Para los bancos, esto significa productos y servicios financieros ecológicos a medida para apoyar la transición de los clientes a las nuevas tecnologías, modelos de negocio y estilos de vida. Esto significará cosas diferentes para cada banco, dependiendo de la composición de su base de clientes. Por poner algunos ejemplos:
Es posible que estos productos y servicios, y los activos e ingresos resultantes, no encajen bien en el rígido marco de la Taxonomía en su forma actual, ni se reflejen adecuadamente en un Ratio de Activos Verdes, pero eso no los hace menos importantes.
En última instancia, más allá de la propuesta de un cliente específico, al evaluar los esfuerzos de transición de un banco, lo que buscamos son pruebas de que estas consideraciones están estimulando la innovación y se traducen en una nueva forma de hacer negocios. Como declaró un jefe de ESG con el que hablamos: "La banca sostenible se convertirá en algo habitual".
Evidentemente, los gestores de activos y los inversores que invierten en instrumentos del mercado público no tienen la misma capacidad que los bancos para estipular las condiciones de uso y captación de capital, lo que significa que, a nivel de cada empresa, hay que centrarse en la asignación de capital y el compromiso con las empresas participadas.
Los gestores y los inversores desempeñan un papel fundamental en la asignación de capital en la economía y, por tanto, tienen la oportunidad de considerar desde el principio, independientemente de su tamaño, la financiación de la transición en el desarrollo del producto.
En la práctica, esto implica un enfoque de inversión necesariamente orientado al futuro. Las estrategias orientadas a la transición deben tener en cuenta la trayectoria futura de una empresa o participación determinada, es decir, su potencial para "ecologizarse" y reducir su propia huella de carbono, o para proporcionar los medios para que otros lo hagan. Lo más importante es que den prioridad a esta progresión por encima de una puntuación o calificación ESG puntual. Estas estrategias probablemente sólo tendrán una pequeña parte de la cartera elegible o alineada con la Taxonomía, especialmente cuando se comparan con las estrategias que excluyen ciertos sectores, o limitan la inversión a las actividades ya verdes, pero como antes, lejos de ser una deficiencia, esto pone de relieve la magnitud de la oportunidad de cambio.
Más allá de la asignación de capital, los gestores e inversores deben comprometerse con las empresas en las que invierten, tanto colectiva como individualmente, y ejercer el derecho de voto en cuestiones relacionadas con el clima. Aunque los métodos son diferentes, el objetivo subyacente es el mismo: apoyar y fomentar los esfuerzos de adaptación y mitigación del cambio climático en todos los sectores y geografías.