La crisis del COVID-19 ha creado un momento de oportunidad para lo "digital". Lo digital se aprecia más ampliamente que antes como una herramienta para llegar al público, colaborar dentro de las organizaciones, cooperar con otros, como manera de mantenerse en contacto con los demás en situaciones de confinamiento o enfermedad o simplemente para no salir a la calle por precaución.
El alcance de las herramientas digitales se ha extendido a nuevos grupos demográficos, por ejemplo, a los abuelos. Y esta evolución positiva viene acompañada del reto de que, a menos que seamos capaces de demostrar el impacto de lo digital y de aprovechar el mismo, que puede seguir siendo una solución de segunda categoría reservada solo para momentos de crisis.
La sociedad reclama ejemplos de modelos de negocio digital que funcionen y aporten valor de forma predecible y que se disponga de herramientas para desarrollarlos. Pero que sean un modelo de negocio digital de verdad y no solo un modelo de negocio tradicional con algunos elementos digitales.
Hay muchas tecnologías, herramientas y plataformas digitales que han demostrado ser importantes durante la pandemia de COVID-19, el paradigma de ello es la facilidad con la que ahora podemos calcular precio cambio de nombre de un vehículo sin movernos de casa, con el ordenador o el teléfono móvil.
La experiencia individual de las personas durante la crisis del COVID-19 es variada y en gran medida está condicionada por las circunstancias propias y los factores ajenos a su control inmediato.
Hay mucha necesidad de grandes tipos de cambios, pero muchos carecen de datos y/o de datos y/o conocimientos necesarios para orientar y llevar a cabo el cambio, y muchos tienen dudas sobre la probabilidad de que ellos mismos, su organización, sector o sociedad puedan hacer cambios positivos permanentes de forma estratégica.
En estos casos es muy valioso ayudarse mutuamente a reflexionar y desarrollar ideas y conocimientos. Mientras todo esté en proceso de cambio y haya incertidumbre sobre el futuro, puede haber una tendencia de algunas personas a encerrarse en sí mismos y aislarse (aún más) de su realidad y de la sociedad.
Sólo algunos de los cambios deseados requieren capacidades técnicas per se. La mayoría tienen que ver con las prácticas de gestión, liderazgo, participación del público y desarrollo de la comunidad, y diversidad, inclusión y empoderamiento. Esto puede estar relacionado con la especialización profesional de los partícipes, pero también puede reflejar fuerzas más amplias en juego.
Además de otros factores, la atención prestada a las habilidades blandas a lo largo del proceso de las plataformas de comunicación digital, que han pasado de ser sobre la tecnología a ser sobre las personas, las interacciones y el valor social, también puede indicar que hemos llegado a una altura en la aceptación de transformaciones más fáciles y evidentes como las de pedir informe de vehículo han crecido exponencialmente en los últimos meses, mucho más que en los pasados años.