El templo del silencio.
Está diseñado con un sistema llamado “Box in box”, dos cajas, una dentro de la otra, con varias capas de hormigón y acero que lo aíslan del exterior, recubiertas de materiales que absorben más del 95% de las ondas, evitando así el eco y la reverberación. En algunos de estos templos del silencio podemos llegar a escuchar la sangre circulando por nuestras venas o el aire en circulación por los pulmones.
Un coche, más de mil sonidos.
Desde el motor o las ruedas girando, al cierre de una puerta y de la ventilación, a la inclinación de un asiento. La lista de fuentes sonoras de un automóvil es interminable. En la cámara se analizan todas. “Por un lado, medimos el nivel de desagrado de los ruidos y comprobamos que estén reducidos al mínimo y por otro, verificamos que los sonidos que queremos oír, los que hablan del vehículo, estén perfectamente definidos. Finalmente, trabajamos en la armonía de todos ellos”, explica Ignacio Zabala, responsable del departamento de Acústica de SEAT.
Ingenieros y técnicos prestan especial atención al motor y al escape, porque son la voz del coche. Muchos de los sonidos de un automóvil nos transmiten información, como el inconfundible “clic” rítmico de los intermitentes, que nos permite saber, sin mirar, que están activados. Pero el motor y el escape, no sólo nos informan de cuando cambiar de marcha o de la velocidad de aceleración, sino que también nos hablan del carácter de un modelo. “Todos tenemos una idea muy clara del rugido de un motor deportivo. Por eso, nosotros comprobamos en la cámara anecoica que transmite lo que queremos” sostiene Zabala.
¿A qué suena el frío?
En el interior de la sala, los especialistas graban con diferentes micrófonos de alta sensibilidad. Entre ellos, un binaural, un torso con micrófonos a la altura de los oídos para obtener grabaciones representativas de cómo lo percibirían los ocupantes. Lo colocan en diferentes posiciones para determinar que cada uno de los sonidos analizados se oye como debe desde cualquier ángulo. Pero, además, se recrean diferentes condiciones, por ejemplo, de temperatura, porque, especifica Zabala, “no suena igual un limpiaparabrisas con calor que bajo cero, el motor recién encendido que cuando ya se ha calentado, o las ruedas sobre diferentes pavimentos”.
Hercios, decibelios y psico-acústica.
Los ingenieros y técnicos del equipo de Acústica de SEAT disponen de muchas herramientas de análisis. Desde las más básicas, como el volumen o la distribución espectral, hasta otros parámetros más técnicos, llegando incluso al campo de la psico-acústica, es decir, la percepción subjetiva del sonido. “Por ejemplo, un leve tintineo nos puede poner muy nerviosos y molestarnos más que algo estridente”, asegura Zabala. Uno de los más importantes índices de la psico-acústica es el de articulación, que mide la capacidad de mantener una conversación entre dos personas en un entorno concreto.
Una orquesta sobre ruedas.
“No te sirve de nada que el coche tenga un gran aislamiento del exterior, si luego oímos la ventilación demasiado fuerte. Por eso tan importante es reducir ruidos y definir sonidos como conseguir una armonía entre todos ellos” cuenta Zabala. Y todo para lograr el mayor confort de los ocupantes del vehículo, porque la acústica, explica el ingeniero, “tiene un impacto directo sobre la comodidad y es un factor determinante en la percepción de calidad de un automóvil”.