Su funcionamiento es muy sencillo; captan fondos de ahorro e inversión y conceden préstamos o diferentes fórmulas de financiación para que los proyectos, las empresas y las distintas organizaciones que necesiten recursos puedan llevar hacia adelante su actividad económica. La condición suele ser que esa actividad contribuya claramente a la mejora de la calidad de vida de la sociedad y a la protección de los ecosistemas y el respeto hacia la naturaleza.
Beneficios de la banca ética frente a la banca tradicional
El boom de socios y clientes que vive la banca ética no es en absoluto una casualidad. El mundo en general está pasando por cambios importantes. La sociedad humana se encuentra inmersa en un cambio de paradigma global en el que otras formas de entender las relaciones entre las personas, que no sigue el patrón egoísta y liberal, autoritario y competitivo que se ha venido ejecutando hasta ahora, es posible.
La forma de entender un sistema económico despierta del capitalismo más radical para comprender que en la unión está la fuerza y que en el respeto a la naturaleza descansa el futuro de las siguientes generaciones. La Banca ética hace su reaparición para contribuir, a su forma, en el esfuerzo por cambiar a mejor una situación económica y medioambiental que parece insostenible.
La primera diferencia que se localiza entre estos dos modelos de banca se encuentra nada menos que en sus objetivos. Por una parte, la banca tradicional centra todos sus esfuerzos y estudios técnicos en términos de rentabilidad económica. Mientras que la banca ética, además de realizar este tipo de estudios para que sean viables y no quiebre, tiene en consideración el cumplimiento de unos valores mínimos de justicia ecológica y social (creación de empleo, ayuda a sectores desfavorecidos, medio ambiente, cultura…), evitando la inversión en espacios claramente enemigos de la sociedad, como el armamento, las empresas contaminantes, que exploten a niños o no que entren dentro del concepto de comercio justo.
Un buen número de perjuicios sociales han venido de la mano de la especulación, es decir, inversiones que acarrean grandes beneficios, pero no atraen ni solucionan ninguna de las necesidades que tiene la economía real. Por el contrario, la banca ética pone el foco sobre inversiones que incentivan la economía local y en aquellas operaciones que, por ser pequeñas o poco productivas, suele desdeñar la gran banca.
Un factor más, bastante desconocido, que ahonda en estas diferencias es el sueldo que perciben los directivos de una organización y otra. Por regla general, los bancos de siempre manejan cifras realmente abrumadoras para sus directivos y socios inversores, incluso cuando la organización están en quiebra. Esto no ocurre en modo alguno en el conjunto de bancos añadidos al ideal de banca ética, donde se imponen topes salariales justos.
Estos son algunos Ejemplos banca ética más reseñables de los que operan dentro de las fronteras nacionales; Caixa d’Enginyers (Caja de Ingenieros), Colonya, Caixa Pollença, Oikocredit, Coop 57, Triodos Bank y Fiare Banca Ética.
La banca ética trabaja sin la presión ni las directrices que marca un grupo inversor, exigiendo remuneración por participar en la compra de acciones. No tiene grandes accionistas, ya que la mayoría son pequeños inversores, y casi todos ellos renuncian a obtener ningún beneficio económico. A estos inversionistas les basta con comprobar que el mundo pasa por cambios que lo están trasformando positivamente y han contribuido a ello.
Otros dos aspectos fundamentales que los diferencias y representan una ventaja o beneficio a favor de la banca ética es la dirección. La banca tradicional es llevada a cabo por grandes accionistas que deciden la forma de organización y los objetivos a cumplir de forma completamente autoritaria. Sin embargo, en la banca ética el control real de la entidad se lleva a cabo por procedimientos democráticos, organizados a partir de la fórmula de cooperativas de crédito.
Por su parte, está clara y representa una forma de ser la opacidad constante de los grandes bancos, pero para estas nuevas entidades éticas, la transparencia es uno de sus símbolos más característicos. Absolutamente todas las operaciones y contabilidad pueden consultarse a través de internet y de forma completamente gratuita.
La ratio de clientes morosos de la banca ética es muy inferior al del sistema financiero tradicional, situándose por debajo del 4,25, mientras que los bancos alcanzan de media el 13,42 %. Por otro lado, como es sabido, la banca ha sido intervenida y rescatada con dinero del estado para que pueda seguir funcionando, tras alcanzar niveles ruinosos por parte de pésimas estrategias y ambiciones desmedidas. Sin embargo, esto no ha ocurrido jamás en la banca ética, que demuestra de este modo su solvencia y viabilidad.