El IPC subió un 0,5% en junio, lo que elevó la tasa de inflación en dos décimas porcentuales, desde el -1% hasta el -0,8%. El resultado es una décima superior a lo previsto debido al aumento del 8,3% del precio de la energía eléctrica, mayor de lo esperado.
El ascenso de la tasa general en junio por segundo mes consecutivo contrasta con la bajada de la inflación subyacente, que se redujo una décima hasta el 0,6%, consolidando una trayectoria descendente iniciada desde el máximo del 1,1% del pasado mes de marzo. Esta evolución tiene un origen muy generalizado por componentes (alimentos elaborados, bienes industriales, servicios), que sorprende en el contexto actual de fuerte empuje de la demanda.
En un escenario central en el que el petróleo se mantenga estable en torno al nivel actual (47 dólares), la tasa media anual para 2016 se situaría en el -0,3%, aunque baja ligeramente la previsión para la inflación subyacente y sube la de los productos energéticos. La tasa interanual de diciembre sería del 0,6%.