1. La inflación y su respectivo efecto sobre las valoraciones actuales de los modelos de negocio son uno de los elementos decisivos a corto plazo. Muchas de estas valoraciones están matemáticamente infladas por el simple hecho de descontar los flujos futuros o el crecimiento de los beneficios por acción entre una tasa libre de riesgo que a día de hoy sigue estando en terreno negativo o muy cercano a cero. Este fenómeno hace que, a través de un posible ajuste temporal de la tasa libre de riesgo por el efecto del aumento de la inflación durante los próximos meses, algunas valoraciones que vemos desorbitadas puedan tender a normalizarse y presentar mejores ratios en este sentido. Es por esto que en el corto / medio plazo podríamos encontrarnos con un aumento coyuntural de la inflación, debido a la reactivación del consumo y del turismo durante los meses estivales en Europa, que podría traer como consecuencia un pequeño ajuste o normalización de la tasa libre de riesgo, lo cual impactaría de forma positiva en las compañías que hoy integran nuestras carteras.
2. Asimismo, otros dos factores que son de interés general y que han jugado un rol muy relevante durante la última década son el propio futuro de los tipos de interés y los elementos deflacionistas. En este sentido, la disrupción y la eficiencia de la tecnología, sumándose al estancamiento de la demografía mundial nos hacen pensar que vivimos en un mundo donde será difícil, al menos durante los próximos años, volver a ver tipos de interés altos por las consecuencias directas que traería sobre la economía global en términos de consumo, crecimiento y ajuste de márgenes financieros. Los bancos centrales son conscientes de los niveles de deuda tan elevados de los estados y de los difícil que sería producir crecimiento en un ambiente de tipos de intereses altos, con lo cual, creemos que la política expansiva tiene aún mucho recorrido y que esto tendrá un efecto positivo en aquellas compañías que cuenten con modelos de negocios capaces de crecer de forma sostenible a través de una propuesta de valor disruptiva y diferencial en nichos de mercados siempre más competitivos.
Ante este panorama de fuertes presiones deflacionistas, una política expansiva que estimule el crecimiento y una inflación controlada durante los próximos años; estamos convencidos de que el éxito de una compañía en el largo plazo pasa por su capacidad de crecer de forma sostenible y estructural. En esta línea, la inversión en I+D, digitalización, talento humano, constante mejoría de su oferta de producto y servicios y expansión internacional; desempeñan un papel clave.
El market timing no es un aliado de fiar ante la imposibilidad de predecir los movimientos de corto plazo que se pueden generar en el mercado. Por esta misma razón, contar con gestores que hayan sabido anticiparse a las tendencias que han traído cambios estructurales en nuestra sociedad y que hayan podido consolidar un modelo de inversiones claro y consistente, es la mayor garantía para poder afrontar los retos disruptivos del presente y sus consecuencias directas en la capacidad de identificar aquellas compañías que aprovecharán esa disrupción para convertirse en los futuros campeones del mañana.