Potenciar las vacaciones fuera de temporada será uno de los retos de muchas empresas turísticas. La crisis ha llegado en el peor momento -no solo en España sino en toda Europa. ¿Tiene sentido entonces que se planeen vacaciones generalizadas en fechas concretas? ¿debería existir una mayor coordinación para que en este tipo de situaciones afecten lo menos posible y además los destinos vean un flujo de turistas continuo durante todo el año?
Ya antes de la crisis derivada del COVID-19, el turismo de masas estaba en boca de todos por el perjuicio que ocasionaba a muchas ciudades. En una nueva realidad donde primará el distanciamiento social, los viajeros pensarán dos veces el pasear por unas Ramblas de Barcelona o una malagueña Calle Larios atestadas de turistas, eligiendo destinos menos visitados, donde la sostenibilidad jugará un papel clave.
Instalar en aviones asientos a 2 metros de distancia es difícil y, sobre todo para las compañías, poco rentable. Muchas de ellas incluso son reticentes a dejar asientos vacíos y deberán buscar soluciones que generen la confianza de los usuarios. Muchas empresas ya han lanzado soluciones como la estadounidense Under The Weather, creadores de cubículos de plástico para cada viajero y que se instalarían en los aviones para proteger y ser protegidos.
Los españoles hemos aprendido a valorar las medidas de higiene que sin duda nos acompañarán durante un largo periodo. Mantener estas medidas en bufés de comida, piscinas o medios de transporte será todo un reto para las empresas y un esfuerzo extra para los viajeros. Países como Portugal ya se han adelantado y su oficina de Turismo ofrece un sello de calidad higiénica, gratuito y por un año para aquellos establecimientos que cumplan con las exigencias que el COVID-19, ahora obliga.
En 2019, un estudio de Collier Internacional mostraba cómo la inteligencia artificial podría incrementar los ingresos en hoteles hasta un 15%. En muchos establecimientos ya existen recepciones automáticas sin personal humano o controladores de voz en ascensores y habitaciones, para evitar cualquier contacto. Una norma que podría hacerse general en una nueva realidad que aún estamos por descubrir.