Las reuniones de la COP 26, que se celebrarán en Glasgow en noviembre, serán las más importantes en una generación. Según Jeremy Lawson, sin objetivos más ambiciosos y acciones creíbles, las temperaturas globales no se mantendrán en 2 °C por encima de los niveles preindustriales, y mucho menos en 1,5 °C. Además, también apunta a los cambios que hay que introducir en Glasgow y las razones por las que los avances hacia los objetivos de París no han sido suficientes.
Principales recomendaciones para restaurar la credibilidad del Acuerdo de París
Jeremy Lawson, economista jefe y director del Instituto de Investigación de Aberdeen Standard Investments
"Los miembros del G7 y del G20 deben señalar su voluntad de avanzar en esta dirección y enviar un poderoso mensaje al resto del mundo de que las mayores economías y emisores están dispuestos a actuar para limitar el futuro cambio climático perjudicial".
"En los cinco años transcurridos desde el Acuerdo de París, las emisiones mundiales de gases de efecto invernadero han seguido aumentando y es posible que no alcancen su punto máximo hasta 2022, lo que exige recortes de emisiones aún más drásticos para poder cumplir con los objetivos de París. A pesar de las ambiciones del Acuerdo de París, las contribuciones determinadas a nivel nacional (NDC) para apoyar los objetivos de temperatura se quedaron al menos un 80% cortas. Las promesas actuales dejan al mundo en camino de 2,4 grados de calentamiento - y todo lo que ello implica.
"Las reducciones duraderas de las emisiones requieren una amplia aceptación política, respaldada por una legislación clara. Por eso hemos elaborado el Índice de Política Climática de ASI para las principales economías avanzadas. Nuestro trabajo pone de manifiesto que la mayoría de los países desarrollados han avanzado hacia la descarbonización, pero todavía no hay países con estrategias de cero emisiones netas para 2050 totalmente creíbles. Suecia y Dinamarca lideran actualmente la incorporación de iniciativas climáticas en todas las políticas."
El dilema del inversor
Este contexto político, en el que los objetivos de reducción de emisiones globales son insuficientes y carecen de credibilidad, adquiere un gran interés entre la comunidad inversora. Un objetivo clave del Acuerdo de París era garantizar que los flujos financieros fueran compatibles con los objetivos de temperatura del acuerdo. Posteriormente, se ha producido una carrera para animar a la industria financiera, y a las empresas en las que invierten o prestan, a alinear sus decisiones de asignación de capital con los objetivos de París. Según Jeremy Lawson, si la política mundial no está alineada con esos objetivos, los flujos de capital dirigidos por el sector financiero tampoco lo estarán. Esta es una de las razones principales por las que la mayoría de los compromisos de los inversores y las empresas para alcanzar un nivel de cero emisiones netas llevan la advertencia de que están condicionados a que las políticas gubernamentales se alineen con los objetivos del Acuerdo de París.
En conclusión
"Nuestras recomendaciones son ambiciosas, pero realizables, y los beneficios son incalculables. La AIE ha demostrado que una transición de cero emisiones netas para 2050 podría elevar, no reducir, la actividad económica. Los costes económicos de la inacción, por no hablar de las repercusiones sociales, sanitarias y medioambientales, inclinan la balanza aún más hacia una mayor acción ahora".