Factores como la sobreprotección familiar, el menor nivel formativo o los prejuicios empresariales siguen frenando la participación de los jóvenes con discapacidad en el mercado laboral: un 68% está desempleado, frente al 46% de sus coetáneos. Asimismo, sólo el 28% de los jóvenes con discapacidad en edad laboral es activo, es decir, el 72% no tiene empleo ni lo busca debido a los citados obstáculos. La tasa de actividad asciende al 37% entre el resto de los jóvenes. Según Francisco Mesonero, director general de la Fundación Adecco: “en pleno siglo XXI es hora de erradicar los prejuicios que limitan la participación de los jóvenes con discapacidad en el empleo, no sólo por una importantísima cuestión de ética o justicia social, sino porque nuestra economía les necesita para salir adelante. En una sociedad en máximos históricos de envejecimiento, hay que promover su contribución al mercado laboral y apostar por la erradicación de todas las etiquetas que siguen limitando su talento. Lo contrario, no sólo refuerza el estigma, sino que perjudica a la economía en su conjunto”.
El próximo viernes, 12 de agosto, ha sido declarado por las Naciones Unidas como el Día Internacional de la Juventud, conmemoración que busca posicionar a las nuevas generaciones como motor indiscutible para el futuro de nuestra sociedad y economía.
El compromiso y la participación de los jóvenes es esencial para lograr el desarrollo humano sostenible. Sin embargo, a menudo las oportunidades para los jóvenes de participar política, económica y socialmente son pocas o inexistentes. La participación cívica de la juventud, un objetivo principal del Plan de Acción de las Naciones Unidas para todo el sistema sobre la Juventud (Youth-SWAP), busca promover la efectiva participación ciudadana de los jóvenes en todos los niveles. (Organización de las Naciones Unidas, 2015)
Esta reflexión da cuenta de las dificultades añadidas que, actualmente, los jóvenes están encontrando para desarrollarse personal y profesionalmente, a todos los niveles: encontrar un empleo relacionado con su formación, independizarse del hogar paterno, formar una familia, etc. Obstáculos que pueden verse aún más acentuados si el joven, además, tiene un certificado de discapacidad.
Según Francisco Mesonero, director general de la Fundación Adecco: “los jóvenes con discapacidad encuentran barreras adicionales en su búsqueda de empleo, en forma de anacrónicos prejuicios y estereotipos que siguen asociando la discapacidad con escasa productividad, dependencia o costes para las empresas. En pleno siglo XXI es hora de erradicar estos estigmas, no sólo por una importantísima cuestión de ética o justicia social, sino porque nuestra economía les necesita para salir adelante. En una sociedad en máximos históricos de envejecimiento, hay que promover la participación de los jóvenes con discapacidad en el mercado laboral y apostar por la erradicación de todas las etiquetas que siguen limitando su talento. Lo contrario, no sólo refuerza el estigma, sino que perjudica a la economía en su conjunto”.
La Fundación Adecco ha encuestado a 800 jóvenes con certificado de discapacidad para profundizar en diferentes cuestiones relacionadas con el empleo.
Desigual participación en el mercado laboral
La participación de los jóvenes con discapacidad en el mercado laboral es inferior a la de sus coetáneos. Así, sólo el 28% de los menores de 25 años es activo, frente al 37% de media general.
En otras palabras, el 72% de los jóvenes con discapacidad en edad laboral no tiene empleo ni lo busca. Si bien la razón, en algunos casos, está justificada porque aún se encuentran estudiando, en otros muchos viene dada por elementos como la sobreprotección familiar, que frena el acceso a la formación y al mercado laboral de los jóvenes con discapacidad, así como el desconocimiento y la falta de recursos a la hora de afrontar la búsqueda de empleo; es decir, dudas sobre el tipo de trabajo al que optar, temor, etc.
Esta desigualdad también se hace patente en la tasa de paro: un 68% de los jóvenes con discapacidad está desempleado, frente al 46% de los que no la tienen.