A pesar de ello, creemos que esta última acción del Banco de Japón merece la atención de los inversores de renta fija, ya que podría tener importantes ramificaciones para los bonos más populares entre los inversores. Al fijar el tipo de interés a 10 años, el banco central ha reconocido que existe una mayor necesidad de préstamos del gobierno como consecuencia de COVID-19. El control de la curva de tipos no es nuevo para el Banco de Japón, que adoptó la práctica en 2016, pero esta vez ha vinculado explícitamente su actividad a los requisitos de financiación del déficit, lo cual es nuevo e importante.
Consideramos que el control de la curva de tipos es probablemente el siguiente paso para los bancos centrales de todo el mundo y otro paso hacia un futuro muy diferente para los mercados de bonos del Estado.
Los banqueros centrales de todo el mundo han llevado sus tipos oficiales hasta los niveles más bajos con los que se sienten cómodos, en nuestra opinión. Los inversores en bonos han llevado los rendimientos de los bonos del gobierno a niveles apenas superiores a esos tipos oficiales. Sin embargo, nosotros (junto con todos los demás) esperamos una gran oferta en estos mercados como resultado del endeudamiento de los gobiernos para financiar su enorme expansión fiscal, y una vuelta de la inflación tendría, por supuesto, un impacto muy negativo en los rendimientos de los bonos gubernamentales de tipo fijo.
Simplemente observamos que los bonos del Estado de duración más larga sean atractivos para los inversores en el futuro, y esperamos que busquen refugio en el corto plazo, donde todavía pueden beneficiarse de la liquidez de los bonos del Estado sin asumir la potencial volatilidad del riesgo de inflación o la indigestión de la oferta.
Esto plantea la pregunta, ¿quién comprará los bonos de la parte larga de la curva? Lo adivinaron, los bancos centrales. Creemos que serán los principales inversores en bonos del Estado a largo plazo en los próximos años; al apuntar a la curva de rendimiento amortiguarán la volatilidad y ayudarán a reducir la enorme oferta que se convertirá en algo común.
Por el momento es sólo el Banco de Japón el que está apuntando a los rendimientos a lo largo de su curva de rendimiento del gobierno, pero esperamos que otros lo sigan.
El último aplauso para los inversores en bonos del Estado puede hacerse esperar, pero una vez que suceda, la triste noticia es que se convertirán en bonos sin riesgo, sin retorno y prácticamente sin volatilidad, al menos mientras los bancos centrales sigan siendo los compradores dominantes.