Motor

SsangYong Tivoli Grand G15T 4x2

Como ya ocurrió con la anterior generación, el Tivoli crece para convertirse en un monovolumen, con aspiración a SUV, de respetables dimensiones

Mariano García Viana | Jueves 30 de septiembre de 2021
El Tivoli Grand es una evolución del XLV, en la que se han introducido algunos sutiles cambios, los suficientes para que, conservando la misma silueta, se configure como un modelo nuevo. id:76346

Al igual que su hermano pequeño el Tivoli “corto”, el Grand emplea la nueva plataforma construida en acero de alta resistencia y acero de ultra resistencia, lo que da al conjunto una robustez y con gran resistencia estructural a la torsión, que mejora la estabilidad, a la vez que permite aligerar el peso y diseñar con más exactitud las zonas de deformación programada en caso de accidente.

Su atrevida línea, después de los últimos cambios llevados a cabo para modernizar aún más ese exclusivo aspecto, hacen que se separe del anterior XLV y alcance su propia personalidad. Esta comienza por el frontal, donde destaca claramente el elaborado paragolpes, con zonas del color de la carrocería, otras de color negro, para las entradas de aire y otras con líneas cromadas. Además, sus propias y originales formas “protegen” los faros antiniebla, mientras que los principales, con tecnología led, se sitúan en la parte más alta, a cada lado de la estrecha entrada de aire superior en cuyo centro se encuentra el logotipo de la marca. Los citados faros, con silueta trapezoidal, contienen la luz de día de led y se prolongan por los laterales de la carrocería. El capó, por su parte, es bastante horizontal, al contrario que el muy inclinado parabrisas y dispone de unas originales nervaduras.

Lateralmente el Tivoli Grand, sigue “marcando estilo”, como también lo hace el Tivóli “corto”. Así, los pasos de rueda, en realidad en toda la aleta, muestran un abultamiento marcado por una arista que comienza a la altura del faro, da la forma del paso de rueda, aunque esté mucho más abajo, se prologa por las puertas y se diluye cuando coincide con la arista que marca el abultamiento de la aleta trasera, que termina en esa puerta y se prolonga hasta el piloto trasero que discurre por el lateral de la carrocería. Una hendidura, también marcada por una arista recorre la parte baja de las puertas. Pero la mayor novedad en esta versión “larga”, claro está en la incorporación de una tercera ventanilla, separada de la puerta trasera por un ancho pilar C y porque esa ventanilla es como una prolongación lateral de la luneta, muy al estilo de la Clase M de Mercedes. En la trasera destacan los citados grupos ópticos con tecnología led y analógica en sus distintas funciones, con un tamaño realmente grande pues se prolongan tanto lateralmente como “invadiendo” el terreno del portón. La luneta, un tanto estrecha, esta coronada por un alerón de generosas dimensiones, mientras que el portón, con sus correspondientes formas originales, que queda un tanto alto en su apertura inferior, lo que dificulta algo las operaciones de carga y descarga y un paragolpes si no tan elaborado como el delantero, si con sus propias formas, lo que hace que en general esta visión trasera, aunque muy personal como el resto del coche, resulte un tanto abigarrada.

El amplio, pero un tanto estrecho habitáculo, no tiene la misma creatividad que la carrocería, pero tampoco esta exento de personalidad. El salpicadero tiene una forma un tanto envolvente que hace que se prolongue sin solución de continuidad por la parte superior del guarnecido de las puertas. En él destaca sobre manera el cuadro de instrumentos que, protegido por una generosa visera, es en realidad una pantalla de 10,25”, contiene dos grandes indicadores, ofreciendo la información para cuentavueltas y velocímetro que, por cierto, se puede personalizar con varias opciones disponibles. Entre ambos indicadores se encuentra una zona que, entre otras, ofrece las informaciones del ordenador de forma clara y a buen tamaño, la emisora seleccionada, la velocidad en guarismos, etc, y hasta la posición de las ruedas delanteras. A la misma altura, pero en el centro del salpicadero se sitúa la pantalla multifunción de 8”, que ofrece muchas posibilidades y tiene un fácil manejo táctil y complementada por otros interruptores situados bajo ella. El potente climatizador, y decimos potente sin exagerar lo más mínimo, sus mandos y otros auxiliares ocupan casi toda la parte central de la consola, mientras que las salidas de aire tienen un buen tamaño, tanto las laterales como las centrales que coronan la citada pantalla.

Los asientos, como el resto de elementos que nos rodean, transmiten una buena terminación y unas calidades de materiales más que correctas y a la altura incluso de coches de segmentos superiores y desde luego mucho más caros. Los delanteros, al igual que los traseros, son de piel en los laterales y de tejido agradable en el centro. Sujetan bien el cuerpo y adaptarse a ellos y la postura de conducción no plantea ningún problema. En el trasero echamos de menos que no se puedan desplazar longitudinalmente, pero si se puede el respaldo inclinar hasta 32,5º y la verdad es que también resultan confortables, incluso el ocupante central podrá viajar con cierta comodidad, siempre que no sea muy voluminoso, debido a que el mullido no es duro como en la mayoría de los coches. Tanto en la parte delantera como en la zona trasera, existen amplios huecos portaobjetos, como en la consola, en las puertas, reposabrazos central e incluso un sistema de sujeción a través de bandas elásticas tras los asientos delanteros.

Si bien es cierto que se trata de un modelo con un gran espacio interior al igual que el Tívoli del que deriva, la zona de carga del maletero es la que brilla con luz propia. Con 720 litros de capacidad total de maletero, el nuevo Tívoli Grand se posiciona como el mejor de su categoría en volumen de carga. Incluso tomando la medida del volumen hasta la bandeja cubre maletero, los 574 litros con esta configuración hacen que se pueda comparar con espacios de carga del segmento familiar (segmento D). Con la segunda fila de asientos abatida (posibilidad de abatir en proporción 60/40), el volumen aumenta hasta los 1.440 litros y la longitud de carga de 1.879 mm supone espacio suficiente para transportar una bicicleta de adulto sin necesidad de quitarle las ruedas. El doble piso en el maletero ayuda a almacenar objetos de menor tamaño para que no rueden por toda la superficie principal cuando el vehículo está en movimiento. Además, el suelo está dividido en dos secciones y cuenta con una función que permite crear un separador de carga poniendo en posición vertical una de las mencionadas secciones.

El nuevo Tívoli Grand incorpora un gran número de elementos de seguridad, como en el caso de la pasiva, los siete airbags, cinturones con doble pretensor y limitador de carga y la ya mencionada plataforma con estructuras de deformación programada que garantiza la máxima protección a ocupantes en caso de impacto. En lo que se refiere a la seguridad activa podemos destacar interesantes sistemas como como el control de descenso en pendientes, la ayuda al arranque en pendientes, el sistema anti-deslumbramiento automático, cámara trasera o el control de crucero; y por supuesto el sistema de control de tracción y el sistema de control de estabilidad que incluye el programa de control antivuelco.

El motor que monta el Tivoli Grand es un 1.497 c.c., que desarrolla una potencia de 163 CV entre 5.000 y 5.500 vueltas, mientras que el par se sitúa en los 280 Nm entre 1.500 y 4.000 r.p.m. Una mecánica que sin ser especialmente brillante, si pudiéramos calificar como discreta, es decir que su nivel sonoro es muy bajo y cumple su cometido sin estridencias aunque le subamos mucho de vueltas. Las prestaciones se sitúan en esa misma línea que pudiéramos llamar de discreción, con una velocidad máxima de 181 km/h y un consumo de poco más de 6 litros, que si tuviera la función de Star&Stop podría verse reducido sobre todo en ciudad. El coche se deja llevar con suavidad y cierta eficacia, a lo que contribuye, por un lado, una dirección bastante directa y una caja de cambios manual de 6 velocidades, que tiene las relaciones muy bien estudiadas para las características del motor, permitiendo un manejo de la misma, suave y preciso. Con sus casi 4 metros y medio de largo, el Tivoli Grand pudiera dar a entender que en el tráfico urbano se mostrara algo torpe, pero nada más lejos de la realidad, se maneja fácilmente y como si ocupara menos sitio de lo real, además su buena visibilidad permite maniobrar sin problemas. En carretera, que es donde realmente se encuentra más “a su gusto”, puede mantener una velocidad de crucero alta y con un gran aplomo al circular. El equipo de frenos es correcto, sin más y detiene el coche sin problemas.

En definitiva un coche amplio por dentro y relativamente grande por fuera, práctico y versátil, con una eficiente mecánica y sobre todo con una excelente relación precio-calidad.


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