Pros: Septiembre, nuevos retos profesionales
El último trimestre del año es, en general, un buen momento en el que las empresas ponen en marcha nuevas campañas, marcan objetivos para el año siguiente… Por lo tanto, aquellos perfiles que buscan nuevos desafíos tienen una oportunidad excelente para contactar con los reclutadores; por encima de otros periodos, como Navidad o verano, más relacionados con las campañas específicas y donde los objetivos son más cortoplacistas. Hay que tener en cuenta que la búsqueda de nuevos retos profesionales es la principal razón por la que la gente cambia de trabajo, según el Observatorio Alares, por encima del salario económico (segunda posición).
Contras: Septiembre, más difícil diferenciarse
Es cierto que septiembre y octubre son meses de mucho ajetreo en las empresas y que todos los equipos están muy ocupados cerrando presupuestos. Aunque esto puede ser beneficioso porque surgen nuevas necesidades, también hay que tener en cuenta que los equipos directivos tendrán menos tiempo para analizar los currículos. Por eso, es muy importante saber diferenciarse de forma creativa y única, teniendo en cuenta que mucha gente busca trabajo en estas fechas y, por lo tanto, la competencia es mayor. Aún así, este periodo también es una buena oportunidad para el autoempleo y buscar nuevos contratos externos de compañías que buscan apoyo de trabajadores freelance y otras empresas para lanzar importantes campañas que se acercan, como el Black Friday o Navidad, o el año siguiente.
Los millennials, los que más rápido cambian de empleo
Un aspecto muy importante es el generacional. En general, la Generación Millennial cambia más veces de trabajo que otras generaciones. Tal y como explica Javier Benavente, Presidente de Alares, en su blog, se trata de “una generación preparada y concienciada que busca un propósito claro alineado con sus valores”. Para ellos, es muy importante contar con líderes empáticos y comprometidos con el éxito de sus equipos. También es necesario ofrecerles oportunidades para seguir formándose y aprender nuevas habilidades, junto con formas de trabajo flexibles y seguras y un equilibrio y cohesión entre la vida laboral y personal. No obstante, también hay que tener en cuenta que muchos de ellos sufrieron la crisis del 2008 justo cuando les tocaba incorporarse al mercado laboral y aún siguen buscando oportunidades que les permitan tener menos precariedad y más estabilidad. Han demostrado una capacidad de resiliencia enorme y la Economía aún tiene una asignatura pendiente con la generación más preparada de la historia.
Cuidado con el efecto cicatriz
En una situación tan delicada como los altos índices de desempleo y las dificultades económicas que atraviesan algunas empresas, el efecto cicatriz de la precariedad nos obliga a prestar atención a la hora de elegir un puesto de trabajo u otro. Dicho efecto demuestra que empezar con malos empleos aumenta el riesgo de encadenar otros malos trabajos. Por eso, es aconsejable no hacer una búsqueda y aplicación compulsiva de ofertas laborales. Hay que leer bien las condiciones, preguntar sin reparo sobre las mismas y analizar racionalmente los objetivos profesionales que queremos marcarnos. La búsqueda asertiva nos ayudará a largo plazo a construir un bienestar personal y laboral más duradero.