En la crisis económica de 2008 los empresarios estaban inmersos en poder salvar sus empresas en un carrera a toda prisa, sin tiempo para pensar y viendo como las deudas iban creciendo. Ni tanto solo podían afrontarlas, generando así una situación de estrés elevado que producía un agotamiento físico y mental, bloqueando a muchos de ellos/ellas y no pudiendo tomar decisiones en relación a nuevos servicios, innovación o nuevos modelos organizativos.
Derivada de aquella crisis, muchas empresas han seguido con modelos clásicos de negocio, pero la Covid-19 ha sido un golpe de realidad hacia a su adaptación y las realidades sociales y laborales tan cambiantes últimamente. El confinamiento les ha hecho pensar: del hecho de parar, de tener tiempo, ha surgido la necesidad, fuerza y voluntad de cambiar y/o innovar y tener una perspectiva de negocio mucho más amplía.
Muchos/as de los clientes del despacho Valor Humà, como es el caso de la hostelería, han implantado lo take-away, servicio que no ofrecían hasta ahora y que se los ha dado una otro visión y ampliación de negocio. Cómo muchos de ellos/as comentan, el “take away ha venido para quedarse”, pues aunque tengan sus restaurantes y servicios de comedor, han podido observar que hay mucha gente que accede a este servicio. Un ejemplo es el personal que trabaja en oficinas y no tiene el tiempo suficiente a mediodía para comer en un restaurante, así como las personas que tienen la movilidad reducida o personas grandes que no pueden cocinar y, por lo tanto, han podido observar las necesidades de un tipo de cliente/a que hasta ahora no veían.
Otras empresas, en este caso en el sector del comercio, han implantado el e-commerçe, pues muchos de ellos/ellas se lo planteaban pero nunca daban el paso. Eran conocedores de que cada vez más gente opta por la compra a través de Internet, pero estaban aferrados/as a los modelos de venta clásicos y las tiendas de proximidad y, si es cierto que no se tiene que perder esta venta de proximidad, el e-commerce les está dando un valor añadido a sus tiendas. Esto les permite llegar a un público mucho más amplio y alcanzar mayor territorialidad.
Por otro lado, el teletrabajo ha abierto los ojos a muchas empresas de diferentes sectores, pues hasta ahora tenían la idea clásica de que los trabajadores/as tenían que estar sí o sí físicamente en su centro de trabajo. Les daba miedo no tener el control físico en relación al trabajo realizado y en varias situaciones, cuando el trabajador/a pedía hacer teletrabajo para poder conciliar la vida familiar y laboral, existían muchísimas reticencias dando lugar en conflictos laborales innecesarios. Pero con el Covid-19 han podido comprobar que el teletrabajo es posible, que no supone que el trabajador/a esté en casa sin hacer el trabajo, que es posible dar la opción de conciliar la vida laboral y familiar y, como contraprestación, tener equipos de trabajos más motivados e igualmente productivos.