La mortalidad hospitalaria por infarto de miocardio se ha duplicado durante la pandemia de la covid-19, según la Sociedad Española de Cardiología. id:63985
Los fallecimientos por infarto se han duplicado durante la pandemia respecto al periodo previo. Así lo desvela
un estudio de la Asociación de Cardiología Intervencionista de la Sociedad Española de Cardiología (SEC), cuyos resultados indican que la situación provocada por la covid-19 ha tenido un gran impacto sobre la mortalidad aguda por infarto. Así mismo, los datos muestran que el número de pacientes atendidos por infarto ha disminuido, mientras que ha aumentado el tiempo que transcurre desde que se inician los síntomas hasta que el paciente recibe la primera asistencia médica. Julio Maset, médico de Cinfa, señala que “no se debe tener miedo a la hora de recurrir a los servicios de emergencia, ya que unos minutos de diferencia pueden salvar una vida o, como mínimo, evitar graves secuelas. Por ello, es crucial
saber reconocer los síntomas de un infarto de forma rápida y reaccionar de inmediato llamando cuanto antes al 112”.
Los infartos de miocardio se producen cuando la obstrucción de una arteria coronaria impide que alguna zona del corazón reciba el flujo sanguíneo que necesita, por lo que las células de este músculo (miocardio) empiezan a morir. “La primera hora tras sufrir un infarto es un período crítico en el que resulta vital actuar rápido. Por eso, es muy importante estar atento a las señales del infarto. En esta línea, es fundamental aclarar algo que no suele saberse, y es que los síntomas no siempre son los mismos en los hombres que en las mujeres”, advierte el doctor Maset.
En los varones, el dolor en el centro del pecho o en el lado izquierdo del tórax, que a veces irradia hacia el brazo izquierdo o la mandíbula, es uno de los signos de alarma más comunes. Este dolor no se modifica con los movimientos o respiración y dura más de 20 minutos. También pueden darse dificultades respiratorias, sudor frío, malestar intenso, náuseas, vómitos y pulso cardíaco alterado.
“En cambio, un infarto en las mujeres puede manifestarse con malestar en la boca del estómago y presión en el pecho o dolor que irradia hacia la espalda. Igualmente, el dolor no cede con los movimientos, ni con la respiración. También puede experimentarse sudor frío, dificultad para respirar, náuseas, vómitos y estómago revuelto. Es importante saber todo esto y no considerar el dolor en el pecho como único indicativo de infarto para poder identificarlo cuando ocurre”, recalca el experto de Cinfa.
Llamar al 112 y mantener la calma
En caso de que alguien esté sufriendo un infarto de miocardio a nuestro alrededor, lo primordial es contactar con los servicios de Emergencias y llamar inmediatamente al 112. De esta manera, los profesionales sanitarios podrán aconsejar a los acompañantes y al paciente y trasladarlo rápidamente al hospital para iniciar el tratamiento oportuno.
“Hasta que lleguen los sanitarios, deberemos seguir las indicaciones que nos den en el 112. Se ha comentado mucho la conveniencia o no de administrar aspirina–apunta el doctor Maset-, pero dado que, en ocasiones, puede haber contraindicación, lo mejor es seguir las recomendaciones que nos den los sanitarios”.
También es muy importante mantener y transmitir calma dentro de lo posible, ya que el estrés y la ansiedad afectan al corazón, lo que aumenta la frecuencia cardíaca y la tensión arterial.
“En cualquier caso, la actuación más sensata que podemos llevar a cabo para prevenir el riesgo de infarto es controlar los factores de riesgo: procurar mantener unos niveles de colesterol saludables, evitar la obesidad, dejar el tabaco si se es fumador, controlar la hipertensión arterial, seguir una dieta sana y equilibrada y abandonar el sedentarismo son las mejores herramientas para luchar contra la enfermedad cardiovascular”, recuerda el experto de Cinfa.
Diez consejos para un corazón sano:
Sigue una alimentación equilibrada y variada. Las frutas, verduras, hortalizas, pescado, aceite de oliva, carnes magras, cereales y lácteos desnatados no deben faltar en tu mesa. Y recuerda que la sal, los azúcares y el alcohol es mejor tomarlos en pocas cantidades.
Controla tu peso. La obesidad es un factor de riesgo de las enfermedades cardiovasculares, por lo que mantener un peso adecuado es una cuestión de salud. Para medir el sobrepeso, existen distintos parámetros, como el índice de masa corporal (IMC), el que se utiliza de forma más frecuente para identificar estos problemas en los adultos.
Vigila la grasa acumulada en el abdomen. Es peligrosa para el corazón. Mide tu perímetro abdominal a nivel del ombligo. En la mujer debe estar por debajo de 88 centímetros y, en los hombres, de 102 centímetros.
Comprueba tu tensión arterial. Mide tu tensión para verificar que es igual o inferior a 135/80 mmHg. Si eres hipertenso, también debes mantenerte por debajo de estas cifras. Y, en caso de que ya hayas sufrido un problema cardiovascular, cerebrovascular, renal o padezcas diabetes, tu tensión puede alcanzar un máximo de 115/75 mmHg. En estos últimos casos, los controles y medidas preventivas han de ser continuos.
Revisa tus niveles de colesterol y glucosa. La mejor manera de mantenerlos a raya es seguir una dieta sana y hacer ejercicio, y será tu médico quien establezca las medidas que debes seguir tras valorar tus niveles.
Confía en tu médico. Es el profesional que mejor puede aclarar tus dudas y orientarte. En base a tus antecedentes personales y familiares, dieta, hábitos de vida, etc., puede calcular tu riesgo cardiovascular y asesorarte a la hora de prevenir futuras patologías.
Evita el tabaco. Multiplica el riesgo de sufrir ataques cardiacos o cerebrales.
Practica treinta minutos de ejercicio diario. Elige la actividad que más te agrade y que se adapte a tu condición física, ya sea caminar, bailar, correr, andar en bici, nadar, etc.
Aprende a controlar el estrés y la ansiedad. El aumento de tensión emocional es peligroso para el corazón.
Comparte tus dudas. Intercambiar experiencias te permite aprender. Recuerda también que tu familia puede ser un gran estímulo y apoyo para superar cualquier dificultad en el cumplimiento de los objetivos de salud.