“Una empresa surge con una idea. ¿Qué relación tiene con la música? La idea sería la partitura, la composición. ¿Quién pone en marcha esa idea en la empresa? Los empleados. ¿Quién hace que esa música funcione? Los músicos de la orquesta”, comenzó explicando el compositor de la Beverly Hills Symphony. Para Simarro, hay que tener algo claro, un principio que es aplicable a cualquier empresa: “Si los músicos no quieren tocar, la música no suena”. En este terreno, subrayó, es importante “la actitud del director, el entusiasmo, la motivación”. El compositor y músico recordó que “todos somos empleadores o empleados, o ambas cosas. Esto es igual con el director y el músico de orquesta”. Palabras como empatía y responsabilidad componen las virtudes, pero también a veces los defectos, si se aplican en exceso, de un director de orquesta. “Todas las funciones de los músicos son importantes. Pero, aunque sepamos hacer todas, tenemos que delegar”.
Simarro habló de una “lucha de poderes” en toda orquesta: “El buen director sabe cuándo la música está saliendo gracias a los músicos”. Así, hace falta siempre “conocer bien la relación con los músicos. Es algo que nos pasa también en las familias. Siempre hay alguien que tiene mucho ímpetu y lo hace todo”. En el símil entre el mundo musical y el empresarial, conviene no olvidar al productor: “Cuando tengamos una idea tenemos que saber muy bien cómo la producimos. La mayoría de las veces caemos en este error: una idea, una canción buenísima, puede salir fatal según cómo la llevemos a cabo”.
El compositor animó a acercarse a la música como a un cuadro, compuesto por la unión de cuatro colores: instrumento, volumen, tiempo y altura tonal. Lo hizo con una amena charla en la que dio protagonismo a los estudiantes, componiendo sobre la marcha con diferentes voluntarios del público y haciéndoles ver que la capacidad para crear música, al igual que la de ponerse al frente de un proyecto empresarial o personal, reside en ellos si saben cómo hacerlo.
Ser humilde y seguir aprendiendo
Simarro ha colaborado con algunas de las principales orquestas mundiales y en grandes citas internacionales como el 75 Aniversario de la Unesco (2020), además de trabajar con Ara Malikian, Julio Iglesias, Manu Tenorio, Nena Daconte o Lamari de Chambao, entre otros muchos artistas. Está además vinculado desde hace años al mundo del cine con bandas sonoras de largometrajes como la canción de Padre no hay más que uno, junto a Santiago Segura, Conducta animal y Diamantes negros, y cortos como La Tierra llamando a Ana y Vida modelo.
En esta trayectoria, Simarro se ha acostumbrado a no dejar de absorber conocimientos: “Siempre me preguntan dónde he estudiado, y yo respondo dónde voy a estudiar”, aseguró, ofreciendo un primer y valioso consejo: “Gracias a una profesión como la música cada día estás aprendiendo. Con la música puedes tener mucha experiencia, saber de una técnica, pero esta evoluciona constantemente”. El compositor animó a los estudiantes del público reunido en el Salón de Actos de la Universidad Villanueva, así como a todas las personas que pudieron seguir el Villanueva Showing Talks online, a seguir formándose y aprender del talento emergente: “Hay que ser humilde, ver cómo llegan los nuevos, los que tienen 18 años, 20, y mezclan y componen de nuevas maneras. Eso lo podéis aplicar a vuestra vida”.