El descubrimiento, realizado por un equipo multidisciplinar formado por la astrofísica Minia Manteiga y los ingenieros informáticos Carlos Dafonte y Raúl Santoveña del CITIC de la UDC y por investigadores del Instituto de Astrofísica de Canarias, podría dar respuesta a lo que hasta el momento ha sido un enigma para la comunidad científica internacional. Para ello ha sido fundamental la colaboración interdisciplinar, aunando conocimiento en astrofísica con el desarrollo de técnicas de minería de datos en varios cientos de miles de observaciones de estrellas frías en luz infrarroja recogidas en el experimento APOGEE. Según palabras de Raúl Santoveña, “hemos diseñado numerosas técnicas de Big Data que hemos tenido que afinar al máximo porque estábamos buscando una aguja en un pajar. Finalmente, hallamos 15 estrellas con abundancia de fósforo entre 10 y 100 veces más alta incluso que las observadas en el Sol”. Por su parte, Carlos Dafonte indica: “Es probable que hayamos observado solo una muestra de estrellas ricas en fósforo, debemos confirmar su peculiaridad en trabajos futuros”.
El estudio publicado abre una nueva vía para la síntesis de fósforo en estrellas, y propone que probablemente el fósforo que hemos medido provenga de la contaminación ocurrida en la nube donde se formaron estas estrellas cuando una generación anterior de estrellas, muy masivas y de naturaleza desconocida, finalizaron su vida como astros radiantes. Concluye la astrofísica Minia Manteiga que “la contaminación de la nube protoestelar ha debido de ser un fenómeno local, y relativamente raro ya que estamos detectando un número pequeño de este tipo de estrellas. Aun así, podemos especular que podrían haber contribuido de manera apreciable a la evolución química de la Galaxia y por lo tanto a producir el fósforo contenido en el Sistema Solar y en la Tierra. Esto puede significar que estas estrellas han sido decisivas en el desarrollo de la vida en la Vía Láctea”.