Economía

La reestructuración financiera: ventajas, inconvenientes y cómo llevarla a cabo

Ana Martinez Serrano | Lunes 12 de julio de 2021
La reestructuración financiera es una herramienta de negociación dirigida a gestionar la deuda empresarial y evitar los impagos. id:73904

La inestabilidad económica mundial y el parón repentino de la economía para hacer frente a la crisis del coronavirus han generado una nueva realidad en el contexto empresarial actual, cuya principal consecuencia es la pérdida de influencia en los mercados y la merma de la capacidad para generar ingresos. A causa de esta incertidumbre, el riesgo de impago es una amenaza tanto para las finanzas de la compañía como para su reputación.

Por ello, cada vez más empresarios acuden a la reestructuración financiera con el fin de rescatar su compañía o PYME en crisis y salvaguardar los intereses corporativos. Se trata de un proceso complejo cuyo éxito requiere de asesoramiento profesional, pues es clave que el acreedor tenga la completa seguridad de un resultado fructífero que garantice el cobro del capital adeudado. La figura del consultor financiero deviene, en estos casos, imprescindible.

Y es que, tal y como indican en Autorizado Red, lo que se pretende con la reestructuración financiera es prolongar el plazo de devolución de la deuda, pactar una nueva tasa de interés ajustada a la realidad de la empresa y establecer fechas concretas para realizar los pagos, de forma que el acreedor perciba la certeza del cumplimiento del nuevo acuerdo. En suma, generar confianza.

Al tratarse de una negociación ardua, contratar un asesor profesional garantiza, en primer lugar, la realización de un correcto estudio de la situación de la empresa (flujos de caja, análisis de costes, activos, pasivos y evolución económica de la misma), así como de un plan de negocio (de viabilidad) enfocado a afrontar la nueva realidad que, además, resulte atractivo y tangible para los acreedores. Por otro lado, el proyecto de reestructuración ha de ser igualmente realista para la entidad deudora, pues de nada sirve una estrategia que comprometa el 100% de los futuros beneficios empresariales o que la descapitalice por completo.

¿Qué ventajas tiene para la empresa ejecutar un buen plan de refinanciación?

La principal, el saneamiento de las finanzas empresariales y con ella el restablecimiento de la confianza, la optimización de los procesos, la simplificación de tareas o la reorientación de los costes. Reunificar los compromisos financieros supone, además, un mayor control de los gastos y las condiciones de pago, garantizando la conservación del patrimonio empresarial.

¿Las desventajas?

El aumento de las tasas e intereses, las ventas de ciertos activos por debajo de su valor de mercado o los recortes de personal.

Es importante subrayar que la reestructuración financiera de una empresa no implica únicamente retrasar el pago de las deudas o conseguir una financiación adicional, sino un cambio significativo en las relaciones entre todos actores del negocio. Además, la refinanciación de deudas involucra a los diferentes departamentos de la compañía, que se verán afectados por una reestructuración global: producción, administración, gestión, expansión comercial, estrategia, ventas, marketing y capital humano.

Claro que la cosa no acaba aquí. Una vez que las entidades acreedoras acceden a la refinanciación de las deudas —algo que sucede siempre que se presenta un plan de viabilidad correcto, pues es la mejor manera de asegurarse el cobro—, es esencial diseñar una nueva estrategia eficaz para recuperar la liquidez y generar beneficios, eliminar las deficiencias productivas y neutralizar las pérdidas, evitando así entrar en un bucle pernicioso que auguraría un final indeseado: quiebras, suspensiones de pagos y cierre definitivo.

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