La importancia de la empatía dentro del entorno laboral va mucho más allá de crear un ambiente agradable o de la posibilidad de entablar unas buenas relaciones con las personas que tenemos cerca. Diversos estudios demuestran que la instauración de un clima empático influye de manera decisiva en la motivación de los trabajadores y la productividad.«El reto pasa por propiciar espacios y contextos que, dentro de la vorágine laboral, permitan estimular la empatía. Se puede hacer, por ejemplo, mediante el trabajo en equipo o colaborativo. También mediante la identificación de metas y fines comunes. En ambos casos, resulta fundamental la observación, escucha y conocimiento de las demás personas», asegura Clara Selva.
Si compaginar empatía y trabajo no siempre resulta sencillo por factores como las prisas o el estrés, en tiempos de pandemia las dificultades se incrementan al entrar en juego la incertidumbre, el teletrabajo, la necesidad de compaginar el espacio personal con el laboral y las nuevas formas de organización que se imponen de la noche a la mañana sin tiempo casi para adaptarse a ellas.
Aunque todos estos cambios, según Selva, no tienen que ser necesariamente negativos: «También han conllevado el paso hacia enfoques organizativos más abiertos, y una mayor inclusión y apertura del talento organizativo.»
En ese sentido, algunos de los factores a tener en cuenta son:
- La gestión del tiempo que ahorramos en los desplazamientos, pero también el necesario para descansar en mitad de la jornada o al concluirla, para no estar siempre disponibles.
- La distancia física respecto al centro de trabajo y a las personas con las que solíamos coincidir, para que no se convierta en una sucesión de ausencias.
- La creación de (tele)espacios informales que nos permitan acercarnos, sentirnos parte y compartir nuestro día a día.
- El manejo emocional por parte de la organización y los responsables para poder identificar factores de riesgo.
Claves para un liderazgo más empático
¿Y cómo sería ese nuevo modelo de liderazgo que parece estar imponiéndose y del que habla el estudio del CEMS? Clara Selva lo ve claro: «Debe contar con una comprensión profunda de las personas que integran la organización —de sus habilidades, virtudes, puntos débiles y capacidades de comunicación y cooperación— a fin de potenciar el rendimiento, la participación y motivación de todas ellas. La persona líder debe ser también capaz de movilizar a las demás personas dentro y fuera de sus áreas de responsabilidad, creando condiciones para que los equipos actúen en red y se adapten a los desafíos.»
El lado oscuro de la empatía
Un exceso de empatía en el entorno laboral también puede entrañar algunos peligros, como ponen de manifiesto los estudios que relacionan esta cualidad con el fenómeno conocido como burnout o síndrome del trabajador quemado.
Tal y como señala Selva, una empatía mal entendida puede traducirse en «dificultad para poner límites respecto al trabajo, una excesiva implicación en los problemas de los demás o la anteposición de las necesidades ajenas a las propias. El exceso de empatía se relaciona también con la ansiedad, dejar de lado el juicio más crítico o reflexivo y ser más fácilmente manipulable».
Esto puede ocurrir de forma especial entre los profesionales de la salud o los dedicados a los cuidados cuando se implican demasiado en las dificultades de las personas con las que trabajan. Frente a ello, la experta recomienda aprender a compaginar la empatía con la distancia necesaria que debemos mantener frente a los demás.
Cinco consejos para ser más empáticos:
1. Escuchar activamente.
2. Interesarnos por los demás.
3. Observar e interpretar la comunicación no verbal.
4. Comunicarnos respetuosamente.
5. No juzgar.
La experta
Clara Selva, Profesora de los Estudios de Psicología de la UOC.