En definitiva, se trata de elaborar un plan de inversión que, como mínimo, recoja los siguientes puntos:
Para lograr nuestro objetivo y crear una estrategia de inversión debemos tener claros varios factores:
Aquellas personas que estén interesados en especular con el precio de un activo pueden practicar trading. Existen varios estilos de trading, en función del periodo de tiempo, por ejemplo, si operamos en los mercados en un periodo de tiempo muy corto, cuestión de minutos e incluso segundos, practicaremos el scalping, un estilo de alto riesgo. Si es en un periodo algo más largo de tiempo, dentro del mismo día, se denomina trading intradía. Aquel en las que las posiciones se mantienen abiertas durante unos días, se denomina swing trading.
Los traders tienen un mayor abanico de instrumentos financieros para elegir ya que, además de especular con los tradicionales como las acciones o los ETF también pueden optar por productos derivados como los contratos por diferencia o CFD.
Para los inversores tradicionales e inexpertos, una buena opción son las estrategias de inversión en renta fija. El mercado de renta fija incluye los bonos del estado, las letras del tesoro, los depósitos bancarios, etc. Estos productos tienen prefijado el porcentaje de ganancias, que se ingresan de manera periódica, y cuenta con una fecha de vencimiento.
Otra opción es la renta variable que, al igual que la renta fija, es una de las más tradicionales formas de invertir. Se trata de comprar acciones de compañías que cotizan en bolsa con la esperanza de que en un futuro se revalorizarán. Mientras, podremos disfrutar del pago de dividendos, si la empresa elegida retribuye a sus accionistas.
En relación con el pago de dividendos existe una popular estrategia llamada Dogs of the Dow que consiste en escoger las acciones con mayor rendimiento anual por dividendo entre los valores del Dow Jones 30.
El rendimiento por dividendo se refiere al dividendo total anual que paga una determinada compañía a sus accionistas y se expresa como un porcentaje del precio actual de la acción.
Dentro de la renta variable, una de las estrategias más utilizadas es la del Growth investing o inversión en crecimiento, que consiste en comprar acciones de empresas que tienen potencial de crecimiento muy rápido, por ejemplo, las startups tecnológicas. Estas compañías suelen estar sobrevaloradas en relación a su valor en libros, por tanto es una estrategia opuesta al value investing.