Con la desescalada ya casi finalizando y la entrada en la nueva normalidad, la actividad económica parece ir recuperando fuerza, pero todavía son decenas de miles de ciudadanos los que van a encontrar dificultades para encontrar empleo y recibir sus prestaciones. Esta situación va aparejada de un ascenso en el porcentaje de impagos y morosos.
El impago del alquiler se dispara al 15%
Uno de los escenarios en los que más presente se hace este vaticinio es en el cobro del alquiler. Asval, la asociación que defiende los derechos de los propietarios de viviendas en régimen de alquiler, afirma que la morosidad en este mercado se ha triplicado desde que comenzó el estado de alarma.
En el mes de abril, el porcentaje de impagos no superaba el 5%. En la actualidad esa cifra ha alcanzado ya el 15%. En su estrategia de reducir el impacto de la crisis económica, el Estado ha puesto de disposición de los inquilinos una línea de ayudas a través de créditos ICO, pero son pocos los particulares que se han sumado a ellas por ser una vía de endeudamiento a corto plazo.
Desde el sector del alquiler sostienen que una fórmula para evitar el auge en la morosidad es destinar ayudas directas a los inquilinos procedentes de los fondos europeos de reconstrucción para el pago del arrendamiento.
Se calcula que en la actualidad existen unas 350.000 familias con serias dificultades para cumplir con sus obligaciones de pago del alquiler. Asval explica que estos hogares destinan aproximadamente el 48% de sus ingresos al arrendamiento de sus casas. Con ayudas públicas directas, este esfuerzo se podría reducir hasta el 30%.
¿Y qué ocurre con las empresas o los particulares que no cobran?
En este escenario no solo hay que pensar en los actores que no pueden pagar una deuda, sino en quienes no pueden cobrarla, pues muchas veces este impago puede causar otra situación delicada de deuda.
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El sector financiero, menor afectación en los impagos
El sector inmobiliario es uno de los que se verá más afectado en materia de impagos debido a las consecuencias de la pandemia. A los datos negativos del alquiler se suma también la reducción en las firmas de nuevas hipotecas y la disminución en la compraventa de viviendas, algo que ya comenzó a manifestarse en el mes de enero.
Este sector se suma a otros como el hotelero, el del automóvil, la cultura y la construcción. En contraposición a estos aparece el sector financiero, donde parece que los impagos no serán tan acusados. Bancos como BBVA sostienen que la tasa de morosidad no será superior al 4% en el pago a créditos o préstamos bancarios.
En este punto sí está jugando un papel importante el Gobierno con las ayudas a pequeñas y medianas empresas, especialmente en los meses más duros de la crisis sanitaria en los que muchos negocios permanecieron cerrados y no podían hacer frente a sus pagos.