1- Disfruta la naturaleza en el “cinturón verde” de Burgos
Para deleitarse con los colores otoñales no es necesario salir de la ciudad, y es que Burgos ofrece una amplia variedad de parques y zonas verdes ideales para visitar en esta época del año. El Parque del Castillo, el Parral, Fuentes Blancas o el Paseo de la Isla son algunos de los mejores entornos para olvidarse del asfalto y disfrutar de la naturaleza. Este último, de casi 1 kilómetro de longitud, discurre paralelo al río Arlanzón y ofrece una gran variedad de vegetación salpicada de obras de arte como los Arcos de Castifalé entre otros. El parque del Parral, de más de 11 hectáreas, es otra de las atracciones naturales destacadas de la ciudad. Un espacio surcado por caminos que invitan a atravesarlo y disfrutar de sus árboles centenarios.
2- Saborea Burgos
Hablar de la gastronomía burgalesa es hablar de morcilla y lechazo, los platos típicos por excelencia. Pero no solo eso ya que la ciudad tiene mucho que ofrecer en materia culinaria, no en vano posee la distinción de Ciudad Creativa de la Gastronomía por la UNESCO. Por ello visitar Burgos te garantizará una experiencia gastronómica inmejorable con un sinfín de variedades que se pueden disfrutar en los mejores restaurantes de la ciudad, así como una amplia oferta de pinchos típicos.
En Burgos se respira el peso de la historia y es aquí donde los vinos tienen la fuerza y el carácter de siglos de tradición. Los amantes de la cultura vitivinícola y el enoturismo encontrarán en Burgos el lugar perfecto para disfrutar de los mejores vinos en el corazón de la ciudad. Excursiones cercanas ya que a pocos kilómetros podemos encontrar alguna de las bodegas emblemáticas de la Denominación de Origen Ribera del Duero y a tan sólo 30 minutos se pueden contemplar los viñedos de la D.O Arlanza que aportan caldos cuya uva es sometida a fuertes contrastes térmicos, lo que aporta el vino un aroma y sabor intensos.
3- Conoce a tus antepasados en el Museo de la Evolución Humana
Desde el Espolón, en la otra orilla del Arlanzón se descubre el contrapunto cultural de la ciudad. Convertido en todo un referente científico y turístico de relieve internacional, el Museo de la Evolución Humana (MEH), diseñado por el prestigioso arquitecto Juan Navarro Baldeweg, invita a sumergirse de lleno en el origen y la evolución del hombre de una forma muy didáctica y amena. Aquí el visitante podrá descubrir fósiles originales de los primeros europeos encontrados en los yacimientos de la Sierra de Atapuerca. Además, el MEH permite descubrir curiosidades como una cuidada réplica del Beagle, bergantín de Charles Darwin, un original cerebro elaborado con cables eléctricos o unas impactantes reproducciones de los homínidos protagonistas de la evolución, realizados por la escultora francesa Elisabeth Daynès y cuyo realismo es espectacular.
4- El lado más espiritual de la ciudad
Unidos por los parques de La Isla, La Quinta y Fuente del Prior se encuentran dos de los monumentos imprescindibles para entender la historia burgalesa: el monasterio de Las Huelgas Reales y la Cartuja de Miraflores.
La originalidad del monasterio de las Huelgas Reales, construido entre los siglos XII y XIII, radica en que en su interior conviven los elementos más típicos del arte cristiano con algunas construcciones de raíz musulmana. Un lugar que ha sido declarado Monumento Histórico-Artístico y que fue durante mucho tiempo panteón real y lugar de recogimiento espiritual para las damas de la nobleza castellana. En la actualidad alberga en su interior el Museo de Ricas Telas, donde se exponen vestidos y trajes de la época medieval.
Por su parte la Cartuja de Miraflores es un bello conjunto gótico que se erige en el parque de Fuentes Blancas, a tres kilómetros de Burgos y que muestra una simbiosis perfecta entre equilibrio y elegancia. Construida en torno a una iglesia, junto a la que existen dos claustros y un conjunto de edificios para los usos de los monjes cartujos, una orden fundada por San Bruno en el siglo XI, a la que se considera como una de las más austeras de la Iglesia.
5- La Catedral de Santa María: un símbolo del arte gótico
La catedral burgalesa es un gigantesco libro abierto que narra sobre piedra gran parte de la historia del arte en España y que atrae cada año a los amantes más fervientes de la cultura. Además, este año se celebra el VIII centenario de este icono que se alza inconfundible sobre el perfil de la ciudad. Ahora, sus visitantes podrán descubrir este Patrimonio Mundial de la Unesco desde una perspectiva única a través de ocho miradores que constituyen una de las rutas estrella de 2021.
Un recorrido que comienza en el Museo de la Evolución Humana (MEH), donde su novedoso mirador ofrece una atractiva panorámica del centro histórico de la ciudad presidida por el inconfundible perfil de la Catedral. El Teatro Principal señala una de las entradas al paseo del Espolón, donde se encuentra la segunda parada de esta ruta homenaje. Muy cerca de aquí se encuentra el tercer punto de este mapa: la Plaza Mayor. Para continuar este recorrido hay que dirigirse a la plaza de La Flora y adentrarse en Las Llanas. Aquí, para contemplar la mejor perspectiva de la cabecera del icono monumental de la ciudad hay que subir la escalera que se encuentra en la calle de Fernán González donde se ubica este lugar privilegiado. La quinta parada se encuentra en las inmediaciones de la histórica fortaleza de la ciudad, en el Castillo de Burgos, desde donde se vislumbra la más completa imagen de la Catedral.
Casi llegando al final de esta ruta, cruzando el río Arlanzón, se encuentra el puente de Bessón. Aquí las panorámicas del templo catedrático interactúan con la parte de la ciudad más burguesa y decimonónica. Caminando por el paseo de la Merced se llega a la última parada de este recorrido: el puente de Santa María, que da entrada al casco antiguo de la ciudad. Un recorrido completo con el que los visitantes podrán contemplar La Catedral desde diferentes perspectivas.