Una fusión daría lugar a un solapamiento limitado de las sucursales, principalmente en Extremadura. La entidad resultante sería uno de los principales actores en el oeste de España (con la excepción de Galicia), pero seguiría siendo un banco regional sin presencia relevante en el este de España o en las regiones ricas del noreste.
Con una superposición limitada de sucursales, la racionalización de las mismas sólo proporcionaría sinergias de costes potencialmente limitadas, en comparación con los planes de reducción de gastos independientes, aunque podrían reducir aquellos correspondientes a las estructuras centrales.
Lo más importante es que una mayor dimensión permitiría al banco acelerar las inversiones en su capacidad de distribución digital, un área en la que los bancos regionales se están quedando atrás con respecto a los grandes actores".