Sea cual sea el lado en el que se sitúe uno, está claro que se está produciendo algún tipo de cambio en la industria del automóvil. En este artículo, exploraremos este cambio, lo que hay detrás de él y lo que el futuro depara a los fabricantes de automóviles.
Para contextualizar, es importante tener en cuenta la influencia de las generaciones más jóvenes, no sólo en la industria del automóvil, sino en las actitudes en general. En su histórico estudio sobre el gasto de automóviles, Deloitte identificó enormes disparidades entre la Generación Y, millennials, y sus homólogos de más edad en lo que respecta a la propiedad de vehículos. Los millennials anteponen el precio, la flexibilidad y la comodidad a todo lo demás y están mucho más dispuestos a aceptar los servicios para financiar renting que requieren menos compromiso.
Esta generación también ha crecido en un mundo en el que priman las aplicaciones de Internet, que nos permiten encontrar casi cualquier cosa, y este conocimiento de la tecnología ha impulsado el crecimiento de páginas web cómo masqrenting.es, que ofrece un buscador de vehículos en renting de las principales marcas del sector. Los resultados de una búsqueda personalizada nos darán varios precios para el renting del vehículo, así como toda la información sobre su equipamiento y a las condiciones de contratación.
El futuro del renting de coches
Junto con el cambio demográfico, también se está produciendo un cambio sustancial en el lugar donde vivimos. Para 2030, se espera que el 60% de la población mundial viva en zonas urbanas, frente a sólo el 30% en 1950. Y la tendencia crece exponencialmente.
A medida que crece el número de megaciudades, la naturaleza a la carta de los servicios de renting de todo tipo de vehículos se hace más popular y conveniente. Al fin y al cabo, la mayoría de las ciudades actuales no se construyeron para el número de vehículos vigente y sus infraestructuras están sometidas a una enorme presión. Para combatir esta tendencia y tratar de hacer las ciudades más habitables, se ha limitado el número de coches mediante una serie de métodos: aumento de las tarifas de aparcamiento, aparcamientos disuasorios, tasas de congestión y limitación de la entrada en función de la matrícula. En la mayoría de las grandes ciudades, tener un coche propio no es necesariamente más barato, más fácil o más cómodo. En algunos aspectos, tener un coche propio es más bien una carga.