Los híbridos ofrecen una atractiva combinación de riesgo y rentabilidad para los inversores en un entorno de bajos tipos de interés, ya que las empresas con grado de inversión pagan cupones relativamente altos en sus bonos híbridos debido a su vinculación con los bonos senior de menor rendimiento.
Esperamos que la tendencia positiva continúe hasta 2022. Los inversores están ávidos de cualquier aumento de rentabilidad, mientras que los emisores probablemente se planteen refinanciar de forma anticipada sus bonos híbridos que venzan este año o el siguiente para aprovechar las favorables condiciones de financiación.
Aunque los continuos programas de compra de bonos del BCE indican que los tipos se mantendrán bajos durante algún tiempo, la persistente preocupación por el impacto de la pandemia en la actividad económica, a medida que surjan nuevas variantes del coronavirus, animará a las empresas a reforzar su liquidez y proteger sus balances. Esto lo pueden lograr, en parte, emitiendo bonos híbridos que pueden conllevar un coste de financiación inferior al de las emisiones anteriores si hay suficiente demanda.
La fuerte demanda por parte de los inversores ha ayudado a los emisores a conseguir unos diferenciales más ajustados, especialmente en el caso de los híbridos verdes. El volumen de bonos híbridos verdes ha aumentado hasta los 6.700 millones de euros en lo que va de año, frente a los cerca de 4.000 millones de euros de 2020.
Las empresas de servicios públicos intensivas en capital y las empresas integradas de petróleo y gas siguen siendo los principales emisores de bonos híbridos, seguidos por las compañías inmobiliarios y las de telecomunicaciones. Y siguen entrando nuevos actores en el segmento de los híbridos, como la inmobiliaria sueca Castellum AB, con una emisión de 1.000 millones de euros destinada en parte a financiar una adquisición.