Motor

Mazda celebra el 30º aniversario de su histórica victoria en Le Mans

Con la victoria en 1991, Mazda se convirtió en el primer fabricante japonés de la historia en ganar en Le Mans

Mariano García Viana | Martes 17 de agosto de 2021
El Mazda 787B vencedor, con el número 55, había conseguido dar 362 vueltas al conocido circuito francés y durante las 28 paradas en boxes solamente había necesitado un rellenado de aceite, un cambio de discos y zapatas de frenos y una sustitución de la sección delantera. id:75070

A las 16:00 horas del 23 de junio de 1991, Johnny Herbert cruzaba la línea de meta de las 24 Horas de le Mans y conseguía un logro épico. Mazda se había convertido en la primera marca japonesa de la historia en ganar la carrera de resistencia más famosa del mundo, y lo hizo con un motor absolutamente único que había cautivado a los aficionados del circuito con un sonido atronador.

El Mazda 787B vencedor, con el número 55, había conseguido dar 362 vueltas al conocido circuito francés y durante las 28 paradas en boxes solamente había necesitado un rellenado de aceite, un cambio de discos y zapatas de frenos y una sustitución de la sección delantera. Aparte de eso, al R26B 787B de cuatro rotores y 700 CV solo le hizo falta repostar combustible y cambiar neumáticos para demostrar la fiabilidad, la eficiencia y el rendimiento impecables de la tecnología de motor rotativo exclusiva de Mazda.

Además de Johnny Herbert, los otros dos pilotos del coche vencedor fueron Volker Weidler y Bertrand Gachot, compañeros en la Fórmula 1. La carrera se desarrolló prácticamente sin contratiempos para este trío de jóvenes pilotos vencedores. Desde el puesto 23º en la parrilla de salida y en un inicio de carrera intenso, Weidler fue adelantando posiciones con el 787B y a las 18:00 horas el número 55 ya estaba entre los diez primeros. A mitad de carrera, a las 4 de la madrugada, el ritmo y la fiabilidad del Mazda le habían permitido situarse en tercer puesto y, a tres horas del final de la carrera, ya ocupaba la segunda plaza cuando el Mercedes-Benz que circulaba por delante tuvo que retirarse por problemas en el motor.

Así, el Mazda 787B con el dorsal 55 pudo cubrir las vueltas que faltaban y cruzar la meta alzándose con el primer puesto en la clasificación general. Fue un triunfo histórico para Japón, en una prueba que Toyota y Nissan habían intentado ganar sin éxito durante toda la época en que existió el Grupo C. Sin embargo, fue Mazda, el pequeño fabricante de Hiroshima —en términos relativos— con su motor rotativo el que se hizo con la primera victoria absoluta en Le Mans para una marca nipona. Algo que cobraba, si cabe, más importancia porque Mazda ya sabía que el motor rotativo quedaría desterrado de Le Mans en 1992. La victoria de 1991 se había conseguido in extremis: era la última oportunidad de ganar con un motor de este tipo. Con un chasis diseñado por el británico Nigel Stroud, el Mazda 787B también fue el primer coche con frenos de carbono que ganó las 24 Horas de Le Mans. Y para rematar una actuación tan espectacular, el Mazda 787B con el número 18 finalizó sexto y el Mazda 787 (del año anterior) con el número 56, octavo.

Johnny Herbert afirmó lo siguiente a propósito del Mazda 787B: “La cabina del 787B tenía un diseño precioso y cómodo, el motor rotativo era absolutamente fantástico”. Recuerda que era “suave como la seda y con una fiabilidad a prueba de balas”. Y añade: “Mazdaspeed era una escudería muy pequeña en comparación con Mercedes y Jaguar, pero en 1991 el equipo estaba en la situación perfecta por su impresionante proceso de aprendizaje durante los años anteriores”.

Seguramente, lo que recuerdan con más nitidez los aficionados que estuvieron en Le Mans en 1991 es el sonido atronador de los motores rotativos y las llamas expulsadas por el escape que iluminaban la noche mientras el trio de Mazda corría por la pista en la oscuridad. La consecución de este reconocimiento definitivo a su duro trabajo perdurará sin duda en la memoria de los ingenieros del motor rotativo de Mazda. Aunque se retiró de la competición inmediatamente después de este premio, el Mazda 787B ocupa un lugar de honor en la sede de la marca en Hiroshima. Se mantiene en perfectas condiciones de funcionamiento y sigue cautivando los corazones de los aficionados al automovilismo cada vez que da unas vueltas de exhibición.

Treinta años después de aquella victoria pionera, sigue siendo todo un icono de la competición y representa uno de los grandes hitos en los 101 años de historia de Mazda.