Actualmente, los nichos donde se pueden encontrar oportunidades desde ambos puntos de vista están en la deuda de economías emergentes y también en el mundo de la deuda subordinada, aunque en este último cada vez hay que ser más selectivo. La mejor muestra de lo que estamos apuntando es que la cartera del índice Bloomberg Barclays Global Bond Index, que incluye deuda emitida por gobiernos y por compañías con calificación de grado de inversión a nivel global, ofrece, a fecha de hoy, una rentabilidad anual hasta vencimiento del 0,84%, con un vencimiento medio de 9 años (en los últimos diez años su rentabilidad media a vencimiento era del 2,79%).
A la vista de estos datos, en términos de valoración relativa la opción de la renta variable parece clara. Pero no podemos perder de vista, los actuales niveles de valoración de esta. Y la historia nos demuestra que, con los niveles actuales de valoración alcanzados, el potencial de rentabilidad a medio y largo plazo (5-10 años) se reduce.
Por lo tanto, habría que olvidarse de tasas de rentabilidad como las vividas en los últimos años, y pensar en tasas de rentabilidad futuras más moderadas y con una teórica asunción de mayor riesgo, al ser necesaria una mayor exposición a la renta variable en las carteras. Y decimos teórica, porque a los niveles actuales de valoración de la renta fija y la renta variable, así como con los niveles de endeudamiento a nivel global, está por ver que activo tiene más riesgo.