Esto ha permitido crear suficientes daños como para simular de forma adecuada los producidos en las colisiones más graves: accidentes de un solo vehículo a velocidad muy alta, accidentes en los que un vehículo choca contra un camión a alta velocidad o accidentes en los que un vehículo recibe un fuerte impacto lateral. En estas situaciones es probable que el estado de los ocupantes del vehículo sea crítico. Por lo tanto, la máxima prioridad es extraer a los pasajeros del vehículo y trasladarlos al hospital lo antes posible utilizando herramientas hidráulicas de rescate, conocidas en el sector como «mandíbulas de vida» (jaws of life). Los especialistas en extracciones suelen hablar de la «hora de oro»: es preciso liberar a la víctima y llevarla al hospital en un plazo de 60 minutos desde que se produce el accidente.
«Llevamos muchos años colaborando estrechamente con los servicios de rescate suecos», señala Håkan Gustafson, investigador superior del equipo de investigación de accidentes de tráfico de Volvo Cars. «Esto es así porque compartimos el mismo objetivo: hacer que las carreteras sean más seguras para todos. Esperamos que nadie tenga que pasar jamás por la experiencia de sufrir los accidentes más graves, pero no todos se pueden evitar. Por eso es de vital importancia contar con métodos que contribuyan a salvar vidas cuando se producen los accidentes de mayor gravedad». Todos los hallazgos derivados de las colisiones y las maniobras de extracción subsiguientes se recopilarán en un informe de investigación exhaustivo. Este informe se pondrá a disposición del personal de rescate de todo el mundo de forma gratuita para que puedan beneficiarse de los resultados y seguir perfeccionando sus habilidades.
Normalmente, los equipos de rescate practican con vehículos de los desguaces. Sin embargo, estos vehículos suelen tener hasta dos décadas de antigüedad. Y, en cuanto a la resistencia del acero, la estructura del habitáculo de seguridad y la durabilidad global, hay una enorme diferencia entre los vehículos modernos y los fabricados hace 15 o 20 años. Además, los Volvo actuales están fabricados con algunos de los tipos de acero más duros que se pueden encontrar en los automóviles contemporáneos.
Por eso es de vital importancia que el personal de rescate se mantenga siempre al día, esté familiarizado con los modelos más recientes y analice sus métodos a fin de desarrollar nuevas técnicas de extracción. En otras palabras: estas sesiones de formación pueden marcar la diferencia entre la vida y la muerte. Así que, a petición de los servicios de rescate, Volvo Cars decidió dar un paso más.
«Normalmente solo provocamos colisiones dentro del laboratorio; esta es la primera vez que hemos dejado caer vehículos desde una grúa», explica Håkan Gustafson. «Sabíamos que las deformaciones resultantes serían extremas. Lo hicimos para poner al personal de rescate ante un desafío real». En total, diez vehículos Volvo de distintos modelos se dejaron caer varias veces de la grúa. Antes de la caída, los ingenieros de seguridad de Volvo Cars realizaron cálculos exactos sobre la cantidad de presión y fuerza a la que era necesario exponer cada vehículo para lograr el nivel de daños deseado.