Un recorrido por Serbia, Montenegro, Kosovo... y unas horas en Albania. id:59352
Comenzamos a viajar. Con timidez, todavía; con precauciones, siempre. De lo cercano a lo más lejano. Sin prisa pero sin pausa. Al túnel ya se le ve la salida y cuando salgamos del todo, un amplio horizonte se abrirá al viajero. Los viajes dentro de España están ya a la vuelta de la esquina, por Europa en un par de meses. Y los destinos lejanos, ¿para cuando?
Es cierto que el “confinamiento” que supone meterse muchas horas en un avión, con mascarilla y guantes, casi sin comida y bebida, sin periódicos ni revistas, hablando lo justo y solo con los conocidos, pidiendo la vez para ir al servicio... no es el mejor plan. Volar, desde hace tiempo, no es lo que era, pero en la época después del coronavirus, puede convertirse en un tormento. Pero los buenos viajeros están acostumbrados a sufrir de vez en cuando, a tener paciencia, a disfrutar incluso en las situaciones más incómodas. Y los destinos lejanos siguen siendo una tentación que justifica cualquier sacrificio.
El colectivo
Locosporviajar.org, que reúne a 22 agencias de viajes de toda España -Ámbar, Azul Marino Viajes, Tuareg o Altaïr, entre otros-, especializados sobre todo en viajes lejanos, cree que las administraciones no prestan atención a las múltiples realidades del sector turístico, poniendo en peligro puestos de trabajo y un estilo de viaje, y advierte contra el miedo a viajar a destinos lejanos. Estos profesionales se cuestionan que sea más seguro viajar al país vecino que a otro continente.
A principios de marzo se difundía la idea de que África viviría en breve la mayor catástrofe humanitaria, pero a mediados de mayo el número total de muertos en todo el continente sólo llegaba a los 3.000, mientras que Italia ha superado los 33.000, Reino Unido los 38.000, Francia, los 29.000 y España los 27.000. Factores como la juventud de la población o el número limitado de conexiones aéreas habrá influido, pero lo cierto es que mientras en Europa se dudaba, la experiencia africana en grandes epidemias los llevaba a cerrar fronteras de inmediato, aplicar confinamientos y restringir las llegadas de viajeros.
Desde Locosporviajar.org consideran incoherente que se entablen negociaciones para que ciudadanos de otros países viajen de vacaciones a España, mientras se pide a los españoles que se queden en casa por seguridad.
Un portavoz de la agencia
Tuareg Viatges, cuyo nombre lo dice todo, indica
“Hace más de 30 años que recorremos el mundo en busca de lugares extraordinarios y de nuevas ideas sobre las que trabajar. El objetivo es conocer no solo aquellos grandes y célebres sitios que justifican por si solos el viaje, sino también aquellos otros lugares o gente, no menos interesantes, que suelen quedar fuera de les rutas habituales. Los resultados de esta combinación son formidables, pero requieren cierta complicidad por parte del viajero. Salir de los caminos más frecuentados puede no ser sencillo, pero a menudo se convierte en una de las mejores experiencias de nuestro particular cuaderno de viajes”. Hoy su catálogo de viajes, que pueden ser calificados como de aventura, alternativos o sostenibles, cubre más de 200 rutas en los cinco continentes.
Para demostrar que cualquiera de esas definiciones puede hacerse realidad sin necesidad de ir muy lejos, sin pensar en travesías por el Sahara, visitas a los últimos gorilas de Rwanda o contemplar auroras boreales en el Círculo Polar Ártico, Tuareg propone viajes singulares en casi todos los países europeos con numerosas salidas, algunas ya desde el mes de julio.
Tres joyas de los Balcanes
Buen ejemplo de lo dicho es su propuesta para descubrir algunos de los rincones más interesantes de la antigua Yugoslavia, uno de los caminos aún poco trillados por los viajeros y una zona segura donde el coronavirus apenas ha tenido incidencia y ahora se muestra controlado. Todo lo que parecía unificado en los viejos tiempos de la República Federativa Socialista de Yugoslavia se fue desgajando, no sin duras pruebas y guerras fratricidas, hasta dar lugar a distintos países con su propia identidad: Eslovenia, Croacia, Bosnia-Herzegovina, Montenegro, Macedonia del Norte, Serbia y Kosovo.
Junto a sus vecinos en los Balcanes, Serbia, Montenegro y Kosovo son algunos de los países más desconocidos del continente europeo. Con notables diferencias culturales entre ellos, estos territorios comparten una historia común aún muy patente en las calles de sus pueblos y ciudades. Pero entre unos y otras se encuentran valles, ríos, cascadas, lagos y montañas, majestuosos parques naturales y lugares históricos de un país que ya no existe, descubriendo un impresionante patrimonio cultural y natural fuera de las rutas turísticas habituales.
Castillo de Golubac en Serbia.
El viaje de 12 días que propone Tuareg, permite visitar Belgrado, Podgorica y Pristina, tres capitales muy distintas entre ellas pero con una historia común. Recorriendo sus calles se descubren distintos escenarios y perspectivas sobre la historia de los Balcanes. También se podrá caminar por los espacios naturales más espectaculares de los Balcanes, pasando por los escenarios más bellos de la región.
Inicio en Serbia
El recorrido comienza en Belgrado, la capital de Serbia, conocida como "la Puerta de los Balcanes" y una de las ciudades más antiguas de Europa y con una larga historia de invasiones y destrucciones, de modo que se cuenta que ha sido arrasada y reconstruida hasta 38. Una de las cosas que da a Belgrado una identidad única es su ubicación en la confluencia de dos grandes ríos, el Sava y el Danubio, con paseos populares y muy agradables en sus orillas. Esta es una zona bordeada de parques, salpicada de muchos restaurantes y cafeterías, la mayoría de ellos en barcazas, con impresionantes vistas del río y la ciudad.
Con obras creadas por reconocidos artistas callejeros serbios e internacionales, el distrito de Savamala, ubicado a orillas del Sava, es una zona bulliciosa llena de galerías, centros culturales y cafeterías con música en vivo. Otra zona que no hay que perderse es Skadarlija, una calle llena de bares y cafés, y punto de encuentro para muchos artistas del país. En uno de los restaurantes de la zona se hace la primera comida del viaje para tomar fuerza y disponerse a visitar algunos de sus lugares de interés como la plaza principal, la calle Knez Mihailo, la fortaleza de Kalemegdan y la antigua ciudadela. Monumentos e iglesias han dado forma a una ciudad interesante, a través de una mezcla de diferentes culturas e influencias y se han convertido en símbolos de la ciudad por derecho propio: el Víctor, el Monumento al Príncipe Mihailo o el Palacio Blanco, la antigua residencia real de la dinastía Kara?or?evi?, son testigos de la turbulenta historia de Serbia y su capital. La actual Belgrado está repleta de nuevos lugares de reunión urbanos para jóvenes que buscan diversión y eventos culturales y artísticos.
Desde Belgrado se visita también la ciudad de Subotica, con espectaculares edificios modernistas y tras una breve parada en el lago de Pálic, el lago natural más grande de Serbia, Novi Sad, también conocida como la “Atenas de Serbia” por su importancia cultural en el país. La capital de Vojvodina, la provincia del norte de Serbia, conquista por su ambiente relajado, su espíritu universitario y ambiente juvenil. En 2019 fue designada Capital Europea de la Juventud y será una de las próximas Capital Europea de la Cultura en 2021, junto con Timi?oara (Rumanía) y Elefsina (Grecia).
Novi Sad.
Ya en el tercer día de viaje toca entrar en contacto con uno de los grandes atractivos de este recorrido: la exploración de sus riquezas naturales. La ruta lleva al suroeste de Serbia y de camino hay que detenerse en “La Puerta del Podrinje”, un mirador desde el que se puede observar Bosnia y Montenegro, para seguir hacia la localidad de Bajina Basta, un pintoresco pueblo que servirá de base para explorar el P.N. de Tara y donde llama la atención la curiosa “Casa en la roca”, una casa en medio del río que se ha convertido en uno de los iconos del río Drina. El recorrido caminando por Tara permite disfrutar la vasta extensión del bosque, el impresionante cañón del río Drina, los lagos artificiales y la diversa flora y fauna que se combinan para crear algunas escenas realmente cautivadoras en el monte. No hay que perderse uno de los miradores más impresionantes de Serbia, el “Banjska stena”, que ofrece unas majestuosas vistas del cañón del río Drina.
Casa en la roca.
Llegada a Montenegro
Queda todavía mucho que ver en el Parque Nacional Tara, como el pequeño lago Jarevac y el Monasterio de Stanovi, terminando en el mirador de Crnjeskovo, con vistas maravillosas a la garanta del río Raca, el valle del Drina y la población de Bajina Basta. Tras la caminata, se continúa hacia Mokra Gora para tomar el tren ''?argan eight'', inaugurado en 1925 para conectar los pueblos de la zona salvando las montañas, uno de los momentos más emotivos del viaje. Tras un largo periodo de tiempo fuera de servicio, hoy en día vuelve a ser posible realizar un tramo de su trayecto total, atravesando 22 túneles a través de montañas y valles espectaculares. Una vez finalizado el trayecto, se visita Drvengrad, una recreación de un típico pueblo de montaña serbio.
Parque Nacional Tara.
Tras los breves trámites fronterizos se penetra en Montenegro y casi enseguida se contempla el puente de Djurdjevica Tara, cargado de historia que cruza el río Tara, en un entorno maravilloso, para poco después llegar a Durmitor, el mejor escenario de bienvenida a Montenegro.
Altos riscos –especialmente el macizo Durmitor, que le da nombre–, bosques, profundos cañones, lagos y cuevas glaciares, como la célebre Cueva de Hielo, se reúnen en esta reserva natural Patrimonio de la Humanidad que ocupa el interior montañoso del país. El Parque Nacional Durmitor es una de las mayores colecciones de paisajes donde se unen una masa asombrosa de lagos relucientes, cimas de montañas espectaculares, vegetación verde y el cañón más profundo de Europa. Unos cincuenta picos más altos que 2.000 metros sobre el nivel del mar se elevan sobre mesetas, prados alpinos y bosques que cubren el paisaje. Una impresión especial es la creada por 18 lagos glaciales, llamados "ojos de montaña", ubicados a 1.500 metros sobre el nivel del mar. El más grande y bello es el Lago Negro, con un paisaje impresionante y el pico gigante Me?ed, sobre el lago.
Parque Nacional Durmitor.
Los elementos más dramáticos del espectacular paisaje de montaña son los profundos cañones de los ríos, sobre todo el famoso desfiladero del río Tara, que con 78 kilómetros de longitud y 1300 metros de profundidad, hacen de él el más profundo de Europa y el segundo del mundo tras el Gran Cañón del Colorado. El río Tara es quizás uno de los últimos oasis de naturaleza intacta, caracterizado por sus aguas cristalinas, por lo que a menudo se le llama "La lágrima de Europa" y considerado el mayor depósito europeo de agua potable.
Después de la inmersión de naturaleza y caminatas de estos días, toca de nuevo ambiente urbano en el sexto día de viaje. Podgorica la capital de Montenegro, se sitúa también, como Belgrado en la confluencia de dos ríos, en una llanura con las montañas ya lejanas cerrando el horizonte. No hay mucho que ver debido a la destrucción durante Segunda Guerra Mundial. En el centro histórico destacan la Catedral de la Resurrección de Jesucristo, con sus espectaculares pinturas interiores y esculturas en el interior, el puente Milenium que une las dos riberas del río Moraca, y el símbolo de la ciudad, la Torre del Reloj, se visita también la plaza Becir Beg Osmanagic y la plaza Republica. El barrio otomano de Stara Varos con su mezquita y el castillo de Tvrdava Ribnica es una de las zonas más bellas de Podgorica.
Belgrado, Kalemegdan.
Tras las visitas, salida hacia Kolasin. En ruta se para a conocer el Monasterio de Moraca, joya del arte sacro ortodoxo que antaño se ocultaba en el cobijo que le proporcionaba el cañón que lleva el mismo nombre, ahora accesible por carretera. A última hora, se llega hasta Kolasin, a las puertas del P.N. Biogradska Gora, una de las joyas de Montenegro, al que se dedica todo el día siguiente. En 4x4 se sube hasta el inicio de la próxima caminata, a 1800 m. de altitud hacia algunos de los picos más altos de Bjelasica; el Troglava (2072m), el Zekova Glava (2117m) y el Crna Glava (2139m). A lo largo de la ruta se pasa por uno de los miradores más espectaculares de Bjelasica, en el que se pueden ver todas las montañas circundantes y se llega a un mirador desde donde disfrutar una gran vista sobre tres lagos de montaña: Pesica, Ursulovacko y Lago Sisko. El centro del Parque Nacional de Biogradska Gora lo ocupa un lago glaciar al pie de la montaña Bjelasica que es el más grande y el más famoso de los siete diseminados por este espacio protegido. De aguas cristalinas, tiene una profundidad máxima de 12 metros y se brinda para un tranquilo paseo en barca.
Bjelasica.
Rumbo a Kosovo
Ya en el octavo día de este fantástico viaje, se sale de Kolasin para entrar en Kosovo, el país más nuevo de Europa, una tierra fascinante en el corazón de los Balcanes que recompensa a los visitantes con sonrisas de bienvenida, encantadoras ciudades de montaña, increíbles oportunidades de senderismo y monasterios con cúpulas del siglo XIII, rodados de arte medieval. Aún no reconocido como país independiente de Serbia por la mitad de las naciones del mundo, es perfectamente seguro y sigue siendo uno de los últimos destinos verdaderamente fuera de lo común en Europa. Tras los trámites fronterizos se continua hacia las cascadas del Drin Blanco, dónde explorar la zona hasta llegar a la cueva dónde antiguamente nacía este río. Tras la comida en un restaurante a orillas del río Drin se continúa trayecto hasta Peja, una pequeña y curiosa ciudad a las puertas del P.N. Bjeshket e Namuna, con un antiguo bazar otomano reformado. A las afueras de la ciudad se visita el Patriarcado de Peja, con unos frescos que representan la máxima expresión del arte medieval serbio.
Kosovo.
Todo el día siguiente se dedica al parque nacional Bjeshket e Namuna, al que se llega por una carretera espectacular que atraviesa el Cañón de Rugova. El valle serpentea hacia el oeste desde Peja y va elevándose poco a poco hacia la frontera con Montenegro. Una serie de carreteras estrechas entran y salen de esta ruta principal, dando acceso a pastos altos de montaña, lagos glaciares y bosques de cuento de hadas. Este día se tiene la oportunidad de realizar una de las mejores etapas de la famosa Vía Dinárica. Saliendo desde nuestro alojamiento, nos adentraremos en el bosque por un sendero trazado entre la frontera de Kosovo y Montenegro, para terminar en un lago en el que, en los días de verano puede darse un chapuzón y cruzar, literalmente, la frontera de estos dos países a nado.
Montenegro.
Cerca del final del viaje, toca visitar Pristina, la capital del territorio Kosovar. Pristina es una ciudad con una historia viva, que queda patente en cada rincón de sus calles, pero también está cambiando a toda velocidad, llena de optimismo y potencial, con sus calles atestadas de tráfico y sus dispares estilos arquitectónicos. Es una ciudad abierta y cosmopolita, con un gran paseo con modernos bares y cafés y un pequeño mercado de fruta. En el centro, se visita la mezquita del Sultán Mehmed Fahtih, construida en 1461, ocho años después de la caída de Constantinopla, con bellas decoraciones florales pintadas y arabescos que adornan las paredes y el techo, y la estatua de Ibrahim Rugova.
Pristina.
De camino a la puerta de salida de este viaje, en Tirana (Albania), todavía hay tiempo de visitar otra de las joyas de Kosovo, Mirusha Waterfalls, una cadena de cascadas que se encuentran en el río Mirusha, situado en el sur de las montañas Gremnik. El río Mirusha grabó un cañón de 10 km de largo y creó 13 lagos fluviales con 12 cascadas entre ellos. La cascada con la mayor altura es la que se encuentra entre el sexto y el séptimo lago, y tiene 22 metros de altura. Estas cascadas entre los lagos, junto con el impresionante paisaje y las rocas y cuevas alrededor de las cascadas, forman una vista abrumadora y presentan una atracción turística especial.
Por la tarde de este último día se llega a Tirana, apenas con tiempo de echar un vistazo a la capital de Albania, de moverse entre reliquias otomanas, italianas y políticas, en un trazado de bulevares flanqueados por minaretes, murales socialistas y curiosas obras arquitectónicas que no se encuentran en ningún otro sitio. Con ganas de quedarse más tiempo, al día siguiente, el duodécimo de viaje, se regresa a España.
Tirana.
Información práctica
Este es un viaje de 12 días que combina visitas a ciudades y recorridos en parques naturales, aunque las caminatas nunca son muy duras y son aptas para todos los públicos con mínima forma física. Se incluyen los vuelos, alojamientos cómodos y bien ubicados, aunque hay que tener en cuenta que el itinerario transcurre por zonas poco habituadas al turismo internacional, y en algunos casos los estándares de calidad locales no se corresponden a los nuestros, algunas comidas y cenas, visitas, excursiones y guía de habla hispana. Los precios varían en función del número de personas del grupo y la antelación de la reserva. A partir de 1.560 euros por persona.