La conversación animosa, esperanzadora, que desprende orgullo de patria y construcción de una vida mejor, me la llevo, ¿cuánto tiempo he estado?, y en mi interior percibo una velocidad calurosa en la sangre que golpea mi cabeza con la convicción del chófer, de la camarera, de la familia, hablando de paz, de Nicaragua que ha crecido, que se ha hecho gigante como la figura de Sandino en la Loma de Tiscapa y contempla, igual que éstos nicaragüenses, su tierra bendita y libre que el imperio, haciendo nuestras las palabras del gran Rubén Darío ansía “clavarle la mandíbula y conseguir un bocado estupendo”, no obstante, el país cuenta con un pueblo organizado, trabajador que la sabe defender.
La noche rinde en el silencio la caricia del descanso reparador
Desde las 6,30 horas, habiendo amanecido, me voy andando por calles y avenidas, y se siente la tranquilidad que beneficia el mañana. Puestos de venta de todo tipo, comida y bebida, floristerías, talleres pulperías, parrillas, casas de arreglos diversos, leo: Escuela de manejo, leo: Licorería, leo: Frutas, y yo añado: del paraíso, y todo se encuentra ante mis ojos, como si los pusiese en las estrellas conforme mis pies pisan el suelo, y centros de vacunación en los que la gente espera a la entrada en asientos preparados para la ocasión, vacunas Abdala, Sputnik, y me digo otra vez: al pueblo trabajador lo mejor, hay centros abiertos en cada barrio y en todo el país, me informan los mismos asistentes, hasta sumar más de mil; y sigo andando, pregunto por la Avenida de Simón Bolívar a Chávez, y añado: ¿le gustan a usted los dos caballeros?, la respuesta es rápida y unánime antes de decirme que calle es: ¡Son los nuestros, señor!; les digo: ¿va usted a votar?: ¡¿Claro que sí?!; ¿quién es su favorito?: ¡Siempre Daniel, el comandante!, ¡el Frente!
Y la conversación se desdobla, parece que tiene eco pues vienen más a ratificar mejoras, cambios, trabajo, comida, escuelas, cursos de formación, y un sinnúmero de proyectos sociales que me señalan, con lo que veo que la vida hierve, bulle, vibra en la continua mayoría.
Banderas del FSLN y de Nicaragua en muchas ventanas y balcones, en puestos callejeros donde se vende cualquier cosa que se pueda necesitar, economía popular que ocupa a una parte importante de la población.
El día 7, se va a confirmar la sospecha más bella, la Revolución sigue y sigue.
Desde Managua para que sepan ustedes.