Martes 04 de agosto de 2020
Desde Cierratuempresa.com destacan cinco señales de alarma fácilmente reconocibles. id:61721
Iniciar un negocio es difícil pero, como han experimentado algunos emprendedores, cerrar la empresa puede ser una decisión aún más difícil de tomar.
Saber cuándo tirar la toalla ahorrará a todos aquellos que se vean obligados a optar por esta vía sufrir ansiedad, angustia y también dinero.
“Construir algo desde cero para que termine como un castillo de arena en la playa esperando a que llegue la marea no es nada fácil y aceptar la situación es lo más difícil para cualquier emprendedor que ha puesto en ello su energía, su trabajo, todo su empeño y sus sueños”, explica Joaquín Casanovas, fundador de Cierratuempresa.com.
Las preocupaciones financieras, las circunstancias personales o la dificultad para cumplir con los cambios normativos son los motivos más habituales que obligan a bajar la persiana de cualquier compañía. Sin embargo y aunque las razones sean evidentes, las dudas sobre si se está tomando la decisión correcta asaltan a la mente del empresario. “El objetivo final de un negocio es generar beneficios. Si la empresa ya no es rentable y es poco probable que sea rentable en el futuro, la mejor opción puede ser cerrarla. Antes de hacer esto, no obstante, lo más recomendable es buscar ayuda o asesoramiento para ver si puede volver a encaminar su negocio”, apunta Casanovas.
Pero, ¿cómo reconocer que se tienen problemas y que es el momento adecuado? Desde Cierratuempresa.com, el primer sistema que facilita el cierre de una empresa de forma 100% online y automatizada, detallan una serie de indicios que pueden ayudarnos a saber que la mejor opción es el cierre del negocio:
No existen proyecciones de ingresos. Es hora de tomar la temperatura financiera de la empresa. Si no se obtienen beneficios y la liquidez escasea, lo más arriesgado sería apostar por solicitar un préstamo que agrande el endeudamiento. Frente a esto, lo más inteligente sería considerar seriamente reducir las pérdidas para no terminar en problemas financieros personales. Una de las principales señales de alarma es cuando los propietarios se ven obligados a emplear su dinero personal.
El negocio pasa factura a la salud. Si experimentamos cambios de humor o de peso, si padecemos una fatiga constante o si sufrimos ansiedad, es recomendable evaluar si la empresa merece la pena. Sobre todo, debemos reflexionar si volvemos a experimentar la terrible sensación en la boca del estómago que teníamos antes de renunciar a nuestro trabajo y lanzar nuestra empresa. Si es así, esto también podría ser una seria señal para reconsiderar, al menos, el rumbo del negocio.
Los objetivos pierden brillo. ¿Hemos comenzado a olvidar el por qué lanzamos el negocio? Esto es definitivamente una señal de que la empresa se dirige hacia la zona de peligro. Podría significar una de dos cosas: que la misión no está clara o que hemos perdido la pasión por nuestro objetivo. Sin este estímulo, ¿quién o qué impulsará el negocio?
Los empleados clave abandonan el barco. La frase hecha de que ‘siempre soy el último en saberlo’ es especialmente cierta cuando el equipo que construimos comienza a irse o a desvincularse del proyecto. Si esto te está sucediendo, debemos preguntarnos: ¿hay algo que sepan que yo no? ¿Mis empleados trataron de decirme algo y yo simplemente no escuché?
El ‘modo standby’ no es una opción. Mantenerse en un estado inactivo no nos exime de tener que responder a las obligaciones fiscales y legales derivadas de cualquier empresa. Además, debemos contar con un medio alternativo de ingresos pues la compañía no generará ingresos durante el tiempo que no esté operativa. Es, por ello, que antes de pulsar el ‘standby’ de nuestro negocio, evaluemos si no es más inteligente dar por concluida la aventura.
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