible solo gracias a la existencia de nuevas grúas gigantes que, con una capacidad de carga de miles de toneladas, permiten posteriormente colocar estos elementos en la obra”.
La energía nuclear juega un papel central en la generación de energía limpia en países como Francia, donde el 71% de la energía que se consume es nuclear. Esto es posible porque Francia es de los países de nuestro entorno con más centrales nucleares, 57. Por detrás está España, con 7 centrales y el 20% de la energía consumida procedente de fuentes nucleares; y Reino Unido, con 15 centrales nucleares y un 17% de energía consumida procedente de estas fuentes.
Tanto Reino Unido, como España y, por supuesto, Francia, están muy por encima de la media mundial de energía consumida procedente de fuentes nucleares, que se sitúa en el 11,5%. Sin embargo, Reino Unido y España se encuentran por debajo de la media de la Unión Europea en el consumo de este tipo de energía, situada en el 26%.
La energía nuclear es fundamental en la lucha contra el cambio climático, así lo recoge la Comisión Europea en su documento ‘Visionfor a long-term EU strategy for reducing greenhouse gas emissions’. Desde el año 2010 hay 60 centrales nucleares nuevas proyectadas en el mundo, destinadas a reducir la huella de carbono a la atmósfera. En Reino Unido destaca la construcción de Hinkley Point C, la primera central nuclear del país en 30 años y en la que Sarens colabora activamente.
Sarens juega un papel crucial en la construcción de esta central, participando en ella con la grúa gigante SGC-250, la grúa onshore más grande del mundo, también conocida como ‘Big Carl’, con una capacidad de carga de más de 5.000 toneladas, el equivalente a levantar 83.200 personas a la vez. ‘Big Carl’ se encarga de elevar y colocar los elementos fundamentales de la central de Hinkley Point C, como los generadores de vapor, el recipiente del reactor, la cúpula y las turbinas, algo solo posible gracias la existencia de estas grúas.