Entre las conclusiones más importantes que se extraen del estudio destaca el saber que, a pesar del carácter digital de los Zetas, solo el 10,7% compra sus equipamientos visuales -gafas graduadas, lentillas y gafas de sol- online, mientras que el 79,8% prefiere acudir a la óptica para realizar su compra.
El informe expone cuáles son los productos ópticos preferidos por los jóvenes y cuáles son las posibles barreras que impiden que los Zeta confíen y se dejen asesorar por los profesionales de óptica. Con este estudio sabemos que los Zetas no optan por un único producto, sino que los combinan: el 61,8% usa gafas graduadas, el 59,4% usa gafas de sol, el 28,1% gafas de filtro azul y el 34,4% lentillas.
Además, destaca que tres de cada diez (33,8%) alterna el uso de gafas y lentes de contacto, mientras que el 46,4% solo utiliza gafas. Respecto a los momentos de uso de este producto sanitario vemos cómo las gafas son el equipamiento óptico preferido por esta generación para trabajar, conducir, ver la televisión o estar en el ordenador; mientras que son el equipamiento que menos se usa para realizar deporte, salir a la calle o acudir a eventos. “Los datos del estudio reflejan el interés de estos Zetas por la estética, aunque tal y como muestra el informe, las tendencias y fuentes de inspiración las están recibiendo a través de las redes, los influencers o personas no especialistas en la salud visual”, explica Elisenda Ibáñez, coordinadora de Visión y Vida.
A los expertos les sorprende también que, además del criterio estético, que es el que más importa a la hora de decidirse a comprar un producto (36,3%), la otra palanca decisora es la calidad (33,1%). Es más, destaca el hecho de que para el 66,8% de los Zetas “si un producto es de óptica, es bueno”. Por el contrario, el precio no parece ser uno de los elementos decisores, ya que solo es importante para el 12,6% de los Zetas, superado por la comodidad que alcanza el 18%. Además, aspectos como la recomendación (35,4%) o la cercanía (24,9%) respecto al domicilio son importantes a la hora de escoger la óptica en la que comprar.
Por último, las ópticas reciben una nota promedio de 6,97: para el 58,5% de los Zetas se merecen una nota de notable o sobresaliente, pero para el 18,6% estas no logran el aprobado. Quizá, entre aquellos que las suspenden pesen más las barreras que ellos mismos identifican a la hora de hablar de estos establecimientos: el rechazo que produce la estética de los locales (batas, luz blanca o look farmacéutico), el gap lingüístico (uso de un lenguaje demasiado técnico) y de experiencia de compra (la inexistencia de un asesor de imagen o el problema de comprensión de las explicaciones ofrecidas por el profesional de la visión) y la falta de digitalización del sector (realidad virtual, canal de venta digital y recurrente o reducción de visitas físicas al establecimiento) están frenando el acceso de estos jóvenes a las ópticas. Además, esta Generación Z reclama al sector una mayor comunicación por redes sociales o el uso de un lenguaje cotidiano que les acerque más en busca de asesoría.