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Las mascarillas, protección contra la gripe, alergias, la piel del rostro y la polución

Domingo 09 de mayo de 2021
Gamma Health, empresa española especializada en equipos de protección y salud, detalla los beneficios que ha traído el uso de las mascarillas más allá del COVID-19. id:71442

Gamma Health, empresa española especializada en equipos de protección y salud, destaca los beneficios que ha aportado el uso de las mascarillas a la sociedad más allá de la protección frente al COVID-19. “Con la llegada del Covid-19, el uso de la mascarilla ha pasado a formar parte de nuestro día a día, convirtiéndose en un complemento indispensable. Está comprobado que su uso es una de las principales medidas de protección frente al virus, al tiempo que una poderosa herramienta para controlar su propagación. Sin embargo, también ha demostrado tener otros beneficios, como una importante defensa ante la gripe, las alergias, la piel del rostro y la polución, por ejemplo”, señala Alberto Cantero, CEO de esta compañía, quien argumenta cómo favorece la salud de las personas en cada uno de estos cuatro casos:

Gripe
Según el Sistema de Vigilancia de Gripe en España (SVGE) únicamente se han detectado en lo que va de año 12 casos de gripe en toda España. “Las medidas de protección tomadas contra el Covid-19 como la distancia social, la extrema higiene de manos y, sobre todo, el uso de mascarillas, han ayudado a disminuir de manera muy significativa los contagios por gripe”, asegura Alberto Cantero, y continúa: “así mismo, que las mascarillas hayan pasado de tener un uso marginal a ser un producto de uso habitual, ha propiciado las inversiones en innovación y en el desarrollo de nuevas opciones más seguras, sostenibles y polivalentes. Un ejemplo es nuestra mascarilla WiseProtect IIR, la primera mascarilla de tela, reutilizable, que incorpora las características de las del Tipo IIR, el estándar más alto dentro de las mascarillas quirúrgicas. Este novedoso tipo de mascarilla combina las características de un conjunto de tejidos de alto rendimiento, con los tejidos filtrantes utilizados en las mascarillas quirúrgicas, introduciendo además un tratamiento en las capas de tejido que actúa como escudo, neutralizando virus, bacterias y hongos”.

Alergia
El uso de mascarillas reduce significativamente la sintomatología en las personas alérgicas al polen, el polvo y a otras partículas biológicas que se encuentran suspendidas en el aire, así como el consumo de fármacos de rescate y el número de visitas a Urgencias por cuadros respiratorios. Según Alberto Cantero, “protegiendo la nariz y los bronquios, los efectos causados por la inhalación de estas sustancias para las personas alérgicas, se ven minimizados”. De la misma manera, puntualiza que, para estar bien protegidos, en primer lugar, “las mascarillas deben estar homologadas y cumplir con los estándares exigidos en cuanto a respirabilidad y filtración. Así mismo, es importante utilizarlas correctamente y utilizar aquellas que permitan una adaptación perfecta a la cara. Deben cubrir con especial cuidado los laterales del rostro y ajustar la mascarilla a la nariz con el objetivo de evitar la inhalación de partículas biológicas entre los huecos de la mascarilla.” Y, en segundo lugar, “se debe elegir correctamente el tipo de mascarilla que más se adecúe a las necesidades respiratorias de la persona y tener en cuenta los ensayos y la Eficacia de Filtración Bacteriana (BFE) para las quirúrgicas y la Eficacia de Filtración Mínima para las consideras como equipo de protección individual (EPI)”.

“Las mascarillas quirúrgicas, se consideran producto sanitario y por lo tanto sus ensayos son distintos a los de los EPI. La filtración en los EPI, y bajo la normativa UNE-EN 149:2001, se mide en combinación con el ajuste ergonómico de la mascarilla. En las quirúrgicas, se hace de acuerdo con la norma UNE-EN 14683, directamente sobre la propia mascarilla, midiendo exactamente la filtración del material. Atendiendo a esto, a las FFP2 se les exige una filtración mínima del 92% y las FFP3 de un 95%. Por su parte, la BFE para las mascarillas quirúrgicas Tipo II y Tipo IIR es del 98%”. Teniendo esto en cuenta, el CEO de Gamma Health señala que el tipo más recomendable para la filtración de partículas como el polen son, en este caso, las FFP2/FFP3, porque han sido probadas y testadas teniendo en cuenta el ajuste ergonómico de las mascarillas. Sin embargo, también destaca que, “una mascarilla quirúrgica con un diseño ergonómico estudiado, con un ajuste facial y nasal que las acople al contorno de la cara de cada individuo, como el caso de la WiseProtect IIR, resultan muy eficaces en estas situaciones. Además, otras características, como el material hidrófugo con el que están construidas, permiten repeler cualquier partícula de polen atrapada en una gotícula de la propia humedad del ambiente.

Aire frío
Las bajas temperaturas causan tirantez, rojeces y sequedad en la piel. En este sentido, las mascarillas han sido durante este invierno una buena herramienta para proteger la piel del rostro más sensible, como las mejillas o los labios, que siempre se resienten con la bajada de temperaturas. El problema es que, debido a la condensación causada al hablar o por la propia respiración, un proceso normal, se puede generar humedad, propiciando la multiplicación de microrganismos y haciendo que la mascarilla pierda eficacia. “Siempre es recomendable utilizar una mascarilla con tejidos que permitan un control adecuado de la humedad y tratadas con tecnología antibacteriana, que evite la proliferación de bacterias u hongos, así como la formación de olores en las capas interior y exterior de la mascarilla. Estas tecnologías están presentes en los tejidos utilizados para confeccionar nuestras mascarillas y sus propiedades se mantienen más allá de los 50 lavados”, apunta Alberto Cantero.

Contaminación
Actualmente, la contaminación del aire se ha convertido en uno de los mayores problemas que tienen las grandes ciudades. Los estudios muestran que usar mascarillas en los espacios exteriores, además de ser efectivo contra la Covid-19, reduce la exposición a los contaminantes atmosféricos que suponen un riesgo para la salud, como las partículas emitidas por los vehículos a motor y la industria, entre otros. En este sentido, Cantero señala que “Las mascarillas reutilizables han demostrado mejorar y reducir los cuadros respiratorios por inhalación del aire contaminado de las ciudades, además, al poder lavarse, contribuyen a mantener un ecosistema sostenible, evitando una producción masiva de residuos.”

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